15 de julio de 2014

LOS TRABAJADORES POBRES SON TRES VECES MÁS QUE LOS RECOGIDOS POR LA ENCUESTA DE ESTRUCTURA SALARIAL

Colectivo Ioé. Barómetro Social de España

Los trabajadores y trabajadoras en riesgo de pobreza son tres veces más que los contabilizados por la última Encuesta de Estructura Salarial, cuya metodología excluye del cómputo al 71% de quienes perciben –en cómputo anual- ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional.  

El INE publicó el pasado 25 de junio la última Encuesta de Estructura Salarial (EES)[1], correspondiente a 2012, y los medios de comunicación han subrayado algunos de sus hallazgos, entre ellos una caída del salario medio y el incremento de la desigualdad salarial, que afecta especialmente a quienes perciben salarios por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI)[2]. Este segmento representaba el 8,8% de la población asalariada en 2008 y en 2012 alcanzó el 12,2%. Por tanto, los resultados de la EES indican que durante los años de crisis el conjunto de la clase trabajadora ha disminuido sus ingresos (deterioro del salario medio) y que ha aumentado el segmento de “trabajadores pobres” (quienes no llegan al SMI a lo largo del año). Con ser preocupantes estas conclusiones no dan cuenta adecuada de la realidad; si tomamos en cuenta la Estadística de Salarios de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, la franja de trabajadores pobres sería tres veces más grande, alcanzando al 32,9% de perceptores de rentas salariales en 2012.

¿Cómo se explica semejante discrepancia entre las dos fuentes, ambas de carácter oficial? Tanto una como otra parten de la misma base (las declaraciones del modelo 190 que las empresas cumplimentan por los salarios que pagan) pero, mientras la Estadística de la AEAT incluye todas las declaraciones efectuadas a lo largo del año, la Encuesta de Estructura Salarial se basa en una muestra, que tiene por efecto dejar fuera a varias categorías de trabajadores con bajos salarios, elevando artificialmente el salario medio y ofreciendo una imagen mucho más edulcorada de la polarización salarial. Las operaciones metodológicas a las que aludimos son básicamente las siguientes:

  • No se incluyen las personas asalariadas en la agricultura, la ganadería y la pesca (743.00 en 2012 según la EPA, en su mayoría hombres) ni las empleadas de hogar (653.450, mayoría mujeres). Ambos sectores con salarios muy bajos.
  • Tampoco se incluye a quienes no perciben salarios en el mes de octubre, siendo además condición necesaria para entrar en la muestra haber trabajado al menos otro mes del mismo año (además de octubre). Por esta vía quedan fuera un elevado número de perceptores de salarios que conjugan a lo largo del año períodos de empleo y de desempleo (como referencia en 2012 las cuatro aplicaciones trimestrales de la EPA recogen una media de 2,7 millones de personas en paro que habían perdido su empleo hacía menos de un año).
  • Además, a las personas que no han trabajado todo el año se les asigna una percepción equivalente a un empleo continuado.  Por ejemplo, una persona que sólo ha trabajado dos meses (uno de ellos octubre) y que ha cobrado mil euros por mes, aparecerá reflejada en la Encuesta como perceptora de 12.000 euros, y no de 2.000.

Como resultado de estas operaciones el salario medio de la EES es bastante más elevado (22.726 euros) que el de la AEAT (18.601 euros); además, la Encuesta de Estructura Salarial invisibiliza, no sólo a los sectores de la agricultura y el servicio doméstico (1,4 millones de empleos), sino a gran parte de la mano de obra asalariada en situación más precaria que alterna a lo largo del año períodos de empleo y de desempleo (en torno a 2,5 millones de personas).

El gráfico 1 recoge la distribución de los salarios por tramos en relación al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Se puede observar que la Encuesta de Estructura Salarial excluye del cómputo al 71,3% de quienes cobran por debajo del SMI, mientras mantiene valores similares en los tramos restantes.


Gráfico 1. Polarización de los salarios en España en relación al Salario Mínimo Interprofesional (2012)


La mitad de la población asalariada cobra menos de mil euros
El Barómetro Social de España utiliza habitualmente la Estadística de Salarios de la AEAT para conocer la desigualdad salarial en España. Aunque esta fuente se limita a los salarios declarados (no incluye la economía sumergida), al menos no excluye del cómputo a las categorías más precarias y eventuales del empleo formal, tal como hacen las Encuestas de Estructura Salarial o de Coste Laboral, ambas del INE. A continuación recogemos a grandes rasgos, aprovechando la información recogida en el Barómetro, cómo han evolucionado en las dos últimas décadas el capital en acciones y los salarios, y cómo éstos se distribuyen en 2012.

Entre 1994 y 2007 el valor monetario de las acciones empresariales, según el Banco de España, creció de manera extraordinaria, pasando de 0,4 a 2,8 billones de euros, a precios constantes, lo que multiplicó por siete su precio de mercado (ritmo interanual medio del 16%)[3]. Al llegar la crisis, las acciones perdieron el 30% de su valor (830.000 millones de euros), pero el ritmo interanual de las pérdidas en los cinco años de crisis (6%) ha sido bastante menor que el ritmo de ganancias en los catorce años previos de crecimiento (16%). El valor del conjunto de las empresas en 2012 se situaba en el mismo nivel que en 2004, es decir, habían perdido bastante menos de la mitad de lo ganado en los años anteriores.

En contraste con lo anterior, el salario medio de la población trabajadora quedó casi congelado entre 1994 y 2007, avanzando sólo el 1,9% en el conjunto del período. Por su parte, la masa salarial (el total de retribuciones de la población asalariada) creció el 81%, algo por encima del PIB (70%), debido al extraordinario incremento de la ocupación (de 12 a 20 millones), con una tasa de empleo temporal tres veces superior a la media de la Unión Europea por aquellos años. Entre 2007 y 2012 la masa salarial (medida en euros constantes) se ha reducido un 19%. Este descenso podría atribuirse “simplemente” a la caída del empleo; sin embargo, paralelamente se ha registrado una caída del 8% del salario medio real (en euros constantes). De este modo, la participación de los salarios en la renta nacional, que había descendido continuamente durante el último ciclo de crecimiento, ha vuelto a caer con la adopción de políticas “de ajuste” desde 2010. En suma, se está perpetuando una tendencia estructural a la redistribución regresiva de la renta.

La polarización entre los salarios altos y bajos ha sido muy elevada en todo el período estudiado pero se ha incrementado de forma importante en la etapa de crisis. Si en 2007 los asalariados “ricos” (percepciones por encima de cinco veces el Salario Mínimo Interprofesional) recibían un ingreso 17,6 veces superior a los “pobres” (percepciones por debajo del SMI), en 2012 la diferencia aumentó a 18,9. La situación existente en 2012 (último año publicado) queda reflejada en el Gráfico 2, que muestra la magnitud de distintos segmentos de los asalariados y la de sus respectivos ingresos.


Gráfico 2. Diferencias de salario por tramos en 2012

El tramo inferior (menos de mil euros/mes) está formado por quienes perciben salarios en cómputo anual por debajo de 1,5 veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), o sea, menos de 962 euros/mes (el SMI era de 641 euros). Aquí se sitúa el 45% de las personas asalariadas, a las que habría que sumar a quienes se encontraban en paro de larga duración (más de un año buscando empleo) que en 2012 eran 3 millones. Si incluimos a este colectivo “empleable” y buscador de empleo –según la definición de la EPA- en el cómputo global de la población asalariada, la proporción de trabajadores con ingresos brutos mensuales inferiores a mil euros llega al 50%.

Los tramos intermedios (entre mil y dos mil quinientos euros/mes) perciben entre 1,5 y 4 veces el SMI; suponen el 43,6% de la población ocupada y constituyen el colchón entre la mayoría de bajos ingresos y los mejor retribuidos.

El tramo superior (más de dos mil quinientos euros/mes) incluye al 10% de personas asalariadas. A su vez, en la cúspide de este segmento destaca una minoría del 1% (exactamente el 0,8%) con salarios por encima de 10 veces el SMI. En este grupo se sitúan los 900 consejeros y miembros de la alta dirección de las empresas incluidas en el Ibex 35 cuyos ingresos medios en 2013 fueron de 54.000 euros mensuales. Se trata de un grupo social formalmente asalariado pero cuyas funciones son las de dirección de las empresas representando directamente los intereses de sus propietarios.

