27 de noviembre de 2015

ANTE LA MOVILIZACIÓN DEL SÁBADO 28: BASTA DE “PACIFISMO NI-NI”


El mundo “ni-ni” -ni OTAN, ni Gaddafi, ni OTAN ni Sadam, ni OTAN ni Assad pero que siempre ha acabado negando la existencia de una agresión criminal del imperialismo contra los pueblos- ha decidido convocar una manifestación el sábado bajo la consigna “No en nuestro nombre”.

Bajo la fórmula de los archiconocidos “abajofirmantes” se nos cuela de rondón la propuesta de un partido concreto, Podemos, que nos ha estado hablando estos días de la guerra como si esta sólo tuviera que ser contemplada desde Europa (efectos sobre nuestro entorno de una participación bélica de España en Oriente Medio), obviando intencionadamente que nuestro país es parte del club de la guerra (OTAN) contra los pueblos, que la guerra siempre ha sido la salida del imperialismo a la crisis del capitalismo y que es la forma de rapiña contra las riquezas naturales de los pueblos a los que agrede.

Es llamativa esta convocatoria del entorno “intelectual” y de notables alrededor de Podemos cuando este partido ha estado alabando días atrás a Rajoy al considerarle “consciente de la gravedad, complejidad y delicadeza de la situación”, cuando sabe que éste no se ha negado a la intervención militar sino que se ha limitado a esperar a que Hollande exprese su petición concreta de ayuda, según la cláusula de defensa mutua de la UE (art. 42.7) ante agresión armada. De ahí que Francia haya querido convertir un acto terrorista en una acción de guerra, a sabiendas de que no lo es. En ese contexto, las declaraciones del ex Jefe Militar del Estado Mayor de la Defensa, Julio Rodríguez, candidato de Podemos al Congreso, afirmaba días antes del atentado en París, refiriéndose a la política de su nuevo partido: “Apostamos por una defensa integral europea, que creo que es el futuro”. Conviene aclarar que la defensa integral europea es la del pilar europeo de la OTAN, pilar subordinado al imperialismo USA y ejecutor de una parte de las agresiones de esta alianza contra terceros pueblos.

Poco, por no decir nada, ha tardado el citado partido en aclarar que estará en una manifestación que ha convocado por medios interpuestos.

La convocatoria, que tiene algunas razones indiscutibles (evitar el racismo y la xenofobia contra los refugiados, evitar la islamofobia y rechazar el recorte de libertades de unos Estados europeos paranoicos con la inseguridad nacida del terrorismo fanático), es cínica por todo aquello que se niega a denunciar.

Se niega a denunciar el carácter imperialista de la guerra, lo mismo que evita denunciar que el incremento de los presupuestos militares para la agresión bélica perjudica fundamentalmente a la clase trabajadora -no a esos indefinidos ciudadanos a los que tal convocatoria llama- a la que no sólo detrae presupuestos que necesita para cubrir sus necesidades económicas sino que intenta captar para un “patriotismo” que la enfrente como carne de cañón bélica otros patriotismos igual de criminales.

Vuelve sobre el viejo “ninismo” del que hacían gala en otras guerras ciertas organizaciones que mucho tienen que ver con los convocantes y sus organizaciones de referencia. Cuando se dice en el manifiesto-convocatoria“mientras unos y otros trafican con influencias, armas e intereses geoestratégicos”, lo que se está haciendo es equiparar el derecho del gobierno sirio a defenderse del terrorismo mediante la petición de ayuda a gobiernos amigos con el hecho de que el Daesh (ISIS) ha sido apoyado y armado hasta ayer por países como USA, Francia o el Reino Unido y aún lo es hoy por Turquía, Israel y las petromonarquías del Golfo Pérsico, con Arabia Saudí y Qatar a la cabeza.

Hoy como ayer, el imperialismo vuelve a sus viejos objetivos de guerra por petroleo pero, a diferencia del “No a la guerra” de cuando la agresión a Irak, hoy se nos vende un “No en nuestro nombre” edulcorado, ausente de los elementos que explican la naturaleza de la guerra, buscando réditos electorales para un partido que, mucho nos tememos, pasada la convocatoria electoral del 20-D quizá no tuviera tantos escrúpulos en unirse a un llamamiento de Rajoy o del Presidente de turno que invocase la “unidad de los demócratas” para justificar que España se uniera de nuevo a las aventuras bélicas de la OTAN, USA y sus socios contra la soberanía y el derecho de los pueblos a no ser agredidos doblemente por los terroristas del Daesh (ISIS), Al Nusra y esas “oposiciones moderadas” y por quienes antes les han armado.

En el momento actual, el Consejo de Seguridad de la ONU ha autorizado los ataques en territorio sirio. Significativamente, la prensa española no ha hecho demasiada insistencia sobre ello, dado que estamos en campaña electoral. Una variante alternativa a la ONU el siguiente peligroso paso podría ser el “aval” del nuevo Parlamento español cuando se despeje el ruido de la fanfarria de los comicios. Nos preguntamos si convocatorias como ésta que desnaturalizan las razones y causas de la guerra imperialista y la agresión contra Siria, Irak, Yemen por los títeres de USA, las petromonarquías y la OTAN,…no serán empleadas para ir creando un clima que nos vaya acercando en esa dirección, una vez que los “avales legales” y/o “democráticos” puedan ponerse en marcha sin temor a perder votos de forma inmediata.

