15 de enero de 2016

EN EL 97 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROSA LUXEMBURG Y KARL LIEBKNECHT

Último texto escrito por Rosa Luxemburg el 14 de Enero de 1919, el día antes de su asesinato por orden del ministro socialdemócrata (SPD) Friedrich Ebert a manos de las milicias fascistas de los “Freikorps”:

El orden reina en Berlín

Rosa Luxemburg, 14 de enero de 1919

"El orden reina en Varsovia", anunció el ministro Sebastiani a la Cámara de París en 1831 cuando, después de haber lanzado su terrible asalto sobre el barrio de Praga, la soldadesca de Paskievitch había entrado en la capital polaca para dar comienzo a su trabajo de verdugos contra los insurgentes.

¡El orden reina en Berlín!”, proclama triunfante la prensa burguesa, proclaman Ebert y Noske (1), proclaman los oficiales de las “tropas victoriosas” a las que la chusma pequeñoburguesa de Berlín acoge en las calles agitando sus pañuelos y lanzando sus ¡hurras! La gloria y el honor de las armas alemanas se han salvado ante la historia mundial. Los lamentables vencidos de Flandes y de las Ardenas han restablecido su renombre con una brillante victoria sobre... los 300 “espartaquistas” del Vorwärts. Las gestas del primer y glorioso avance de las tropas alemanas sobre Bélgica, las gestas del general von Emmich, el vencedor de Lieja, palidecen ante las hazañas de Reinhardt y Cía., en las calles de Berlín. Parlamentarios que habían acudido a negociar la rendición del Vorwärts asesinados, destrozados a golpes de culata por la soldadesca gubernamental hasta el punto de que sus cadáveres eran completamente irreconocibles, prisioneros colgados de la pared y asesinados de tal forma que tenían el cráneo roto y la masa cerebral esparcida: ¿quién piensa ya a la vista de estas gloriosas hazañas en las vergonzosas derrotas ante franceses, ingleses y americanos? “Espartaco” (2) se llama el enemigo y Berlín el lugar donde nuestros oficiales entienden que han de vencer. Noske, el “obrero”, se llama el general que sabe organizar victorias allí donde Ludendorff ha fracasado.

¿Cómo no pensar aquí en la borrachera de victoria de la jauría que impuso el “orden” en París, en la bacanal de la burguesía sobre los cadáveres de los luchadores de la Comuna? ¡Esa misma burguesía que acaba de capitular vergonzosamente ante los prusianos y de abandonar la capital del país al enemigo exterior para poner pies en polvorosa como el último de los cobardes! Pero frente a los proletarios de París, hambrientos y mal armados, contra sus mujeres e hijos indefensos, ¡cómo volvía a florecer el coraje viril de los hijitos de la burguesía, de la “juventud dorada”, de los oficiales! ¡Cómo se desató la bravura de esos hijos de Marte humillados poco antes ante el enemigo exterior ahora que se trataba de ser bestialmente crueles con indefensos, con prisioneros, con caídos!

¡El orden reina en Varsovia!”, “¡El orden reina en París!”, “¡El orden reina en Berlín!”, esto es lo que proclaman los guardianes del “orden” cada medio siglo de un centro a otro de la lucha histórico-mundial. Y esos eufóricos “vencedores” no se percatan de que un “orden” que periódicamente ha de ser mantenido con esas carnicerías sangrientas marcha ineluctablemente hacia su fin. ¿Qué ha sido esta última “Semana de Espartaco” en Berlín, qué ha traído consigo, qué enseñanzas nos aporta? Aun en medio de la lucha, en medio del clamor de victoria de la contrarrevolución han de hacer los proletarios revolucionarios el balance de lo acontecido, han de medir los acontecimientos y sus resultados según la gran medida de la historia. La revolución no tiene tiempo que perder, la revolución sigue avanzando hacia sus grandes metas aun por encima de las tumbas abiertas, por encima de las “victorias” y de las “derrotas”. La primera tarea de los combatientes por el socialismo internacional es seguir con lucidez sus líneas de fuerza, sus caminos.

¿Podía esperarse una victoria definitiva del proletariado revolucionario en el presente enfrentamiento, podía esperarse la caída de los Ebert-Scheidemann y la instauración de la dictadura socialista? Desde luego que no si se toman en consideración la totalidad de los elementos que deciden sobre la cuestión. La herida abierta de la causa revolucionaria en el momento actual, la inmadurez política de la masa de los soldados, que todavía se dejan manipular por sus oficiales con fines antipopulares y contrarrevolucionarios, es ya una prueba de que en el presente choque no era posible esperar una victoria duradera de la revolución. Por otra parte, esta inmadurez del elemento militar no es sino un síntoma de la inmadurez general de la revolución alemana.

El campo, que es de donde procede un gran porcentaje de la masa de soldados, sigue sin estar apenas tocado por la revolución. Berlín sigue estando hasta ahora prácticamente aislado del resto del país. Es cierto que en provincias los centros revolucionarios –Renania, la costa norte, Braunschweig, Sajonia, Württemberg- están con cuerpo y alma al lado de los proletarios de Berlín. Pero lo que sobre todo falta es coordinación en la marcha hacia adelante, la acción común directa que le daría una eficacia incomparablemente superior a la ofensiva y a la rapidez de movilización de la clase obrera berlinesa. Por otra parte, las luchas económicas, la verdadera fuerza volcánica que impulsa hacia adelante la lucha de clases revolucionaria, están todavía –lo que no deja de tener profundas relaciones con las insuficiencias políticas de la revolución apuntadas– en su estadio inicial.

