2 de enero de 2015

DE BERNSTEIN Y KAUTSKY A LA TEORIA Y PRÁCTICA MARXISTAS DE LENIN

Miguel Urbano Rodrigues. La Haine

Releí hace días textos de Eduard Bernstein y de Karl Kautsky.

Fue un trabajo útil. El revisionismo de ambos ayuda a comprender luchas y desafíos del presente.

Bernstein inició la campaña. Veía en el marxismo solamente un método para estudiar problemas sociales y sostuvo que era posible llegar al socialismo sin revolución, mediante conquistas irreversibles de la clase obrera resultantes de reformas del capitalismo. Su famosa sentencia «El movimiento es todo, la meta final nada» motivó la réplica de Rosa Luxemburgo, para quien la meta, el socialismo, era todo.

En la social democracia alemana, en ese tiempo marxista, las tesis del llamado «socialismo evolutivo» de Bernstein sembraron confusión, pero no recibieron inicialmente el apoyo de Kautsky.

El líder del Partido Social Demócrata -SPD- solamente cambió de posición en vísperas de la I Guerra Mundial.

Partido más votado en l912, el SPD dio entonces un giro a la derecha. Kautsky, al empezar la guerra imperialista, decidió apoyar a la burguesía alemana. Eso lo hizo blanco de una crítica devastadora de Lenin. El revolucionario ruso, que en su juventud lo había admirado, pasó a identificar en el «un renegado».

La polémica que en la época dividió el SPD tuvo por palanca la Cuestión del Estado.

Para Kautsky el Estado era una máquina que, aun en manos de la clase dominante, seria conquistada por el proletariado.

Para que destruir el estado burgués -argumentaba- si durante la lucha pasaría a manos de la clase obrera?

Partiendo de Marx, la posición de Lenin era antagónica*.

En su libro El Estado y la Revolución, escrito en dos meses en Finlandia, después de las Jornadas de julio, el gran revolucionario fustigó a Kautsky. Las tesis del dirigente del SPD conducirían si fueran aplicadas a la integración gradual de las organizaciones obreras en el sistema del mecanismo capitalista.

Kautsky, citando fuera del contexto la hipótesis formulada por Marx de que en Inglaterra, excepcionalmente, los trabajadores podrían llegar al poder por vía pacifica, defendió con Bernstein una estrategia según la cual la revolución ya no era necesaria para la toma del Poder. Como afirmó Bukarine, un sector amplio de la social democracia alemana utilizaba aun «una fraseología marxista, una capa verbal marxista, pero ya sin ningún contenido marxista».

Transcurrido un siglo, y desaparecida la URSS, la ofensiva revisionista se repite con un lenguaje diferente. El Partido de la Izquierda Europea-PIE, que reúne a la mayoría de los partidos comunistas del continente, invoca también a Marx, pero su ideología es -como ocurría con la social democracia alemana- inseparable de una práctica oportunista.

La burguesía europea reaccionó con simpatía a la formación del PIE. Identifico en él, desde el inicio, un instrumento de neutralización de la combatividad de la clase obrera.

En el plano internacional las posiciones que viene asumiendo son también muy negativas. Sus dirigentes, ante las críticas de organizaciones que responsabilizan a los partidos del PIE por la crisis del Movimiento Comunista Internacional, contestan que el mundo cambió profundamente desde la época en que Marx escribió El Capital. Según ellos colocar la cuestión de la vía para el socialismo y la temática del Estado recurriendo a textos suyos es negar la propia esencia del marxismo.

De la argumentación de esos revisionistas se trasparenta desconocimiento del marxismo.

El marxismo no es solamente una metodología científica creada para la transformación del mundo; es simultáneamente el instrumento indispensable para alcanzar ese objetivo revolucionario.

Precisamente por haber comprendido que el marxismo no era una ideología estática, si no dinámica, Lenin supo extraer las lecciones implícitas en las profundas alteraciones que el capitalismo presentaba en el inicio del Siglo XX. La creación del partido de nuevo tipo, el Bolchevique, fue una de ellas, desde luego decisiva para la victoria de la Revolución Rusa de Octubre de 1917.

En vida de Marx el capitalismo tradicional, de Adam Smith y Ricardo, no evolucionaba todavía hacia lo que Lenin definió en su libro como «imperialismo, estadio superior del capitalismo». Solamente a fines del siglo XIX el colonialismo asumió un papel decisivo en las estrategias imperialistas.

El leninismo, hijo del marxismo, no habría sido posible si su creador, además de notable estratega, no fuera también un táctico atento a todos los aspectos innovadores de las sociedades del comienzo del Siglo XX.

«En gran parte -advirtió- los errores resultan de un hecho: las palabras de orden, las iniciativas que eran totalmente correctas en determinado periodo histórico y determinada situación, son mecánicamente transferidas a otro contexto histórico para otra situación con otra relación de fuerzas».

Lenin concluía de eso que era necesario plantear cuestiones que «permitiesen una síntesis de la destrucción de lo antiguo y de la construcción de lo nuevo, una síntesis de esos aspectos en un todo nuevo».

La obra teórica de Lenin tiene para los comunistas una importancia que aumenta a cada año. La derrota transitoria del Socialismo no disminuye su significado.

Ella nos ayuda a establecer puentes entre el tacticismo capitulador de los revisionistas de inicios del siglo XX y las opciones ideológicas y el discurso político de los oportunistas del Partido de la Izquierda Europea que, enmascarados de marxistas, son hoy instrumento inconsciente de las clases dominantes y del imperialismo.