Los datos muestran el éxito de la estrategia de salida de la crisis adoptada por las élites europeas y españolas, la llamada “devaluación interna”, que pasa por un empobrecimiento de la población trabajadora: por un lado, mediante el descenso de las rentas salariales y del monto y tasa de cobertura de las prestaciones de desempleo; por otro, a través de los recortes y privatización de recursos públicos que repercuten en la calidad y la universalidad de las políticas de educación, salud, pensiones, atención a la dependencia, servicios sociales, etc. Pero, además, la creciente precarización y desigualdad social necesitan legitimarse mediante una permanente referencia  a la “salida de la crisis”, que sobredimensiona los síntomas positivos y desenfoca o directamente falsea los datos más negativos, como el alcance de la precarización laboral.

[1] La Encuesta de Estructura Salarial se aplica con la misma metodología en toda la Unión Europea con el fin de conocer la distribución de los salarios, lo que no justifica –en nuestra opinión- dejar fuera del cómputo a varias categorías del empleo asalariado precario y eventual cuya incidencia es particularmente grande en el caso de España.

[2] El SMI fijado por el gobierno para 2012 fue de 8.979,60 euros al año, equivalentes a 641 euros al mes en catorce pagas. Una cantidad muy próxima al nivel de ingresos que servía para determinar el umbral de la pobreza ese mismo año (8.321 euros/año, 594 euros/mes en hogares de un solo miembro, según la Encuesta de Condiciones de vida). Debido a esta proximidad, se considera bajo el umbral de la pobreza o “pobreza laboral” a quienes reciben percepciones salariales por debajo del SMI.

[3] Uno de los factores que explican el crecimiento y revalorización de las empresas españolas en este período fue la inversión de capital extranjero que hizo de España uno de los países con mayor deuda externa privada del mundo. Según datos del Banco de Pagos Internacionales, entre 2003 y 2008 la deuda externa privada de España pasó de 0,7 a 2,1 billones de dólares (en el mismo período la deuda externa pública pasó de 0,2 a 0,3 billones).

14 de julio de 2014

CAÍDA DEL COMERCIO MUNDIAL ACELERA LA "DESDOLARIZACIÓN" DEL PLANETA

El Blog Salmón

La desaceleración del comercio mundial continúa a sus anchas a medida que la caída de la demanda configura la tendencia global del declive del comercio. Se han minimizado los efectos de la caída de la demanda, así como se han minimizado los efectos del alto desempleo. Muchos han pretendido hacer creer que "todo continuará igual o mejor" con el alto desempleo. Pero el impacto que el desempleo tiene en la demanda resulta desastroso para el conjunto de la economía mundial. En este aspecto, la caída de la demanda mundial de bienes no solo afecta la demanda mundial de comercio marítimo sino también la demanda de las divisas con que este comercio mundial funciona

Durante décadas, todo el comercio mundial ha operado con los dolares de Estados Unidos. De hecho, todas las compras de petróleo o gas natural se realizan con dólares. El hecho de que la rusa Gazprom esté sugiriendo a sus clientes comenzar a operar con monedas distintas del dólar rompe una tradición de medio siglo. Si añadimos que el presidente de la petrolera francesa Total SA señaló que "no hay ninguna razón para seguir negociando el petróleo en dólares", invitando a transar el petróleo en euros, veos que el declive del dólar está en plena marcha. La compra de petróleo en euros no sólo otorgaría una fuerte apetencia por la moneda europea sino que aceleraría el desplazamiento del dólar.

En las actuales circunstancias, el dólar cae por el significativo descenso del comercio mundial (como refleja el Baltic Dry Index), y también por el efecto sustitución que comienza a generar en otros países el respaldo a otras monedas como el Yuan chino, el rublo ruso o la rupia india para realizar transacciones. Debemos recordar que durante más de 40 años el petróleo se ha cotizado y transado exclusivamente en dólares, lo que le ha dado a Estados Unidos la hegemonía monetaria y financiera que hoy tiene. Sin embargo, pensar que se pudiera transar en otra moneda era casi una herejía hace una década. Toda la invención de la guerra de Irak con todos los pretextos de arnas químicas y o terrorismo no fue más que una guerra en represalia a la intención de Saddam Hussein de transar el petróleo en euros, como se lo formuló a Europa el año 2000. Por eso que decir ahora que "No hay ninguna razón para seguir pagando el petróleo en dólares", es una señal del cambio de los tiempos y del fastidio que genera la hegemonía monetaria de Estados Unidos.

Estados Unidos puede comenzar a ser aislado por donde más le duele: las relaciones monetarias basadas en el billete verde. Y esta operación anti-dolar puede verse fortalecida esta semana cuando los países BRICS declaren la creación de su propio banco de desarrollo. Un banco que pretende competir con el Banco Mundial y enfocarse en los problemas que al Banco Mundial no le interesan. el desarrollo de los países emergentes y la cooperación a espaldas de las instituciones como el Banco Mundial o el FMI dominadas por Estados Unidos. Las instituciones residentes en Washington siempre ha defendido los intereses de Estados Unidos en desmedro del resto del mundo. Por eso el banco de los BRICS puede significar un cambio radical en la hegemonía del dólar y de Estados Unidos.

13 de julio de 2014

MUNDO POST CRIMEA: SEXTA CUMBRE DE LOS BRICS EN FORTALEZA (BRASIL)

Estación compresora de gas en Kovalivka, Ucrania
Alfredo Jalife-Rahme. alfredojalife.com

Resulta significativo que la sexta cumbre de los BRICS en Fortaleza (Brasil) suceda en un escenario de fractura geoestratégica entre las tres superpotencias vigentes: Estados Unidos, Rusia y China, tripolaridad que acepta el general Martin Dempsey, jefe de las fuerzas armadas conjuntas de Estados Unidos.

La cumbre de Fortaleza sería la más importante de todas por su localización en el continente americano y sus históricos alcances que sepultan la caduca doctrina Monroe en un ambiente de nueva multipolaridad.

La cartografía geoestratégica ha cambiado dramáticamente en los recientes meses en el "mundo post Crimea", que ha acentuado las tendencias esbozadas en 2008 durante la guerra de Rusia contra Georgia y que tuvo como epílogo la secesión de Osetia del Sur y Abjasia.

A partir de la guerra entre Georgia y Rusia se trazó la primera "línea roja del Kremlin" en la etapa de su restauración relativa por el presidente Vlady Putin, quien ha jugado a las mil maravillas la carta de los hidrocarburos y los oleo/gaseoductos como arma disuasiva para impedir el desmembramiento de lo que quedó de Rusia después de la disolución de la URSS y también con el propósito de frenar el irredentismo de la tripleta Estados Unidos/OTAN/Unión Europea (UE) en la "periferia inmediata" de Moscú.

El "mundo post Georgia", desde el punto de vista del posicionamiento militar, representó las tendencias que se iniciaron en la primavera de 2004 cuando Estados Unidos y sus aliados no pudieron controlar el petróleo de Irak, lo cual dio lugar al nuevo barómetro de la geoeconomía planetaria con el inicio irreversible del alza del crudo, que se ha quintuplicado desde entonces a más de 100 dólares el barril y que llegó a un notable pico de 150 dólares.

No se puede entender el "mundo post Georgia" de 2008 sin el inicio ascendente e irreversible de la cotización del oro negro a partir de 2004, considerando que Rusia es la máxima potencia gasera del planeta, seguida por Irán, luego por Qatar y en cuarto lugar por Turkmenistán.

Se deduce así que el "arma petrolera" no va sola y que necesita de la cobertura de 4 mil 300 bombas nucleares hoy en manos de Rusia.

Mucho más que China, Rusia ha vuelto a mostrar su dentadura militar, lo cual empuja al incipiente orden multipolar y, en paralelo, a la irresistible expansión del bloque de los BRICS que apunta a incorporar como nuevos miembros a Irán y Argentina.

La secuencia crono-geopolítica es pasmosa: irresistible alza petrolera a partir de la primavera de 2004; nacimiento de los BRICS (oficiosa en 2006 y oficial en 2009), que de un bloque cuatripartita pasó a uno pentapartita; y el "mundo post Georgia" en 2008.

Tal es la inicial plataforma multipolar que luego se concatenó con el reciente "mundo post Crimea" de 2014.