De todo esto se desprende que en este momento era imposible pensar en una victoria duradera y definitiva. ¿Ha sido por ello un “error” la lucha de la última semana? Sí, si se hubiera tratado meramente de una “ofensiva” intencionada, de lo que se llama un “putsch”. Sin embargo, ¿cuál fue el punto de partida de la última semana de lucha? Al igual que en todos los casos anteriores, al igual que el 6 de diciembre y el 24 de diciembre: ¡una brutal provocación del gobierno! Igual que el baño de sangre a que fueron sometidos manifestantes indefensos de la Chausseestrasse e igual que la carnicería de los marineros, en esta ocasión el asalto a la jefatura de policía de Berlín fue la causa de todos los acontecimientos posteriores. La revolución no opera como le viene en gana, no marcha en campo abierto, según un plan inteligentemente concebido por los “estrategas”. Sus enemigos también tienen la iniciativa, sí, y la emplean por regla general más que la misma revolución.

Ante el hecho de la descarada provocación por parte de los Ebert-Scheidemann, la clase obrera revolucionaria se vio obligada a recurrir a las armas. Para la revolución era una cuestión de honor dar inmediatamente la más enérgica respuesta al ataque, so pena de que la contrarrevolución creciese con su nuevo paso adelante y de que las filas revolucionarias del proletariado y el crédito moral de la revolución alemana en la Internacional sufriesen grandes pérdidas.

Por lo demás, la inmediata resistencia que opusieron las masas berlinesas fue tan espontánea y llena de una energía tan evidente que la victoria moral estuvo desde el primer momento de parte de la “calle”.

Pero hay una ley vital interna de la revolución que dice que nunca hay que pararse, sumirse en la inacción, en la pasividad después de haber dado un primer paso adelante. La mejor defensa es el ataque. Esta regla elemental de toda lucha rige sobre todos los pasos de la revolución. Era evidente –y haberlo comprendido así testimonia el sano instinto, la fuerza interior siempre dispuesta del proletariado berlinés– que no podía darse por satisfecho con reponer a Eichhorn en su puesto. Espontáneamente se lanzó a la ocupación de otros centros de poder de la contrarrevolución: la prensa burguesa, las agencias oficiosas de prensa, el Vorwärts. Todas estas medidas surgieron entre las masas a partir del convencimiento de que la contrarrevolución, por su parte, no se iba a conformar con la derrota sufrida, sino que iba a buscar una prueba de fuerza general.

Aquí también nos encontramos ante una de las grandes leyes históricas de la revolución frente a la que se estrellan todas las habilidades y sabidurías de los pequeños “revolucionarios” al estilo de los del USP, que en cada lucha sólo se afanan en buscar una cosa, pretextos para la retirada. Una vez que el problema fundamental de una revolución ha sido planteado con total claridad -y ese problema es en esta revolución el derrocamiento del gobierno Ebert-Scheidemann, en tanto que primer obstáculo para la victoria del socialismo- entonces ese problema no deja de aparecer una y otra vez en toda su actualidad y con la fatalidad de una ley natural; todo episodio aislado de la lucha hace aparecer el problema con todas sus dimensiones por poco preparada que esté la revolución para darle solución, por poco madura que sea todavía la situación. “¡Abajo Ebert-Scheidemann!”, es la consigna que aparece inevitablemente a cada crisis revolucionaria en tanto que única fórmula que agota todos los conflictos parciales y que, por su lógica interna, se quiera o no, empuja todo episodio de lucha a sus más extremas consecuencias.

De esta contradicción entre el carácter extremo de las tareas a realizar y la inmadurez de las condiciones previas para su solución en la fase inicial del desarrollo revolucionario resulta que cada lucha se salda formalmente con una derrota. ¡Pero la revolución es la única forma de “guerra” -también es ésta una ley muy peculiar de ella- en la que la victoria final sólo puede ser preparada a través de una serie de “derrotas”!

¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones modernas y del socialismo? La primera llamarada de la lucha de clases en Europa, el levantamiento de los tejedores de seda de Lyon en 1831, acabó con una severa derrota. El movimiento cartista en Inglaterra también acabó con una derrota. La insurrección del proletariado de París, en los días de junio de 1848, finalizó con una derrota asoladora. La Comuna de París se cerró con una terrible derrota. Todo el camino que conduce al socialismo -si se consideran las luchas revolucionarias- está sembrado de grandes derrotas.

Y, sin embargo, ¡ese mismo camino conduce, paso a paso, ineluctablemente, a la victoria final! ¡Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas “derrotas”, de las que hemos sacado conocimiento, fuerza, idealismo! Hoy, que hemos llegado extraordinariamente cerca de la batalla final de la lucha de clases del proletariado, nos apoyamos directamente en esas derrotas y no podemos renunciar ni a una sola de ellas, todas forman parte de nuestra fuerza y nuestra claridad en cuanto a las metas a alcanzar.

Las luchas revolucionarias son justo lo opuesto a las luchas parlamentarias. En Alemania hemos tenido, a lo largo de cuatro decenios, sonoras “victorias” parlamentarias, íbamos precisamente de victoria en victoria. Y el resultado de todo ello fue, cuando llegó el día de la gran prueba histórica, cuando llegó el 4 de agosto de 1914, una aniquiladora derrota política y moral, un naufragio inaudito, una bancarrota sin precedentes. Las revoluciones, por el contrario, no nos han aportado hasta ahora sino graves derrotas, pero esas derrotas inevitables han ido acumulando una tras otra la necesaria garantía de que alcanzaremos la victoria final en el futuro.