Es necesario levantar otro “NO A LA GUERRA” muy distinto al que ahora intentan vendernos, rebajado de contenidos de denuncia real. Un “NO A LA GUERRA” que denuncie tanto a los terroristas como a quienes les han apoyado, a las petroleras que compran el petróleo barato de los pozos de extracción controlados por los terroristas, que desenmascare el carácter criminal y de rapiña del capitalismo.

Llamamos a quienes estén por la defensa de esos principios y de la soberanía de los pueblos a buscar puntos de confluencia y entendimiento que nos permitan dar respuesta y movilizar a la clase trabajadora española contra las agresiones belicistas y a la violencia criminal del imperialismo y de sus franquicias títeres.



25 de noviembre de 2015

PARÍS, 13 DE NOVIEMBRE: ¿SOLIDARIDAD SIN ANÁLISIS POLÍTICO?

Carlos Molina, autor de este artículo
Carlos Molina. contrapunto.com

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del nuevo moralismo apolítico y “postideológico”. Buena parte de los llamados a la solidaridad por los recientes ataques en París evitan analizar lo sucedido. Son expresión de un moralismo light que no toma partido, que se resiste a distinguir entre las víctimas o a preguntarse las razones por las que han sido asesinadas. Piensan, quizás, que indagando en las causas terminarán por justificar el terrorismo. Como si la ceguera fuese una especie de escudo contra la dureza de corazón.

Es posible que estos buenazos simplemente sean incapaces de ver la diferencia entre “comprender” y “justificar” un hecho de ese tipo. Hay que notificarles que podrían condenar los atentados sin tener que negarse a entender por qué suceden, por qué ahí, por qué ahora, quiénes son los responsables, etc. Claro, para eso se requiere información y por información me refiero a prensa seria y responsable, artículo escaso en estos días.

Pero “otras razones” podrían ser distintas de la ignorancia. Me llamó mucho la atención cierto uso del argumento “todas las víctimas son importantes”. En lugar de emplearlo para indicar que llevamos varios años asistiendo a la barbarie protagonizada por los EEUU y la OTAN en el Medio Oriente ―“¿y todo ese montón de muertos no importa también?”―, parece que cumple la función inversa: “no me pidas que compare, porque no hay comparación posible”. Pero no se trata de un simple conteo de muertos “en uno y otro lado”, sino de entender que las decenas de un lado son el resultado de los cientos de miles en el otro. La comparación no solo es posible, sino necesaria.

Otros se sienten más cómodos apelando a La Barbarie, con mayúsculas, y a su rostro más publicitado por CNN: terrorista, islámico, árabe, sirio... Piensan que en “esa parte del mundo” los niños vienen con un AK-47 bajo el brazo. Del pasado colonial francés no quieren saber nada. “Eso fue hace mucho”, dicen. “Y tampoco viene a cuento que occidente haya creado, vestido y alimentado al Estado Islámico”. Así hablan.

También están los que arguyen que no se puede analizar un acto demencial, que ante las masacres la razón enmudece. Es mejor que sepan que las guerras no las hacen los locos sino la fría y calculadora racionalidad, y el voraz apetito de las potencias que no están dispuestas a compartir las riquezas del mundo. Hay que sospechar de quienes hablan de locura, sobre todo si veneran ese “noble legado occidental” llamado “modernidad” o “ilustración”. Frente a estas, piensan, los “enemigos de occidente” (sic) solo pueden ser locos o endemoniados.

Todas estas simplificaciones pierden el rumbo. La distinción moral entre quienes invaden un país ―la Francia de Sarkozy y Hollande― y quienes luchan contra el invasor ―Libia destruida por el primero y Siria (1) que resiste al segundo― es totalmente relevante para nuestra solidaridad. Esta será moral y política o no será.

(1) NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

Estas distinciones morales son las que los indignos “abajofirmantes” convocantes del “No en nuestro nombre”, y los partidos que les apoyan, entre ellos Podemos e IU, intentan que olvidemos o que ignoremos lo que en su manifiesto, que destaca por lo que calla -que la guerra contra la que dicen ir está provocada por el imperialismo que ha armado al islamofascismo del ISIS y de Al Nusra,- afirman en una frase aparentemente críptica pero muy reveladora del “ni-nismo” postideológico, pero muy ideológico en el fondo: mientras unos y otros trafican con influencias, armas e intereses geoestratégicos”.¿Quiénes son esos “unos” y “otros”? ¿Están poniendo a quienes apoyan al gobierno electo sirio a la misma altura de a quienes han armado y financiado a los terroristas que lo combaten? Uno no deja de pensar que quizá en la guerra civil española estos abajofirmantes y las organizaciones que les apoyan les hubieran sobrado también Las Brigadas Internacionales, lo que no es sino un modo de apoyar a los agresores. 

Puede que también le interese: Ante la movilizacióndel sábado 28: basta de “pacifismo ni-ni”