Se pudiera argumentar que el Grupo de Shanghai, como contrapunto a la expansión oriental de la OTAN en la década de los 90 del siglo pasado, epitomizó el mínimo vital del poder y la geografía de Rusia que restañaba sus heridas después de la "catástrofe geopolítica" (Putin dixit) cuando Moscú solamente esperaba la oportunidad propicia para detener la ofensiva en sus fronteras por la tripleta de Estados Unidos/OTAN/UE.

La oportunidad para detener la vertiginosa caída vertical de Rusia se la brindó la doble debacle militar de Estados Unidos en Afganistán y, sobre todo, en Irak, cuando Bush hijo no pudo controlar el pletórico petróleo de ese país en la primavera de 2004.

El "mundo post Crimea" ha acentuado la recuperación relativa del vital espacio geopolítico de Rusia en su "periferia inmediata", lo cual ha llevado a la reincorporación de la superestratégica península de Crimea y a su preponderancia militar en el Mar Negro, los cuales desencadenaron tanto el acuerdo gasero histórico de Rusia con China como la eclosión de la Unión Euroasiática con Bielorrusia y Kazajstán.

Hoy la batalla mercantil cunde ferozmente en los dos océanos que bañan las costas de Estados Unidos, quien busca controlar las dos terceras partes del comercio mundial mediante sus dos polémicos tratados: 1) la Asociación Transpacifica (TPP, por sus siglas en inglés), destinado a cercar, si no a contener, a China y, de paso, a Brasil y al Mercosur y, desde luego, a toda el ALBA; y 2) la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés), mediante la cual Estados Unidos busca atraer en su trampa a la UE, hoy fracturada económica y políticamente, mediante el espejismo de la burbuja del fracking y su shale gas para que rompa sus relevantes lazos energéticos con Rusia.

No todos los proyectos mercantilistas de Estados Unidos han sido exitosos, como lo demuestran sus mayúsculos fracasos recientes: a escala local el fenecido Plan Puebla-Panamá y a escala regional la sepultada ALCA.

Hoy asistamos a "neorregionalismos" mediante la formación de bloques regionales con sus respectivos liderazgos: Estados Unidos (con la absorción de Canadá y México); Brasil (con el Mercosur y en lucha por controlar a Unasur y al ALBA); Alemania (atormentada con su dilema ontológico: controlando lo que quede de Europa o quizá creando la anhelada "ruta de la seda" con China y Rusia; China (con el ASEAN-10, si es que no lo descarrila antes Estados Unidos atizando el fuego en los mares del Sur y Este de China) y Rusia (Unión Euroasiática).

Las fortalezas y vulnerabilidades de cada uno de los cinco miembros de los BRICS afectan al todo.

Aun dentro de los BRICS existen niveles y gradientes de poder que no son equiparables entre todos sus miembros, como es el rubro nuclear, donde exhibe en su seno a una superpotencia atómica de la talla de Rusia (a la par de Estados Unidos) y a potencias medianas como China (con 250 bombas) e India (de 80 a 100).

Notablemente, Sudáfrica poseía seis bombas nucleares antes de que los gobiernos post apartheid las desmantelaran en forma unilateral y voluntaria, mientras Brasil tiene prohibido en su Constitución adoptar las bombas atómicas pese a que posee el know-how para fabricarlas.

Dada la anárquica coyuntura presente del desmantelamiento unipolar estadounidense –a partir de la confrontación entre el G-7 y los BRICS: desde Ucrania hasta el nuevo califato del siglo XXI–, la sexta reunión cupular de los BRICS en Fortaleza simboliza la aceleración propicia para encaminar el nuevo orden multipolar que asienta como nunca el singular momento histórico de Sudamérica como nuevo gran actor geopolítico.

12 de julio de 2014

EL IMPERIALISMO ORQUESTÓ LA PRIMAVERA ÁRABE

Juan Manuel Olarieta. La Haine

Santiago Alba Rico y otros miembros significados de Izquierda Anticapitalista siempre sostuvieron el carácter espontáneo de la Primavera Árabe.

Un documento confidencial elaborado en 2010 por el Departemento de Estado confirma que la denominada Primavera Árabe no sólo no fue espontánea sino que estuvo promovida de forma activa por el imperialismo estadounidense después de un largo periodo de maduración.

El documento, que tiene cinco páginas, lo ha publicado la organización Middle East Briefing (1), que pudo tener acceso al mismo recurriendo a la legislación sobre libertad de información. Se titula “Middle East Partnership Initiative: Overview” y está fechado el 22 de octubre de 2010.

La Primavera Árabe comenzó en diciembre de aquel año con el derrocamiento del gobierno en Túnez, denominada “Revolución de los Jazmines” y desde entonces sacudió a varios países, afectando a Egipto, Libia, Yemen y Siria y causando cruentas guerras civiles y una conmoción sin precedentes en el mundo árabe.

No obstante, los preparativos empezaron varios años antes, cuando en 2002 la Casa Blanca empezó a elaborar los planes de desestabilización que forman parte del programa regional “Middle East Partnership Initiative” dirigido contra países del norte de África y Oriente Medio apoyándose en ONG locales que son los tentáculos de la diplomacia imperialista.

El gobierno de Obama no escatimó en gastos para interferir sobre los asuntos internos de los países árabes. En 14 años se han gastado 600 millones de dólares en unos 1.000 grandes proyectos políticos. La financiación de las ONG ha supuesto más de la mitad de los proyectos del plan, señala el documento. Los agentes de enlace con las ONG locales los designa la embajada de Estados Unidos en cada país.

La Iniciativa “no suministra fondos a los gobiernos extranjeros y no negocia acuerdos bilaterales de asistencia”, señala el informe, que establece una lista de los países destinatarios con prioridad: Yemen, Arabia Saudita, Túnez, Egipto y Bahrein. Libia y Siria fueron añadidos un año después de la elaboración del informe por el Departamento de Estado.

En Egipto el gobierno de Estados Unidos se centró en la Hermandad Musulmana, a la que consideraba compatible con la política imperialista de Estados Unidos. El gobierno de Obama aseguraba incluso el “servicio post-venta” de las ofensivas de desestabilización, que forman parte de la remodelación del “Gran Oriente Medio”.

En septiembre de 2011 la Iniciativa creó una oficina especial de coordinación de las transiciones políticas en aquella región estratégica, poniendo a William B. Taylor al frente. Se trata de un diplomático con experiencia en campañas de desestabilización ya que fue el embajador de Estados Unidos en Ucrania durante la “revolución naranja” de 2006 a 2009.

Según el informe del Departamento de Estado, su tarea es la de coordinar la asistencia de Estados Unidos a las “democracias emergentes” el norte de África y Oriente Medio, incluyendo a Egipto, Túnez y Libia.

Contra viento y marea, Santiago Alba Rico y otros miembros significados de Izquierda Anticapitalista siempre sostuvieron el carácter espontáneo de la Primavera Árabe (2) que, según dijeron, sirvió luego de detonante para que estallara el movimiento de los indignados del 15-M en la Puerta del Sol. Esther Vivas llegó a decir que la Primavera Árabe tuvo un carácter “internacionalista”, pero eso nunca lo entendí muy bien. En aquel momento pensé que la indignación estaba dirigida -entre otras cosas- contra la Casa Blanca. Ahora mismo me da la impresión de que la indignación no era de unos contra otros, sino que es muy posible que se tratara de la misma indignación, es decir, que la Casa Blanca y los indignados compartieran el mismo estado de ánimo.

Uno de los motivos que me lleva a pensar de esa manera es que tras la “Revolución de los Jazmines”, el Foro Social Mundial se pudo reunir en Túnez en marzo de 2013. Creo que es a eso a lo que Vivas llama “internacionalismo”: el imperialismo abría las puertas a la “democracia”, no sólo en el interior de aquel país árabe, sino a 5.000 indignados procedentes de todas las partes del mundo, que dos años después se pudieron congregar allá en paz y libertad para que luego Vivas nos lo pudiera contar a nosotros (3).

No sólo los árabes; todos los pueblos del mundo debemos sentirnos deudores de la política benefactora del Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca.