¡Pero con una condición! Es necesario indagar en qué condiciones se han producido en cada caso las derrotas. La derrota, ¿ha sobrevenido porque la energía combativa de las masas se ha estrellado contra las barreras de unas condiciones históricas inmaduras o se ha debido a la tibieza, a la indecisión, a la debilidad interna que ha acabado paralizando la acción revolucionaria?

Ejemplos clásicos de ambas posibilidades son, respectivamente, la revolución de febrero en Francia y la revolución de marzo alemana. La heroica acción del proletariado de París en 1848 ha sido fuente viva de energía de clase para todo el proletariado internacional. Por el contrario las miserias de la revolución de marzo en Alemania han entorpecido la marcha de todo el moderno desarrollo alemán igual que una bola de hierro atada a los pies. Han ejercido su influencia a lo largo de toda la particular historia de la Socialdemocracia oficial alemana llegando incluso a repercutir en los más recientes acontecimientos de la revolución alemana, incluso en la dramática crisis que acabamos de vivir.

¿Qué podemos decir de la derrota sufrida en esta llamada Semana de Espartaco a la luz de las cuestiones históricas aludidas más arriba? ¿Ha sido una derrota causada por el ímpetu de la energía revolucionaria chocando contra la inmadurez de la situación o se ha debido a las debilidades e indecisiones de nuestra acción?

¡Las dos cosas a la vez! El carácter doble de esta crisis, la contradicción entre la intervención ofensiva, llena de fuerza, decidida, de las masas berlinesas y la indecisión, las vacilaciones, la timidez de la dirección ha sido uno de los datos peculiares del más reciente episodio.

La dirección ha fracasado. Pero la dirección puede y debe ser creada de nuevo por las masas y a partir de las masas. Las masas son lo decisivo, ellas son la roca sobre la que se basa la victoria final de la revolución. Las masas han estado a la altura, ellas han hecho de esta “derrota” una pieza más de esa serie de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y por eso, del tronco de esta “derrota” florecerá la victoria futura.

¡El orden reina en Berlín!”, ¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya “se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto” y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas: ¡Fui, soy y seré!




11 de enero de 2016

2016: VIVIREMOS UN AÑO INTERESANTE

Por Marat

Una maldición china dice “Ojalá vivas tiempos interesantes”. La ironía de esa frase que aparenta ser un deseo noble está en que encierra una intención torcida respecto a su destinatario. Y es que la mayoría de los seres humanos, aunque pueda soñar con aventuras, que le proporcionen fama y admiración, en realidad desean la paz y la tranquilidad de los días que se suceden sin grandes hechos que alteren sus vidas. 

Estoy convencido de que estamos dentro de una larga fase de destrucción -esperar al Kondratieff expansivo es ya como esperar a Godot- que en lo económico tuvo su punto de arranque oficial en la crisis de 1973, que ha tenido sus impactos en la política y en otro desorden de cosas mucho más amplio y general que deberíamos llamar crisis de civilización pero que, por necesidades de acotar al límite de un artículo, no abordaré aquí. 

Siendo que 2015, el supuesto y publicitado año de la recuperación, se ha demostrado como un espejismo propagandístico de la bicicleta estática del capital y que es de esperar que la crisis económica se profundice, 2016 será uno de tantos años de la larga serie que compone la que puede ser definido como la era senil del capitalismo. 

Pero ya que es habitual que a cada año que acaba y cada año que se inicia se los cierre y abra  respectivamente con resúmenes y con perspectivas, uno no puede sustraerse a ese comportamiento, razón por la que marco, dentro de la etapa de decadencia de la sociedad mercantil, 2016 como año de quiebra de las ilusiones de recuperación de la crisis y de la vuelta a la felicidad del consumo de las clases medias.  

Vamos a ello. 

1.-UN COLAPSO AÚN MÁS DEVASTADOR QUE EL DE 2008 EN LA ECONOMÍA CAPITALISTA GLOBAL:
El jueves 4 de Enero de 2016 las bolsas mundiales sufrieron una catástrofe sin paliativos. China cerraba sus bolsas ante caídas superiores al 7%. Ese mismo día las bolsas USA abrían con la mayor caída del índice Dow Jones en 84 años. El Nasdaq caía un 2,93%, por debajo de la barrera psicológica de los 9.000 puntos. El Standard & Poor´s caía a 2,40% también por debajo de los 2.000 puntos. La bolsa de Fráncfort descendía por debajo del 4%. El parqué de Tokio se dejó al cierre el 3,06%. En España el IBEX35 retrocedía hasta el 2,70% y la bolsa descendía por debajo de los 9.300 puntos. 

Tras el paréntesis de la “polémica” tontuna de las cabalgatas de Reyes, creada por el PP y Podemos, jaleada por los medios de desinformación del capital y seguida como gran problema nacional por la hinchada de ambos, como cortina de humo para no hablar de pobreza, desigualdad social, paro, pérdida de derechos sociales y fin del espejismo de recuperación con el que los partidos del sistema (todos los parlamentarios) contaban para vendernos el fin del “período especial” español, llegó la reválida el jueves 7 de Enero. 