* El debate sobre la Cuestión del Estado no perdió actualidad. Sigue motivando intensos debates ideológicos. Los defensores de la vía institucional rumbo al socialismo afirman que no es necesario destruir el estado burgués, solamente transformarlo mediante reformas revolucionarias.

Pero la vía llamada pacifica no fue hasta hoy exitosa en ningún país. En el Chile de la Unidad Popular cuando dos partidos marxistas, el Socialista de Allende y el Comunista, llegaron al gobierno por vía electoral, un golpe militar sangriento puso término a la experiencia.

En la Venezuela Bolivariana el contexto es diferente. El gobierno de Chávez, con el apoyo del Ejército, hizo cambios muy positivos en la sociedad. Pero Venezuela sigue siendo un país capitalista. Con Maduro el futuro inmediato se presenta cargado de amenazas. Lo mismo ocurre en Bolivia.

30 de diciembre de 2014

EL NUEVO GRAN DESAFÍO DE CUBA

Manlio Dinucci. Il Manifesto

EEUU sigue empeñado en destruir el Estado cubano, sólo que ahora piensa recurrir a métodos menos violentos que el terrorismo de Estado y el bloqueo económico

La próxima etapa será por consiguiente un intento de «revolución» de color.

Desde que la Revolución Cubana puso fin, en 1959, al dominio estadounidense sobre la mayor isla de las Antillas, control que había comenzado con la guerra hispano-estadounidense de 1898, EEUU ha venido tratando –a lo largo más de medio siglo– de reconquistar Cuba, recurriendo para ello a todos los medios: desde la invasión hasta el terrorismo de Estado y pasando por el aislamiento y el embargo [1].

Pero la resistencia del pueblo cubano, organizado como «Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano» (Artículo 1º de la Constitución de la República de Cuba) hizo fracasar el intento. El presidente Barack Obama ha tenido que aceptar la realidad, al anunciar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y aligerando parcialmente el embargo.

Esta decisión ha recibido una acogida entusiasta entre los cubanos y entre todos aquellos que los han apoyado, porque es el resultado de la lucha que libraron a lo largo de todos estos años.
Pero al mismo tiempo estamos siendo testigos de una intensa campaña que atribuye todos los honores de la Historia al presidente Obama, como si hubiese marcado una ruptura total con la política agresiva de EEUU hacia Cuba.

Una interpretación que la propia Casa Blanca se ha encargado de desmentir. Según reconoce Obama en su discurso oficial: «Décadas de aislamiento de Cuba por EEUU no han logrado concretar nuestro objetivo. Hoy Cuba aún está gobernada por los Castro y el Partido Comunista.» Y agrega que, al restablecer las relaciones diplomáticas, los EEUU pueden «defender nuestros valores y ayudar al pueblo cubano a que se ayude a sí mismo».

Lo cual significa que la administración Obama no renuncia a la estrategia que apunta a la destrucción del Estado cubano. Sólo modifica la manera de lograrlo. No habrá un nuevo desembarco como el de Bahía de Cochinos, efectuado en 1961, bajo la presidencia del también demócrata Kennedy, por contrarrevolucionarios cubanos entrenados y pagados por la CIA.

Lo que habrá, bajo la administración Obama, será un desembarco de organizaciones «no gubernamentales», fabricadas por la CIA y el Departamento de Estado, enviadas por Washington con «proyectos humanitarios de ayuda al pueblo cubano». El Congreso de EEUU –subraya el documento oficial de la Casa Blanca– ha atribuido «importantes fondos para la programación de la democracia en Cuba, asignados para prestar asistencia humanitaria, promover los derechos humanos y las libertados fundamentales, apoyar el libre flujo de información, estimular las reformas a través de nuestros contactos de alto nivel con funcionarios cubanos». Serán financiadas especialmente «las actividades de fundaciones privados e institutos de investigación e instrucción».

Con las organizaciones «no gubernamentales» que llegarán con los bolsillos llenos de dólares, desembarcarán también las transnacionales estadounidenses que, según escribe el New York Times, están preparando una «cabeza de playa» para penetrar con sus capitales en la economía cubana, apuntando al sector de la biotecnología –muy desarrollado en Cuba–, las minas –sobre todo el níquel ya que Cuba posee una de las reservas más importantes del mundo– así como el sector hotelero y turístico, donde existe un gran potencial.

El desafío que ahora tiene ante sí el pueblo cubano consiste en conservar las conquistas de la Revolución ante la nueva ofensiva de Washington, que recurrirá a herramientas no menos peligrosas que las anteriores. La situación es hoy más favorable para Cuba ya que gran parte de Latinoamérica ha dejado de ser el «patio trasero de EEUU» y Cuba, junto con Venezuela –ahora objeto de nuevas sanciones estadounidenses– y con otros países, ha dado vida a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).

Será por lo tanto decisiva la nueva generación que, en Cuba, debe dar continuación a la Revolución haciendo fracasar el plan de Washington tendiente a la destrucción del Estado socialista en nombre de una «independencia del pueblo cubano», que conduciría a una nueva dependencia del imperialismo estadounidense.
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Nota: [1] El término «embargo» –que se escribe y pronuncia exactamente de la misma manera en inglés, francés y español– corresponde a la terminología impuesta a la prensa internacional por los medios dominantes que vehiculan la propaganda estadounidense. Los cubanos utilizan la palabra «bloqueo» –en inglés «blockade», en francés «blocus»– por ser esa política estadounidense esencialmente similar a un asedio militar tendiente a cortar a todo un país el suministro de todo lo necesario para la vida normal de la población de cualquier Estado del mundo y sus posibilidades de comerciar con otros Estados. Nota del traductor al español.