(1) U.S. State Dept. Document Confirms Regime Change Agenda in Middle East, http://mebriefing.com/?p=789
(2) Santiago Alba Rico, Libia, el caos y nosotros, Gara, 19 de septiembre de 2011, http://www.anticapitalistas.org/Libia-el-caos-y-nosotros
(3) Esther Vivas, Del Foro Social Mundial a las Revueltas Árabes, http://cemsenmoviment.wordpress.com/tag/movimiento-antiglobalizacion/

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Quizá también le interese:
La paradójica patraña de la “ilusión democrática”: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/07/la-paradojica-patrana-de-la-ilusion.html

7 de julio de 2014

LA PARADÓJICA PATRAÑA DE LA “ILUSIÓN DEMOCRÁTICA”

Y tú que la quieres sólo en lo político, ¿dónde estás?
Por Marat

1.-Antecedentes del gran renacimiento democrático también llamado “regeneración”
No mucho más tarde de que la gran crisis capitalista, mayor por sus dimensiones -no sólo económica sino también social, energética, climática y de civilización-que la de 1929 se iniciase comenzaron lo que desde el psicoanálisis cabría denominar como pulsiones sociales; una serie de “revoluciones democráticas”, o pretensiones de tales, que tuvieron una doble expresión:

En el mundo árabe/musulmán lo que se llamó “primavera árabe” y que, con la excepción de Túnez, un país muy occidentalizado y en el que los procesos de modernización eran muy anteriores a la llamada “revolución de los jazmines”, y se habían producido desde tiempos del Presidente Burguiba, trajo como consecuencia involuciones políticas (Egipto), guerras civiles (Siria), Estados fallidos, caos y fundamentalismo islámico criminal (Libia)

En el resto de países árabes/musulmanes el fracaso fue la tónica general (Marruecos, Argelia, Yemen, Baréin, Kuwait, Líbano, Jordania, Omán, Arabia Saudita, Yibuti,...) Significativamente en las oligarquías dinásticas del petróleo amigo de los EEUU del Golfo Pérsico el fracaso fue tan absoluto que se redujo en horas y no tuvo repercusión social y política alguna. La estabilidad política fue premiada desde USA y las exigencias democráticas de su Presidente, Barak Obama, fueron inexistentes, al contrario de lo sucedido en Túnez, Egipto, Siria o Libia, en donde éste se implicó, en unos casos desde los servicios de inteligencia (Túnez, Egipto), en otros militarmente (Siria, Libia). El caso marroquí y el argelino tuvieron su consideración particular porque se trataba de países fundamentales para contener un fundamentalismo islámico mucho más agresivo hacia USA que en Siria o en Egipto, países en los que la Casa Blanca actuó como un acelerante de los conflictos.

En Occidente, la llamada “revolución islandesa” (o “revolución de las cacerolas”) tuvo el éxito de derrocar al anterior gobierno conservador, lograr un “gobierno de izquierdas”, hacer una nueva Constitución, lograr que dos banqueros implicados en quiebras fraudulentas visitaran brevemente la cárcel, hacer que Islandia fuera un buen pagador de la deuda contraída internacionalmente y de perder las elecciones a manos de una derecha que ha vuelto sobre sus fueros. Quien quiera saber más de dicha performance política y el bulo que la acompañó puede consultarlo aquí

Sin embargo el mito sirvió para alimentar los cuentos que posteriormente vendería el movimiento indignado a nivel mundial y alguna de sus criaturas políticas posteriores. 

Tras el modelo de “revolución a la islandesa” vino, ya abiertamente en los países occidentales, básicamente en España (Democracia Real Ya, 15M), USA (Occupy Wall Street) y parcialmente Méjico (Yo soy 132) la gran fábula de la “revolución democrática” que traería, frente a la gran crisis capitalista, gobiernos “realmente democráticos”, honestos y no corruptos, transparentes, que hicieran elecciones primarias en sus partidos, presentarán listas abiertas al parlamento y, como se puso de moda, desde unos meses después de Mayo de 2011, nacientes de un movimiento “desde abajo”

Tiempo antes se nos había contado en qué consistiría un gobierno democrático. Resumiendo de un modo un tanto esquemático, pero no demasiado, sería el que propiciase la “democracia participativa” desde las ILPs (Iniciativa Legislativa Popular o firme todo lo que le pongan por delante porque esto es democracia, aunque se limpien el culo con sus firmas), los referendos (Suiza, el gran paraíso fiscal los hace a troche y moche y USA, donde apenas vota el 45% electores, y quien no tenga padrino no sale senador ni congresista, hace tropecientos de ellos en cada elección presidencial) y la wikidemocracia 2.0: usted participa por Internet de las decisiones que le afectan y que son importantes para el país. Lo que no le dicen es que hay alguien, como en los referendos, que decide sobre qué se le consulta y sobre qué no y decide cuál es y cómo se hace la pregunta. Y esa es una clave fundamental de todo este asunto “democrático”. Hay extraños partidillos que lo que venden no es el contenido ni el significado de esa democracia sino el método digital del mismo y hay quienes se lo han comprado para elegir candidatos a dirigir sus organizaciones en sus listas....cerradas y señaladas por sus dirigentes mesiánicos.

No está de más señalar el horizonte de alguna reciente estrella política mediática en cuanto a los modelos de referencia en que se fijaría esa “modernización” democrática de clases medias:

“Yo no tengo modelos porque se puede aprender de todos. Si vamos a construir una nueva sociedad, tenemos que nutrirnos, por ejemplo, del Estado del Bienestar noruego, de la participación política de Suiza, de los instrumentos revocatorios en Venezuela o California... Aprender de las mejores experiencias y corregir lo que ha fallado, y eso implica no ser dogmático, no calcar un modelo”

Se le olvida mencionar a este alumbrador de la nueva era que el capitalismo noruego está abriendo el paso al abandono del Estado del Bienestar -ya he dicho alguna vez que las conquistas de las clases trabajadoras bajo el capitalismo son efímeras-, que la participación política en Suiza es compatible con que este país sea uno de los mayores paraísos fiscales del capitalismo y que sus consultas jamás atentarán contra este sistema y, por supuesto, que lo más importante de la democracia venezolana no está en sus poderes revocatorios, con ser estos positivos, sino en su organización en comunas y en la introducción de métodos de gestión empresarial no capitalistas, bases del socialismo. 

Está claro, por las palabras expresadas en la anterior cita cuáles son las referencias principales del discurso “progresista” y sus límites de las llamadas clases medias. No quiero imaginar cuáles son las de los sectores menos progresistas de las mismas. 

Pero si estas afirmaciones del político en alza destinado a representar el voto y los intereses de las clases medias no fueran suficientes añadamos otras que tal vez aporten algún esclarecimiento al “izquierdista” despistado:

“Si decimos que democracia es que los ciudadanos tengan sanidad, educación y las mínimas condiciones para desarrollar su vida digna, ni siquiera en España hay democracia.”

¿Cómo interpretar estas palabras de monsieur Alberto Garzón? ¿Acaso cuando el capitalismo no estaba en crisis sino en períodos expansivos y la necesidad de consumo favorecía tanto mejores salarios directos como indirectos (servicios públicos) y se mantenía el Estado del Bienestar era el capitalismo más democrático? ¿Cuándo fueron electivos los cargos de director de empresa y de empresario? Nunca, ¿verdad? Democracia no es simplemente alimentar al trabajador. Es sobre todo el control colectivo de todo lo que afecta a la vida social y de la persona y eso incluye lo que “los obsoletos y desfasados comunistas” llamábamos antaño el control obrero de la producción y que los marxistas modernos llamamos autogestión no sólo pero también en los centros de trabajo. Eso es democracia igualmente; democracia económica y social. Pero no parece que vayan por ahí ni las aspiraciones de las clases medias ni las de los “modernos progresistas”.

Dicho todo lo anterior, de ambos modelos de “revoluciones democráticas” cabe extraer algunos elementos comunes:

Donde estas “primaveras” han tenido alguna repercusión, su base social se ha encontrado en la pequeña y mediana burguesías  Para estos sectores, los cambios de gobierno posibilitarían políticas que favoreciesen el mantenimiento de sus niveles de vida. En España no ha sido precisamente así. Parece que tampoco en Islandia. Creo que tampoco en Egipto ni en Túnez. 

La importancia de Internet y de las redes sociales en las demandas indignadas mundiales ha sido determinante. Lo que se ha llamado espontáneas  protestas en las redes sociales no habrían sido posibles sin expertos en community manager y redes sociales. Este otro ejemplo para América Latina sirve también para España.  