Las bolsas chinas volvían a cerrar sólo media hora después de su apertura, en la madrugada española, con caídas superiores a las del día 4. Esta vez los resultados fueron aún peores que el pasado lunes 4: fuertes desplomes de un 7,32% en Shanghái y de otro 8,35% en Shenzhen. Eso a pesar de los 20.000 millones de dólares (130.000 millones de yuanes) que el Banco Central chino inyectó a su sistema financiero el martes 5 de Enero. 

Los superbazookas de dinero de la FED en USA, del BCE en la UE y de China recientemente, a pesar de repetirse sistemáticamente no están funcionando. Las expectativas de que el próximo lunes 11 de Enero, fecha del fin del bloqueo a la venta de acciones por parte de grandes accionistas (con más del 5% de títulos de una compañía) decretada por 6 meses por el gobierno chino, las acciones perderán valor desató el pánico en las bolsas chinas, intentando los accionistas recoger beneficios anticipadamente ante la eventualidad de que éstas pierdan buena parte de su valor. 

En Japón el índice Nikkei se dejaba el 2,33%. En Estados Unidos el Dow Jones 1,47% y el Standard & Poor´s un 1,31%. Fráncfort 3,17%. Lóndes 2,57%. 

Por su parte, la bolsa española caía un 3,25% (IBEX35) y se colocaba aún peor que el pasado lunes, por debajo de los 8.900 puntos. Recordemos que en los buenos tiempos de formación de la burbuja especulativa, cuando todo era optimismo y Champions League, en palabras del Presidente del Gobierno español más incompetente desde 1997, José Luis Rodríguez-Zapatero, el parqué llegó a los 12.000 puntos. Mientras tanto el infame programa Al Rojo Vivo del canal televisivo La Sexta, perteneciente al mismo grupo editorial del diario progubernamental y ultraderechista “La Razón”, continuaba con la resaca del “tontín topic” sobre carrozas, reinas magas y cabalgatas, aplaudiendo las “ocurrencias” de la alcaldesa de Madrid. 

Sin embargo, y a pesar de que el 11 de Enero las acciones bloqueadas en el parqué chino ya estaban liberadas, este lunes las bolsas chinas nos despertaban con otra gran caída a su cierre. En concreto la bolsa de Shagay se dejaba a su cierre un 5,32%.

Por su parte el maegaespeculador mundial, amigo de las “revoluciones de colores” y franquicias “indignadas”, George Soros, afirmaba hace unos días: “estamos ante un desafío que me recuerda la crisis de 2.008”. Como si hubiéramos salido de ella. 

El anuncio del fin de la compra deuda por parte de la Reserva Federal USA realizada a mediados del 2013 introdujo un factor de volatilidad que se ha notado durante buena parte del 2015 en los mercados financieros y en las bolsas mundiales.  

El inicio de la recesión en los países emergentes, el estallido de una de las burbujas especulativas chinas (la bolsa, la otra será el ladrillo), la caída del comercio mundial explica en parte cómo acaba financieramente 2015 y cómo empieza 2016.

Sin embargo, no toda la explicación del rebote de la crisis que veremos aparecer con virulencia en este año se limita a los factores citados. 

El capital financiero ha tenido un intensivo proceso de acumulación de capital derivado de las ingentes inyecciones de dinero del BCE y de la Reserva Federal USA pero ello no se ha visto acompañado por un incremento de la tasa de beneficio del capital mundial pues el dinero apenas ha circulado hacia el consumo privado, las hipotecas o las empresas, ya que la capacidad de consumo apenas se ha visto incrementada más que de un modo muy limitado y el comercio mundial no ha levantado cabeza. 

La caída de la producción industrial china, la más grave en los últimos 7 años, tiene que ver en parte  con el descenso mundial de la demanda de productos y del comercio a nivel mundial, pero también de una insuficiente demanda interna que compense el descenso de la externa. Ello a pesar de que la inserción de China en el comercio mundial es relativamente limitada. Éste indudablemente será otro factor de agudización de la desaceleración económica en el gigante asiático, afectando gravemente no sólo a las economías del continente sino en cierta medida a las del resto del mundo, particularmente en América Latina y en África, donde las inversiones chinas se habían elevado notablemente en los últimos años. 

El efecto de la crisis china golpeará a los países productores de bienes de equipo y manufacturas de consumo. La crisis china tiene, pues, un efecto de ida y de vuelta, se está contrayendo la oferta china pero también su demanda. 

El dinero acumulado no sólo en el sistema financiero formal sino también en el “mercado financiero oculto” (OTC: Over the Counter) provocará nuevas burbujas. Pero el efecto será devastador en este caso, no sólo porque el mercado financiero oculto es de carácter paralelo al regulado, y por tanto aún más incontrolable por las autoridades financieras que el “regulado”, sino porque, a pesar de ser paralelo al oficial, sus recursos financieros (calculados en 40.000 millones de euros de volumen diario, según el último informe del 2013 del Banco Internacional de Pagos de Basilea) una parte de sus beneficios acaban fluyendo al mercado regulado de bancos y bolsa del que no proceden. Todo ello sin olvidar que el carácter especulativo de los OTC les hace especialmente útiles para los ataques a las economías de los países. 

La caída de los precios del petróleo está siendo un factor desestabilizador de las economías de los países productores. Venezuela, Méjico o Rusia se están viendo fuertemente golpeadas en sus balanzas fiscales por precios del crudo que ya se acercan a los 30 dólares por barril, lo que desequilibra fuertemente sus ingresos, empobreciendo a sus poblaciones, y genera la necesidad de endeudamiento que para Rusia y Méjico resulta especialmente difícil ante las duras condiciones que les imponen los mercados internacionales.