La adulación a la juventud como un valor en sí mismo, como tópico de generación de futuro y como colectivo humano al que atribuir un valor meritocrático. Consideren ustedes el vínculo de los estudiantes Erasmus en la exportación a Europa del movimiento indignado y la machacona insistencia en la preparación de los líderes de Podemos y especialmente del señor Iglesias para contarnos que está capacitado para ser Presidente de Gobierno.  Cabe concluir de este planteamiento que Evo Morales no está preparado para dirigir su país y que un trabajador sin master ni inglés como segundo idioma no debe de ser cargo elegible. 

2.-Crisis de legitimación democrática y crisis económica 
Habermas, un ex marxista, no un postmarxista como algunos afirman, se enfrenta en 1973  a lo que llama “problemas de legitimación del capitalismo tardío” en una obra del mismo nombre. Para él los factores que explican dichos problemas no nacen sólo de los factores económicos  (imposibilidad de producir lo socialmente necesario: un concepto hoy más que discutible) de un capitalismo planificado sino de la incapacidad del sistema político e institucional para aportar decisiones racionales en la medida deseada y para mantener la legitimación del sistema político.

Sin embargo, esos factores de los que él habla no aparecen con toda su fuerza hasta el estallido de la actual crisis capitalista -casi 35 años después- y sobre todo afectan a los sectores sociales cuya posición económica de partida se ha visto menos vulnerada desde la época en la que Habermas señala las debilidades sistémicas hasta la actual. 

Las llamadas clases medias (sean reales o propietarias de medios de producción o ficticias y dependientes salarialmente) han vivido un proceso de achatamiento, proletarización y de descenso social vertical muy marcados en este período de la crisis capitalista pero las clases trabajadoras han vivido una pauperización creciente desde la primera fase de esta crisis que se inició mucho antes, en 1973. Un análisis de los salarios directos e indirectos (coberturas sociales) muestra en el mundo capitalista occidental una tendencia no siempre sostenida pero creciente hacia la transferencia de las rentas del trabajo al capital mucho antes de 2007. 

Sin embargo, y en ausencia de un relato sociológico y político de la segunda fase de la crisis capitalista -la iniciada en 2007- de la clase trabajadora y de sus supuestos representantes: los sindicatos y las organizaciones de “izquierdas”- el discurso dominanfe que nos hemos encontrado es básicamente conservador: el de la reivindicación de esas denominadas clases medias de no descender de estatus, sea a través de la conservación del llamado Estado del Bienestar, sea a través de la denuncia de que están siendo exterminadas por el proceso de dualización social que genera la redistribución de la riqueza nacional a favor de la gran burguesía, en sus palabras, “los más ricos”. No existe desde esta clase una propuesta política en positivo y capaz de presentar una alternativa al capitalismo realmente existente distinta al manido "otro sistema" o la socorrida alusión hacia transitar a sociedades "postcapitalistas". No parece que tengan interés en una mayor concreción de su "propuesta".  

No voy a expresar el relato político de la clase trabajadora porque no es a mí a quien le corresponde hablar en su nombre sino a ella misma y porque mi clase no ha tenido ni medios de difusión ni voz política y sindical que la represente -el sindicalismo y las organizaciones con peso político que hace mucho tiempo fueron obreras hoy son mesocráticas-. No obstante creo que no se reconoce en sus formaciones de antaño porque no expresan sus necesidades. 

Tampoco esta vez, al contrario de como lo hizo el 22 de Marzo pasado, hito precedido por movilizaciones obreras y de las clases trabajadoras especialmente señaladas (Gamonal, limpiezas de Madrid y Alcorcón, Sniace, Panrico, Coca-Cola,...), creo que siga la estela de las próximas "huelgas ciudadanas" (Botín, Amancio Ortega y Joan Rossell son también ciudadanos) y de consumo -este último concepto de huelga es especialmente cínico e hiriente para millones de familias de bajos recursos que hacen huelga de consumo diario al no poder alcanzar el mínimo necesario y tener que recurrir a la caridad/solidaridad públicas-, no porque la clase trabajadora tenga respuestas, que no las tiene si carece de sindicatos combativos y robustos y de expresiones políticas propias, sino porque no verá claro qué es lo que se le está ofreciendo como hito de lucha y seguramente porque no se sienta representada en dicho llamamiento. Sin que sirva de precedente porque no soy libertario, creo que hay cierta respuesta anarquista al llamamiento de la nueva convocatoria del 22-M que es básicamente asumible desde una posición de izquierda revolucionaria, independientemente de lo que hagan luego los anarquistas cuando se aproxime la fecha. 

Lo que se ha producido desde el 22-M hasta la fecha es una recomposición en la dirección de las marchas y hay datos que me permiten sostener esta afirmación.

Soy consciente de que la actual situación en las empresas convierte la posibilidad de una huelga general, no ya revolucionaria sino simplemente de protesta y resistencia, en un acto heroico para sus seguidores y de resultado más que inseguro pero también lo soy de que una huelga ciudadana y de consumo es lo mismo que aquello que en Agosto de 2011 planteaban ciertos sectores indignados del 15M como huelga sin sindicatos; esto es, un llamamiento a la protesta ajenas a las claves de lucha de la clase trabajadora, que son las de golpear sobre la esfera económica para repercutir en la dimensión política.  

Cambiando de tercio, unas clases medias que históricamente fueron partidarias del “orden”, una vez asentadas en un estatus que les ha llevado durante gran parte del siglo XX y de los inicios del XXI hacia un consumo de masas y hacia el falso concepto de libertad basado en el narcisismo del individuo a través de su reflejo en la mercancía, han buscado sólo en el nivel político-institucional una respuesta al desorden que no nace de esa esfera sino de la económica.

Esta incoherencia se explica desde el carácter tradicionalista de unas clases que, reflejándose en la gran burguesía en la que se miran pero no alcanzan, buscan la estabilidad y perdurabilidad de un orden económico que se les escapa. No atentan contra la injusticia del mismo, carecen de crítica moral hacia la idea de desigualdad. La igualdad que pretenden les basta si mantiene su espacio de pervivencia. Y, en tanto que no cuestionan la estructura económica desplazan hacia el político su protesta “indignada”. Estas clases ven en el Estado, no su naturaleza de clase capitalista, sino el ideal “romántico” de un regulador “neutro” de los diversos intereses sociales. Y al comprobar que este supuesto carácter de árbitro no se da, no cuestionan  la naturaleza del Estado sino a sus gobernantes circunstanciales. Queda para ellos la Administración como un ente del que salvan su condición de instrumento de la dictadura de una clase y hacia el que desplazan todas sus iras.

La exigencia de “las clases medias” tiene un carácter parasitario. El que busca en el Estado su propia salvación como clase y que, cuando no encuentra satisfacción a sus aspiraciones, demanda una nueva institucionalidad

Para las clases medias y los productos políticos nacidos de ellas, la crisis capitalista no pone en evidencia la cuestión de la igualdad ni de la propiedad. Creen en la privada y su igualdad huye del “fantasma” de la proletarización que se les viene encima para soñar en un mundo eternamente “seguro”  y “superior”.

3.-Contradicción entre la política y la economía
Si el mundo real, todos los expertos de cualquier ideología y el sentido común de las personas dicen que el poder no se encuentra desde hace tiempo en el Estado y sus instituciones sino en manos del capital -decía Carlos Marx que  "los gobiernos son simples Consejos de Administración de la burguesía"-, cabe preguntarse porqué buscar principalmente en las instituciones políticas la posibilidad de actuar sobre unas estructuras cuyo poder real está fuera de las mismas.  

Las llamadas clases medias y sus movimientos sociales y organizaciones reformistas defenderán la restitución de sus posiciones perdidas mediante una orientación de sus demandas hacia el Estado, hacia un Estado que ha desaparecido para siempre, el del Bienestar. 

Tiene todo su sentido. Ellas fueron, mucho más que las clases trabajadoras, las grandes beneficiarias  del despliegue del Estado Social a través de la educación, la sanidad, las pensiones públicas,... El modelo wellfariano de Estado es lo que permitió ascender socialmente a un sector de la población, al permitirle reservar parte de sus ingresos al ahorro y al consumo. 