A los países árabes de la OPEP esa caída les afecta de un modo especial. Por un lado, son grandes productores mundiales de petróleo. Por otro, se trata de economías que dependen de modo casi exclusivo del crudo. Su reacción de recurrir a la sobreproducción, no sólo contribuye al abaratamiento del barril, potenciado en su día por las técnicas de extracción de petróleo a partir del fracking en países como USA y otros del centro capitalista, sino que va a ser un factor de ruptura interna de la OPEP por la competencia interna de dichos países productores, lo que acelerará su deterioro económico y anticipará el agotamiento de sus bolsas petroleras. 

Pero para las grandes compañías petroleras el descenso del barril tampoco es una buena noticia, ya que al repercutir en el precio del litro en los surtidores (aunque en una proporción notablemente inferior al descenso del precio de venta del barril), golpea a sus economías, descendiendo de forma muy notable sus niveles de ganancia. Ello está provocando ya redimensionamientos corporativos a la baja, despidos de decenas de miles de trabajadores y necesidades de diversificación del negocio que hasta el momento no están dando los frutos apetecidos.  

Los dos cierres anticipados de las bolsas chinas y sus fortísimas bajadas están enmascarando el peso que tiene en el descenso de las bolsas mundiales la caída del precio del crudo y todo lo que él arrastra en cuanto a la industria extractiva. En los mercados de futuros . El petróleo Brent en la bolsa de Londres el barril ha llegado a caer hasta los 33 dólares. El precio del barril se hundió un 48% en 2014 y un 34% en 2015. Actualmente se encuentra en precios de 2004 en un contexto de sobreproducción petrolera y de contracción de la demanda. En estos momentos, los inversores buscan nuevos valores refugio. 

La subida de los tipos de interés por parte de la FED ha acelerado la vuelta, que ya se estaba produciendo durante todo 2015, de las inversiones del capital internacional desde los países emergentes y China hacia los países centrales del capitalismo, especialmente hacia USA, dado que ahora resulta más rentable la compra de su deuda. A la vez, dicha subida ha apreciado los bonos de deuda de los emergentes realizados en dólares. Las grandes corporaciones de estos países que cuando la producción petrolera alcanzaba precios por barril exorbitantes se endeudaron en dólares, cuando los tipos de interés eran más bajos, hasta niveles muy elevados para mantener su actividad productiva, ven, con una caída brutal del precio del barril, como sus créditos son ahora más caros. Ello en un contexto en el que sus exportaciones de materias primas han visto descender su demanda o bien se han encontrado con unos precios de venta absolutamente bajos en el caso de los productores de petróleo. 

Pronto nos encontraremos ante los incumplimientos de la deuda soberana en buena parte de los países emergentes, posiblemente alguno de ellos de los BRICS. La deuda de los emergentes debe satisfacerse en 2016 y 2017. Los títulos de deuda internacionales en manos de los gestores de activos financieros de riesgo son aproximadamente de 2,6 billones de deuda, la mayor parte emitidos en dólares, lo que afectará gravemente a las monedas nacionales de esos países. 

Pero esos activos financieros de riesgo se unirán a los comprados por los especuladores internacionales tras las emisiones de bonos por parte de la FED y del BCE. En USA y en la UE la situación económica va a deteriorarse rápidamente por el efecto de la globalización financiera mundial. En esos casos los activos financieros de riesgo en un momento que tiene más de defacionario que de inflacionario, se depreciarán rápidamente, lo que provocará megaestallidos de la burbujas mucho mayores que la conocida durante 2007 y 2008 y, lo que podría ser peor, crisis de liquidez del sistema financiero ante ventas precipitadas y masivas de los bonos corporativos o soberanos en sus manos.

En otro orden de cosas habrá que ver el efecto que tendrá en una economía átona como la USA la subida de los tipos de interés, aún muy tímido, sobre el crédito a las pequeñas empresas, a las hipotecas y a las familias, pero previsiblemente no será positivo.

Cada vez son más los economistas, y no necesariamente críticos con el capitalismo, que dudan abiertamente de las previsiones del Banco Mundial de crecimiento del 2,7% para la economía mundial. Todos los indicadores señalan que el rebrote de la larga crisis capitalista está empezando a producirse. A la situación China cabe sumarle la recesión en Japón, el paupérrimo e insuficiente crecimiento de Europa y USA que, a pesar de todo, mantienen aún la inercia de unos datos todavía parcial y moderadamente positivos que pronto invertirán drásticamente su signo. 

Simplemente lo que ha sucedido es que la crisis capitalista que en 2008 fue llamada mundial, aunque sobre todo alcanzaba a Europa y USA, ahora se está convirtiendo ya realmente en planetaria.

2.-GEOPOLÍTICA, GUERRA Y REPRESIÓN, GRANDES AZOTES DE LA SITUACIÓN MUNDIAL
Los intereses geoestratégicos y geopolíticos y los conflictos violentos alcanzan a la mayor parte del mundo. Desde Irak, Siria y Yemen a Venezuela y Argentina, pasando por Ucrania y el Donbass, el imperialismo USA trata de imponer por todos los medios sus intereses de gendarme imperial del mercado capitalista mundial.  

Las tensiones prebélicas entre Irán y Arabia Saudi pueden ir en aumento, salvo que sus intereses económicos dentro de la OPEP acaben generando intereses compartidos, enfangando ya por completo a la región en una guerra dantesca.