Conscientes de este hecho, las clases medias y sus expresiones políticas “defienden lo bueno del sistema” sin la crítica radical (de raíz) a la base material sobre el que éste (el capitalismo) se asienta: la propiedad privada de los medios de producción, la apropiación privada de un beneficio social y colectivamente producido. La parte en la que el Estado es social sí es reclamada (mareas ciudadanas y sus diversas composiciones). La parte en la que el Estado revela su naturaleza de clase y actúa como soporte jurídico e instrumento coercitivo de la estabilidad del orden/desorden económico no es cuestionada desde las llamadas clases medias. Carecen de horizonte fuera del capitalismo y del Estado capitalista pues creen que ambos son los garantes de su subsistencia como clase, a pesar de que si algo ha demostrado esta crisis capitalista es la brutal transferencia de las rentas bajas e intermedias hacia las altas, con la consiguiente y creciente dualización social entre las grandes fortunas de la burguesía y unas cada vez más proletarizadas clases medias, que se van aproximando en estatus a las trabajadoras aunque no en autopercepción de sí mismas y de sus roles sociales.

Además de que el Estado capitalista revista una evidente naturaleza de clase, tampoco posee ya las palancas de intervención en la economía porque las abandonó desde la desregulación de la economía (financiera, comercial, jurídico-laboral, asistencial) mundial y ya, aunque hipotéticamente quisiera recuperarlas (a través de gobiernos de signo reformista: keynesianos, populistas o socialdemócratas) no podría hacerlo sin violar todo el orden social, económico y jurídico en el que se asienta el sistema capitalista. Dado que la “democracia burguesa” -y no a otra aspira la nueva  institucionalidad propuesta por las llamadas clases medias y sus alternativas políticas- ha involucionado desde el Estado del Bienestar hasta el Estado liberal del siglo XIX en el XXI, ninguna reforma política podría cambiar el actual capitalismo con una mera ocupación del gobierno, puesto que si algo ha demostrado la aventura islandesa, los gobiernos “progresistas” europeos y el “sí se puede” de Obama es lo superficial y reversible de  los pretendidos cambios que no afectaron en nada ni a la naturaleza del Estado del capital ni a éste mismo. 

A pesar de toda esta gran paradoja que hasta aquí he descrito, las pequeña y mediana burguesías no pueden plantear otro camino que el de la “ilusión democrática” (la llamada democracia participativa, que en nada cambia la naturaleza de la democracia capitalista”), la creación de una nueva institucionalidad -nueva en el remozamiento de los agentes políticos que intervendrán en el sistema de partidos y en algunos retoques cosméticos, no en su orientación ideológico-política- y en la reclamación de la vuelta a un tipo de Estado intervencionista en lo económico-social que ya no volverá para nivelar diferencias sociales sino, en todo caso, para reafirmarlas y acentuarlas.   

4.-“Revolución democrática” que es involución social y política
El ciclo de las revoluciones burguesas que tuvieron su momento fundacional en 1789, para proseguir en 1820, 1830 y 1848 fue identificado también como el de las revoluciones democráticas o liberales. 

Marx y Engels rendirían admiración por esta burguesía por su capacidad para revolucionar tanto la sociedad, como sus bases económicas, políticas y jurídicas y morales:

“Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Las abigarradas ligaduras feudales que ataban al hombre a sus «superiores naturales» las ha desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el frío interés, el cruel «pago al contado». Ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustituido las numerosas libertades escrituradas y adquiridas por la única y desalmada libertad de comercio. En una palabra, en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal.
La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores asalariados.
La burguesía ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo que encubría las relaciones familiares, y las ha reducido a simples relaciones de dinero.
La burguesía ha revelado que la brutal manifestación de fuerza en la Edad Media, tan admirada por la reacción, tenía su complemento natural en la más relajada holgazanería. Ha sido ella la primera en demostrar lo que puede realizar la actividad humana; ha creado maravillas muy distintas a las pirámides de Egipto; a los acueductos romanos y a las catedrales góticas, y ha realizado campañas muy distintas a las migraciones de pueblos y a las Cruzadas.
La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales. La conservación del antiguo modo de producción era, por el contrario, la primera condición de existencia de todas las clases industriales precedentes. Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.” (I Burgueses y proletarios. “El Manifiesto Comunista”. K. Marx y F. Engels

Unos 160 años más tarde, un nuevo proyecto de revolución burguesa, éste de las llamadas clases medias, -2010 en Egipto y Túnez, y 2011, con el movimiento de los indignados- volvió a plantear su desafío.

Pero al contrario que la burguesía en el siglo XIX, que conformaba una clase ascendente, pujante y con iniciativa, fuerza transformadora de la economía y las relaciones sociales de producción, la política, la sociedad, la cultura y los valores, esta “revolución ciudadana y democrática” de las llamadas clases medias nace de estratos sociales en retirada, que reaccionan a la defensiva, sin una alternativa de sociedad global a la vigente sino limitada a exigir una nueva institucionalidad desde la que salvar su existencia, sin admitir que esa institucionalidad no los amparará porque el aparato del Estado es inerme para enfrentar al gran enemigo laminador de esas clases: el capitalismo en su actual fase fagocitadora. Sus propuestas de reformas económicas no pasan de mantener el Estado del Bienestar y revertir los procesos que afectan a su pérdida de estatus -expresado, por supuesto, desde otras fórmulas-pero sin afectar a la esencia misma del capitalismo: unas relaciones sociales de producción explotadoras, opresivas, injustas y opuestas al propio desarrollo libre de la humanidad.  

Como en el siglo XIX hizo la burguesía, ahora las clases medias intentan camuflar sus intereses de clase bajo la apariencia del interés general o colectivo y desde ese falaz presupuesto han planteado su proyecto como revolución ciudadana. 

Al intentar de enmascarar los intereses de su clase como “intereses de todos” o como intereses de la nación, inventan el pretendido discurso del 1% contra el 99%, tratando de que olvidemos que una parte de ese pretendido 99% está formado por clases medias patrimoniales, que poseen empresas medianas y pequeñas desde la que despiden a sus trabajadores, les rebajan el sueldo y las condiciones laborales y se apropian de la plusvalía que estos producen. Dicen que lo hacen por la necesidad de competir y de sobrevivir en un mercado dominado por las grandes empresas y transnacionales pero lo cierto es que cuando las cosas les fueron mejor, las PyMES no destacaron por su filantropía hacia sus empleados, repartiendo entre ellos una parte de sus beneficios, sino que, al igual que las grandes corporaciones, se apropiaron particularmente de la riqueza creada colectivamente por aquellos.      

Otro sector de las llamadas clases medias son asalariados de ingresos medios y medio-altos, lo que, de hecho, los convierte en trabajadores, aunque su desclasamiento ideológico les impida ver que sus  intereses serán laminados justamente por un capitalismo que no discuten en lo esencial porque hasta ahora ahora les ha permitido vivir un simulacro de “democracia económica” a través del consumo y no han perdido las esperanzas de que el capitalismo supere su crisis y les devuelva a su antaño condición hoy amenazada. Pero la realidad es que el capitalismo sale de sus crisis creando las condiciones para otras nuevas. Y eso les afecta a las llamadas clases medias que, aunque no cuestionen la esencia del capitalismo sino que básicamente lo defiende porque este sistema fue que en el pasado creó las condiciones para la expansión de las mismas, por sus necesidades de ampliar su base de consumo y de consenso social, no volverán a la situación de partida previa a esta gran crisis.     

Llamativamente esta gran paradoja entre un capitalismo que le condena a ser una especie en riesgo de extinción y un Estado que cree que salvará unos intereses de grupo que no podrá salvar, la eluden las llamadas clases medias con una apelación al “gobierno de los mejores”

Las llamadas clases medias han accedido durante décadas a la educación pública y a las ayudas a la enseñanza (becas, cursos de actualización, intercambios en la UE, masters,...), lo que les ha generado el espejismo de la vía educativa para el ascenso social o, cuando menos, para mantener sus estatus. Coherentemente con la sospecha, nunca admitida, de que las crisis continuadas del capitalismo son sus enemigas, han buscado refugio en los aledaños del Estado (la política, la administración que, aún gravemente herida, no ha acabado con la ilusión de la carrera funcionarial para toda la vida, las ayudas a los emprendedores, aprovechadas en su escasez siempre por los avispados mediante contactos,...). 

En un mercado de la oferta de candidatos decreciente, han inventado la gran idea “democrática” de la meritocracia. Las mejores notas, los estudios más avanzados, la “generación más preparada de la historia”...Se abona un discurso que justifica que sólo los miembros más competitivos de la manada puedan acceder a los mejores puestos/pastos disponibles. Una nueva vía hacia la elitización de la política y de los servidores públicos justificada precisamente por aquellos que se dicen enemigos de “la casta”

Es curioso cómo algunas de las alternativas frente a esa “casta”, teorizada en su día por pensadores prefascistas y por quienes han establecido alianzas con los fascistas británicos, crean en partidos de profesores y digan que ellos son los más preparados de la Historia para dirigir un gobierno. Argumento según el cual un indígena de clase baja y sin estudios superiores como Evo Morales no está capacitado para dirigir su país. ¿Merece esto más comentario? 

Si esto no fuera suficiente para desmontar la falacia del discurso middle class, quienes tengan ganas de seguir leyendo y no responder con sus rebuznos a argumentos que se les entregan uno tras otro, no les sentaría mal leer este enlace que desmonta una falacia ideológica de origen neoliberal, y que muestra el carácter enormemente desigualitario e injusto de una sociedad meritocrática. He conocido no uno, sino muchos titulados en viarias carreras y políglotas que son a la vez imbéciles profundos. De hecho, uno de ellos ha saltado recientemente desde el palatino lameculismo felipista de antaño hasta el caballo de los nuevos tiempos, las nuevas consignas y los nuevos valores.  Es cierto que no le falta la razón a este sujeto cuando afirma que “el grueso de votantes de Podemos no fueron tanto los jóvenes del 15-M que acamparon en la Puerta del Sol como sus propios progenitores: los profesionales de los servicios públicos que protagonizaron en 2012 las mareas blanca y verde. Y esa clase media de edad adulta no se dejará impresionar tan fácilmente”. Se juega su supervivencia como clase en ello. 

5.-La “ilusión democrática” creará monstruos:
Cada proyecto fracasado en la historia de la humanidad ha abierto camino a sus enterradores. La democracia burguesa e incluso la pantomima de revolución democrática de estas llamadas clases medias contiene un valor que todo revolucionario debe defender con tanto ahínco como su propia vida: el de las libertades democráticas de expresión, reunión, asociación, opinión y manifestación. 

Hoy la dictadura de clase de la gran burguesía no ha resuelto ni la evolución de su crisis económica, de legitimación y de civilización ni cuál será la dinámica de las protestas sociales en el futuro contra el desorden moral e inhumano que ha creado. 

Es previsible, en consecuencia, que tema auténticos estallidos sociales, en lugar de simulacros de tales, y que espere que, si las alternativas de disidencia controlada y sistémica que protege fracasan, se radicalicen aún más las luchas sociales hasta un  punto en el que el capitalismo no pueda satisfacerlas ni integrarlas. 

La ilusión democrática dará paso, más temprano que tarde, y aunque circunstancialmente el capital pudiera sortear esta crisis, no la siguiente, que será devastadora, a una decepción brutal no sólo entre las llamadas clases medias sino entre los sectores de los trabajadores, muy minoritarios, que han seguido su estela. 

Las clases trabajadoras no es que no hayan dicho su última palabra, es que aún no han encontrado el vehículo político y sindical para expresar la primera, aunque en gran parte de Europa el abandono de las izquierdas les esté conduciendo a expresar su rabia a través de los canales enemigos de las mismas por naturaleza: populismos (no los hay de derechas y de izquierdas. Todos ellos son de derechas porque rebajan a los seres humanos a la condición de idiotas adictos a un líder “necesario”) y fascismos.  

Las clases medias fracasarán en su intento de supervivencia tanto por su naturaleza social como política. En lo social vivirán la contradicción entre su anhelo pseudodemocrático (falsa igualdad económica con unas clases altas a las que no alcanzarán) y su condición real (clases que, temiendo al socialismo por su carácter realmente igualitario, serán paciente y gradualmente eliminadas por el proceso de concentración de la riqueza que conlleva la actual fase del capitalismo). Su egoísmo natural, que les lleva a defender sus intereses por encima de los de la amplia mayoría de los trabajadores, que se encuentran debajo de ellas, hará el resto en el nivel de sus propuestas políticas sin destino socio-economico. La redención de sus contradicciones estaría en la subordinación de su proyecto de supervivencia de los individuos que la componen a otro mucho más grande que ella como clase y como aspiración humana. Unirse sin pretensión de dirigir, ni de suplantar, ni de imponer a la lucha contra la explotación económica, social, cultural y humana que sufren las clases trabajadoras pues el destino que les espera en la evolución previsible del capitalismo es el de la distopía Mad Max, la salida de matar o morir a nivel meramente de individuos, sin que les quepa esperar solidaridades colectivas. La humanidad no sobrevivirá esta vez bajo la lógica destructiva del canibalismo social.

De no ser ésta la ruta elegida por las clases medias, la repetición de la ruta hitleriana, como expresión del “horror vacui” ante su propia destrucción, precipitará su condena. La historia enseña a quienes no la niegan y entierra a los idiotas que la rechazan o la ignoran. Y quienes la desprecian tendrán, como clase, una tentación ante sus ojos, una vez que fracase su "ilusión democrática". Decepcionados de su viaje hacia un concepto de pueblo que, ante todo, refleja los ideales de esas llamadas clases medias, bien pudieran acabar concluyendo que, puesto que su ruta hacia la democracia ha sido un engaño, el fascismo pudiera ser un buen cobijo bajo el que abrigarse

Mientras tanto, las clases trabajadoras aún deberán esperar la llegada de su tren que parta hacia la estación de Finlandia. Falta que los auténticos socialdemócratas tiendan la mano a los comunistas, y que estos tengan la inteligencia de aceptarla, para subir a ese convoy. Tengo dudas de que ello suceda pero siguen siendo dudas enamoradas.  No en vano Lenin solía recurrir a la cita de Goethe: "Mientras que el campo de la vida es verde, el campo de la teoría es gris” 

  
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“Guárdame los votos, Pablo, que en unos meses pasaré a recogerlos. Pedro Sánchez”:  http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/07/guardame-los-votos-pablo-que-en-unos.html

"Oligarquía, afiliación de aluvión y opacidad ideológica en Podemos":  http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/08/oligarquia-afiliacion-de-aluvion-y.html
"Causas de la crisis interna de Podemos": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/09/causas-de-la-crisis-interna-de-podemos.html

Mirando a unas izquierdas desorientadas, acobardadas y agonizantes: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/10/mirando-unas-izquierdas-desorientadas.html

"Esoterismo y negocios giran alrededor del planeta Podemos"http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/10/esoterismo-y-negocios-giran-alrededor.html

DOS ESCENARIOS QUE A MEDIO PLAZO COMPITEN EN IRAK

Immanuel Wallerstein. La Jornada

La atención mundial al creciente empuje de las fuerzas conducidas por el Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS) ha desplegado un enorme debate acerca de lo que debería hacerse, por todos los actores ajenos al ISIS, para contener lo que ampliamente se percibe como un movimiento muy peligroso. Sin embargo, en algún punto la expansión del ISIS alcanzará sus límites e Irak y la región más amplia se asentarán mediante un arreglo de facto y la fijación de fronteras. Podríamos pensar que este es el escenario de mediano plazo.

Los actores mundiales solamente pueden decidir –y promover– una de dos alternativas para el escenario de mediano plazo en Irak: ambas compiten realmente y, de hecho, son muy diferentes. Una es la partición de Irak en tres Estados étnicos autónomos (por lo menos de facto, tal vez en lo formal). La otra es un Estado iraquí reunificado e incluyente, basado en el nacionalismo iraquí. Estas alternativas, en tanto se discuten abiertamente, por lo común se presentan como debate analítico. De hecho, entrañan un debate político.

La partición de Irak en tres Estados étnicos –sunita, chiíta y kurdo– se ha discutido y promovido mucho tiempo antes de que el ISIS apareciera en el escenario como movimiento agresivo. Es común que el argumento básico insista en la existencia de inherentes hostilidades étnicas presentes hace mucho en Irak, lo que se combina con una concentración geográfica de los tres grupos étnicos mayoritarios. Los proponentes tienden a decir que las hostilidades étnicas son interminables y que la única manera en que se restaurará la estabilidad en Irak es reconociendo esta realidad.

Existen problemas con esta argumentación. El primero es que las llamadas hostilidades inherentes hace mucho que han sido compatibles con las prácticas contrarias, tales como el matrimonio mixto entre los grupos y la cohabitación pacífica en muchas áreas, especialmente en las áreas urbanas. La concentración etnogeográfica histórica se ha magnificado y consagrado en los últimos 10 años, debido a las cuantiosas purgas étnicas –lo cual es una consecuencia, más que la causa, del intenso conflicto actual.