Las provocaciones bélicas de la cabeza de playa nazi -Ucrania- de la OTAN en territorio próximo a Rusia (Donbass) pueden ir en aumento. 

El papel de Turquía contra los kurdos y como patrocinador, refugio y retaguardia del Daesh continuará pero lo hará a partir de un incremento de la violencia interna que bien podrían llegar a ahogarla en una guerra civil. 

Libia continuará desangrándose entre salvajes atentados realizados por los “demócratas” yihadistas tan del gusto del ex general podemita y ex Jefe de la JUJEM Julio Rodríguez y de “intelectuales” de la catadura moral de Santiago Alba Rico.  

Los “moderados” del Daesh y de Al Nusra serán redimensionados por los suaves ataques de la OTAN y trasladadas sus agresiones islamofascistas donde al imperialismo le convenga para desestabilizar países, producir estados fallidos, apropiarse de sus recursos naturales y justificar intervenciones militares salvadoras, tras atentados yihadistas en Europa que sirvan para consolidar aún más Estados policía y recortar las libertades hasta el punto de convertir su enunciado en un sarcasmo. 

Posiblemente una parte de ese brazo delincuente y terrorista del imperialismo llamado yihadismo sea desplazado hacia las repúblicas rusas con mayor grado de población islámica con el fin de desestabilizar y realizar provocaciones contra Rusia. 

La Siria postAsad, ya pactada por Rusia y USA, con el beneplácito tácito de los financiadores europeos y árabes de los grupos terroristas, perderá su soberanía nacional, una vez anulado el hombre que se oponía a su pérdida. Una especie de protectorado difuminado pero operante actuará sobre el país. Para Siria e Irak las “soluciones” imperiales probablemente acaben siendo las mismas: divisiones administrativas, que podrían dar lugar a varios Estados, en base a predominios etnosectarios territoriales, y acuerdos entre grandes corporaciones USA y, en menor medida, europeas, y dichos Estados para explotar sus recursos naturales en “negociadas” operaciones de rapiña imperial a cambio de ofrecer una estabilidad a las zonas que el propio imperialismo no está en condiciones de garantizar y que podría dejar de hacerlo en cuanto surgiesen protestas populares contra esta forma de neocolonialismo del siglo XXI.  

Posiblemente se busque en ambos países una solución al problema kurdo y sus aspiraciones de Estado propio, no porque ello importe a las superpotencias sino porque será una buena excusa para debilitar aún más a los dos Estados. Significativamente, esa solución ni se buscará ni se exigirá para los kurdos de Turquía, sencillamente porque los miembros de la OTAN tienen un tratamiento especial.

Los talibán, de no imponerse el sector partidario de la negociación con el gobierno afgano, cosa que no parece que vaya a suceder, lograrán tomar el poder, con el apoyo de las franquicias del Daesh desplazadas a Afganistán con las que ya han establecido alianzas. Previsiblemente, algún tipo de acuerdo tácito se producirá entre USA y sus archienemigos, en otro tiempo amigos (cuando la ayuda soviética al gobierno laico afgano de Najibullah), para repartirse el control del opio por los talibán y su distribución por medio de licencias para las mafias del occidente capitalista.

La crisis europea de los refugiados provenientes de Libia, Irak, Yemen, Siria, Afganistán seguirá provocando oleadas de insolidaridad, xenofobia y fundamentalismo antiislámico, estimuladas por el comportamiento de la mayoría de los gobiernos europeos. Movimientos xenófobos y abiertamente racistas como Pegida en Alemania están experimentando un fuerte renacer, tras su crisis de hace unos meses al reivindicar su líder Lutz Bachmann la figura de Hitler. 

La Europa de Schengen experimentará un fuerte retroceso, con la coartada de la crisis de los refugiados, que hará que la libre circulación de personas en el espacio UE sea ya un mero recuerdo del pasado, mientras las policías de Frontex paralizarán el tránsito y vigilarán a refugiados caprichosamente considerados sospechosos, conculcando sus derechos humanos y de libre circulación y la soberanía de los países miembros de la UE, al poder actuar incluso sin el permiso de dichos Estados.  

Las agencias injerencistas USA acentuarán su apoyo a sus políticos títeres en Argentina (Macri), Brasil (Cunha) y Venezuela (en este país probablemente con una combinación de terroristas de las guarimbas y el recurso a algún tipo de golpe de Estado de determinados sectores militares), en alianza con las oligarquías locales y las clases medias que ahora culpan a los gobiernos progresistas de su pérdida de estatus social, provocada por el fin del ciclo expansivo en la economía de los países emergentes.      

Las siguientes piezas del dominó a derribar serán los gobiernos de Bolivia y Ecuador. Dado que se trata de países que han pactado abiertamente con las grandes transnacionales y no han cuestionado en absoluto en la práctica el capitalismo, el derribo de sus gobiernos guardará más las formas que en el caso de Venezuela. Probablemente se buscarán formas de impeachment al estilo del intentado en Brasil contra Dilma, bajo la excusa “ad hoc” que sea menester inventar en cada caso.  

En el caso de América Latina, el desalojo de los gobiernos progresistas, que no revolucionarios, no se producirá sin que trabajadores, campesinos, movimiento indígena, clases populares se enfrenten con decisión contra la vuelta a los gobiernos de las oligarquías locales títeres del imperialismo USA. Saben que el ciclo se agota pero también que sus circunstancias vitales empeorarán radicalmente. 

Si en alguna circunstancia la lucha popular en América Latina amenazase con desbordar al nuevo orden que intenta imponerse, las fuerzas reaccionarias y la CIA no dudarán en activar al máximo algo que ya están volviendo a sacar del cajón: lo que aprendieron de las Operaciones Condor y otros  modos criminales de imponer la pax imperial. 

Todas estás manifestaciones de violencia imperial no son sino expresiones de una conciencia de su decadencia económica. Lo que pierde el sistema capitalista de seguridad material y de confianza en su futuro lo conjura mediante una toma de posiciones que anticipe el riesgo de su debacle. 

La geoestrategia como visión violenta de la política sustituye cada vez más a la diplomacia y a la cooperación entre los pueblos. La lógica de la “libre competencia”, cuando el sistema entra en un bucle crítico permanente, lleva como corolario principal al jinete bélico del apocalipsis. 

La guerra es cada vez más la única salida que le va quedando al sistema capitalista y al imperialismo frente a la constatación de que ha llegado a su edad senil, de que ya no tiene respuestas válidas ni siquiera para los cientos de millones de trabajadores del primer mundo a los que hace competir, como modernos esclavos, con unos trabajadores asiáticos para los que los salarios dignos, los derechos laborales, sindicales, de condiciones de trabajo y de protección social sencillamente no existen. 

Si la guerra económica entre los Estados pronto será lo que sustituya al libre intercambio de mercancías, mediante un proteccionismo que dará la puntilla al comercio mundial, la guerra en su propia y descarnada acepción será la forma en que se materialice la salvaje competencia por el control de unas materias primas y energéticas cada vez más escasas. 

3.-REVERTIR LA DINÁMICA DE LA LOCURA, COMBATIR LAS TRAMPAS IDEOLÓGICAS DEL CAPITAL Y REORGANIZARSE 
Sólo la acción consciente de las víctimas del capital podrá quizá parar la locura que se nos viene encima y que tendrá en 2016 un capítulo muy especial. 

Pero para que la clase trabajadora pueda recuperar iniciativa, en una lucha desigual que está perdiendo hasta el momento por goleada, es necesario reconstruir la vanguardia política de la organización de clase porque es falso que los seres humanos se autoorganicen espontáneamente. Cualquier estallido social tiene detrás una organización, un equipo humano y militante organizado, que sabe lo que quiere y dónde va, aunque a veces esa organización no aparezca en primer plano como protagonista  

En la primera fase de la crisis, el capitalismo se dio a sí mismo la alternativa, creando sus propias disidencias oficiales y controladas (15M, Occupy Wall Street, revoluciones de colores, primaveras árabes) que no cuestionaran el sistema capitalista sino sólo sus efectos perniciosos sobre la clase media que ejercía de portavoz de la protesta.

Para estos alevines de la clase media, las relaciones sociales de producción y el origen del beneficio y la acumulación capitalista en la explotación eran cosas antiguas y desfasadas porque sus jóvenes líderes, que los tenían por mucho que lo negasen, nunca la sufrieron, ya que lo suyo era ser universitarios con pretensiones quebradas de mayor ascenso social que sus padres y profesionales de la ingeniería informática. Nunca dejarían de defender los principios de la “meritocracia”, algo gracioso cuando para elevarse desde el mérito hay que tener una auténtica igualdad de oportunidades y condiciones vitales, lo que no se logra con una enseñanza pseudogratuita y una beca, de la que carecen los hijos de la clase trabajadora, aunque aquellos no dejasen de tirar de influencias y contactos para ir colocándose, aprovechándose de la notoriedad alcanzada al hacer de tribunos en las plazas. 

Con un par de artículos apañados sobre Zygmunt Bauman y su teoría de la “modernidad líquida”, una pedorreta “pour épater le bourgeois” del “enfant terrible” y niño mimado de los medios globalistas, Žižek y dos entrevistas al neokeynesiano Stiglitz componían su acervo referencial de la cultura política de “lo nuevo” por aquél entonces. 

El discurso profundo ya se encargarían las fundaciones globalistas de proporcionárselo a sus líderes así como algún que otro “mando a distancia”

Armados de este bagaje teórico acabarían por lanzar toda su artillería hacia las instituciones políticas por aquello del “qué hay de lo mío”, ignorando que los Estados capitalistas actuales ya sólo disponían de competencias para llevar a cabo las políticas antisociales que les dictaban las grandes corporaciones mundiales y para mantener el orden público. 

Si a alguno de ellos le daba un irreprimible ataque de anticapitalismo oganizaba alguna flashmob en una sucursal de banco, con lo que su director dudaba entre partirse la caja de risa o entregársela aterrado. 




Eso si no les daba por organizar alguna danza de la “bendición del maíz” en la Puerta del Sol

  
Su éxito más inmediato fue el de cooperar con entusiasmo al triunfo del PP en las municipales y autonómicas y generales del 2011, el cuál continuaría con gran entusiasmo, voluntad y superior frenesí las políticas antisociales llevadas a cabo por el anterior gobierno Zapatero del PSOE, si ese referente progresista mundial, según Pablo Iglesias en su tesis doctoral.  A dicho éxito hubo de añadirse su inestimable contribución a la deslegitimación de toda forma partido por aquello del “sin líderes”, aunque los tenían, y del “no nos representan”, hasta que acabaron representándoles desde un partido de diseño y de laboratorio creado por los aparatos mediáticos del capital y que ya ha alcanzado plenamente el extremo centro del tablero. 