El segundo problema es que la partición no creará Estados étnicos homogéneos, dado que permanecerán minorías étnicas en los tres nuevos Estados. Hablo aquí no sólo de las personas sobrevivientes no purgadas de cada uno de los principales grupos étnicos, sino por supuesto también de grupos étnicos más pequeños, tales como los cristianos, los turcos, los shabak (o kurdos chiítas) y los agnósticos religiosos (inconfesados). La homogeneidad étnica es un objetivo irrealizable en cualquier parte.

Para constatar la realidad de esto basta con echar una mirada a Yugoslavia, donde el concepto de separación de un Estado unificado en sus componentes étnicos se puso en práctica –con las serias y continuadas consecuencias que ya conocemos. El ejemplo yugoslavo subraya el tercero y más convincente argumento en contra de esta alternativa de escenario. Antes de la partición, Yugoslavia era un importante actor geopolítico con una fuerte economía. Ya no lo es más. Después de la partición, ¿habremos de decir de Irak que alguna vez fue un importante actor geopolítico con una fuerte economía pero que ya no lo es más?

Si volteamos a la otra alternativa de escenario su mérito es evitar, precisamente, las trampas del primero. Pero ¿sobre qué base sería posible construir tal escenario? Obviamente sólo una: la oposición al papel imperialista de Estados Unidos (y del mundo occidental en general) en Irak. Esto es exactamente el por qué algunos grupos la favorecen con fuerza y otros se oponen a ella también con fuerza.

Dentro del Irak de hoy este resultado es impulsado únicamente por un importante actor iraquí, los sadristas. Muqtada al-Sadr encabeza un movimiento chiíta que tiene la fuerza tanto política como militar y que fuera severamente perseguido bajo el régimen de Saddam Hussein. Sin embargo, desde el principio él dijo que desea trabajar con los movimientos sunnitas serios (aquellos localizados entre las tribus –sheikdoms– aquellos intelectuales urbanos y profesionales, inclusive ex baasistas) y con los movimientos kurdos principales. Su única condición es que colectivamente se opongan a cualquier papel ulterior de Estados Unidos en Irak.

Hay muchas preguntas abiertas en el muy corto plazo. Una es qué tan lejos está dispuesto Estados Unidos a ir para frustrar el escenario sadrista y qué tanta capacidad tiene para detener a Al-Sadr. La segunda es qué tan preparado está Irán para sancionar la dilución de un gobierno puramente chiíta en Irak en aras de uno anti-imperialista pero multiétnico. La tercera es quién asumirá el papel de campeón de los grupos sunitas ajenos al ISIS en Irak. Si Estados Unidos parece intentar jugar ese papel haciendo un trato con Irán, ¿no querría Arabia Saudita jugar dicho papel y así permanecer como actor geopolítico importante en la región? La cuarta es cómo puede Turquía extraerse de la pesadilla del ISIS –que por lo menos en parte ayudó a crear.

Y, por supuesto, en cualquier escenario que resulte, la alternativa escogida tendrá grandes implicaciones para Siria y Líbano –y para Palestina.

5 de julio de 2014

VI CUMBRE DEL BRICS: LAS SEMILLAS DE UNA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA

Ariel Noyola Rodríguez. alainet.org

Al día siguiente de la final del torneo de fútbol en Brasil, se llevará a cabo la VI Cumbre del BRICS (sigla de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Fortaleza y Brasilia serán las ciudades anfitrionas del encuentro a realizarse los días 14, 15 y 16 de julio, para asentar finalmente una arquitectura financiera de nuevo cuño bajo el eslogan: “Crecimiento incluyente y soluciones sostenibles”. A diferencia de las iniciativas de regionalización financiera asiática y sudamericana, los países del BRICS, al no conformar un espacio geográfico común, al tiempo que están menos expuestos a sufrir turbulencias financieras en simultáneo, incrementan la efectividad de sus instrumentos defensivos.

Un fondo de estabilización monetario denominado Acuerdo de Reservas de Contingencia (CRA, del inglés Contingent Reserve Arrangement) y un banco de desarrollo, llamado Banco BRICS, ejercerán funciones de mecanismo multilateral de apoyo a las balanzas de pagos y fondo de financiamiento a la inversión. De facto, el BRICS tomará distancia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, instituciones edificadas hace siete décadas bajo la órbita del Departamento del Tesoro estadounidense. En medio de la crisis, ambas iniciativas abren espacios de cooperación financiera frente a la volatilidad del dólar, y alternativas de financiamiento para países en situación crítica sin someterse a condicionalidades mediante programas de ajuste estructural y reconversión económica.

Como consecuencia de la creciente desaceleración económica mundial, se ha vuelto más complicado para los países del BRICS alcanzar tasas de crecimiento por encima de 5 por ciento. La caída sostenida del precio de las materias primas para uso industrial derivada de una menor demanda del continente asiático y el retorno de capitales de corto plazo hacia Wall Street han impactado negativamente sobre el comercio exterior y los tipos de cambio. A excepción de la ligera apreciación del yuan, las monedas de los países del BRICS han perdido desde 8.80 (rupia india) y hasta 16 (rand sudafricano) puntos porcentuales frente al dólar entre mayo de 2013 y junio del año en curso. En este sentido, el CRA BRICS –dotado de un monto de 100 mil millones de dólares anunciado en marzo de 2013, con aportes de China por 41 mil millones de dólares; Brasil, India y Rusia, 18 mil millones cada uno; y Sudáfrica, con 5 mil millones de dólares–, una vez en marcha reducirá sustantivamente la volatilidad cambiaria sobre los flujos de comercio e inversión entre los miembros del bloque. Los escépticos argumentan que el CRA tendrá importancia secundaria y ejercerá sólo funciones complementarias a las del FMI. Dejan de lado que en contraste con la Iniciativa Chiang Mai, por ejemplo (integrada por China, Japón, Corea del Sur y 10 economías de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), el CRA BRICS podrá prescindir del aval del FMI para realizar sus préstamos, con lo cual garantiza una mayor autonomía política frente a Washington. La guerra de divisas de las economías centrales contra las economías de la periferia capitalista exige su ejecución a la brevedad.

Por otro lado, el Banco BRICS ha despertado muchas expectativas. El Banco que iniciará operaciones con un capital de 50 mil millones de dólares (con aportaciones de 10 mil millones y 40 mil millones en garantías de cada uno de los miembros), tendrá posibilidades de ampliarse en 2 años a 100 mil millones de dólares, y en 5 años a 200 mil millones; contará con capacidad de financiamiento de hasta 350 mil millones de dólares para proyectos de infraestructura, educación, salud, ciencia y tecnología, medio ambiente, etcétera. Sin embargo, para el caso de América del Sur, los efectos en el mediano plazo presentan un carácter dual. No todo es miel sobre hojuelas en los mercados de crédito. Por un lado, el Banco BRICS bien podría contribuir a reducir los costos de financiamiento y fortalecer la función contracíclica de la Corporación Andina de Fomento (CAF), a través del aumento de créditos en momentos de crisis y así descartar los préstamos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Por otro lado, no obstante, como oferente de crédito, el Banco BRICS entraría en competencia con otras entidades financieras de influencia considerable en la región como el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil), la CAF y los bancos chinos con mayor número de acreencias (China Development Bank y Exim Bank of China). Es inverosímil que las instituciones financieras susodichas hagan converger sus ofertas de crédito de modo complementario sin afectar sus carteras de prestatarios.

En el l interior del BRICS también hay fricciones. La élite china pretende realizar la aportación mayoritaria (a diferencia de la propuesta rusa de establecer aportaciones alícuotas) y convertir a Shanghái en sede del organismo (en lugar de Nueva Delhi, Moscú o Johannesburgo). En caso de que los préstamos del Banco BRICS se denominen en yuanes, la moneda china avanzará en su internacionalización y afianzará gradualmente su posición como medio de pago y moneda de reserva en detrimento de otras divisas. Más allá de la consolidación de un mundo multipolar, el CRA y el Banco BRICS representan las semillas de una arquitectura financiera que emerge en una etapa de la crisis llena de contradicciones, lo mismo caracterizada por la cooperación que por la rivalidad financiera.