Tras desempeñar la labor que vinieron a hacer se fueron a los barrios y hoy, de vez en cuando, se ve a algún viejo con una escarapela del 15M haciendo el canelo en alguna menguada manifestación mientras reivindica no se sabe muy bien qué de aquella contorsión espasmódica de manos en las plazas. 

Por el camino se cruzaron con el reformismo sindical del régimen -CCOO y UGT- y con el ciudadanismo desclasado de una IU que iría renqueando hasta que los podemitas salidos de su vientre, y criados a los pechos de del capital mediático, acabaron de enterrarla entre entregas solicitas de una doña Inés -Garzón- pesada y desprovista de dignidad alguna frente a un Don Juan -Iglesias- chulopiscinas asaltaurnas.   

El hecho es que ni las batucadas 15M ni las manifestaciones posthuelgas generales tendrían mucho combustible en el tiempo, dando boqueadas hasta el fin de la movilización y la protesta social. No podía ser de otro modo. Ni unas ni otras tenían proyecto detrás, ni dirección ni organización que sostuviera una línea política de combate frontal contra el capital. 

Al final aquél despertar de frases pretendidamente utópicas e ingeniosas acabaría pasando por las urnas, como modo de sustituir calle por instituciones (la realidad fue ésta, no al revés como afirman los que dicen que Podemos nació para acabar con la protesta social. Repasen las hemerotecas). Pronto se fue descubriendo que era cierto aquello de “no somos antisistema” y que el “error del sistema” del que hablaban era que aún no habían “tomado el escaño”, la plaza ya tal...Acabaron siendo “mercancía en manos de políticos” emergentes y “nuevos”, extraordinariamente parecidos a los viejos en marrullerías. Lo mejor de todo es que gracias a los programas de casquería política acabaron dando la vuelta a su frase de “apaga la tele, enciende tu mente”, apagando su mente al encender la tele. 

Y hoy por fin, el sistema...capitalista, sí, capitalista, les tiene donde quería, convertidos en “gente” “con sentido de Estado” (como si el Estado no tuviera naturaleza de clase), como le gusta decir a Pablo Iglesias, y renunciando a ser anticasta porque ya han llegado donde querían, al Congreso, que ya no asedian sino que ocupan con sus respetables nalgas de neocasta. Y sin líneas rojas, ni verdes. 

Para quienes aún albergan esperanzas de que los podemitas hagan algo distinto (ya poco importa el qué a tenor de los 30.000 millones de cambios programáticos que han hecho en menos de dos años) puede que les sirva de ejemplo los anticipos con los que ha obsequiado Syriza a la clase trabajadora griega. Claro que pronto pasaría Pablo Iglesias de decir aquello de “Tsipras es un león” al “España no es Grecia”

Pero el discurso reformista prosistema se va renovando en caras, aunque no en el fondo de lo que defiende que, si cabe, se hace más descarado. Veamos ahora cómo se expresa el bufón y nuevo señuelo del capital, Yanis Varoufakis, que ahora se saca de la chistera un movimiento paneuropeo llamado Democracia en el Movimiento Europeo 2025 (Diem 25):

"La cuestión que concierne a los radicales es esta: ¿deberíamos darle la bienvenida a esta crisis del capitalismo europeo como una oportunidad para reemplazarlo por un mejor sistema? ¿o deberíamos estar preocupados respecto a como embarcarnos en una campaña para estabilizar al capitalismo europeo?".

"Para mí, la respuesta es clara. Es menos probable que la crisis europea de a luz a una mejor alternativa al capitalismo a que desate peligrosamente fuerzas regresivas que tienen la capacidad de ocasionar un baño de sangre humanitario, al mismo tiempo que extinguen las esperanzas de movimientos progresivos para las generaciones futuras." 

Pero hombre, señor Varoufakis, si ser un esbirro del capital no es nada nuevo. Hace muchos años un Ministro de Economía de Felipe González afirmó, sin despeinarse, que “defender el puesto de trabajo fijo es nacionalsindicalista” (falangista)

Lo preocupante desde una perspectiva de clase, desde un punto de vista comunista no es qué porquerías nos están vendiendo hoy los reformistas prosistema como los Garzón, Tsipras, Iglesias o Varoufakis, ni las que nos vendieron ayer los Fabio Gándara o los Jon Aguirre, a quienes ya nadie recuerda porque el sistema usa y tira a sus títeres cuando ya no les necesita. Lo preocupante de verdad, para poder combatirlo de nuevo, porque el sistema buscará evitar que surja una confrontación desde la base de la contradicción trabajo-capital, es qué nueva mercancía ideológica intentará colocarnos, ahora que la siguiente fase de la crisis capitalista puede ser aún más cruenta para los oprimidos, sobre qué ejes estructurará la bazofia de su neolenguaje político para desmontarlo. 

Posiblemente tras un período de desmovilización, cuando la esperanza lograda de recuperación, que ha penetrado en algunos sectores sociales, se desvanezca y se corra el peligro de que la rabia social tenga formas menos autocontenidas de expresarse, den un paso más allá y nos propongan protestas en formato holograma. Ah, pero eso ya lo hicieron no hace mucho sus adictos perroflautas 

Conviene tener claro que nada que merezca ser defendido podrá serlo sin lucha y sacrificio personales en la protesta y, por supuesto, muy lejos del circo parlamentario.