14 de mayo de 2014

DE TUITEOS Y CRIMINALIZACIONES

Por Marat

Hace poco empezó la campaña de criminalización en redes sociales, fundamentalmente en twitter, que es donde parece que importa eso de criminalizar la opinión y la libertad de expresión. 

Alguien me dijo un día que facebook era como un pub en cuanto al ambiente y el ritmo y que twitter lo era como una discoteca. ¿Sólo por la música o también por el narcisismo de cuántos seguidores consigo a base de acumular frases chorras? Como no me gusta el ruido, soy viejuno y prefiero no estar sometido a la demostración de lo inteligente que soy en 140 caracteres, prefiero el facebook, un lugar en el que se dicen tonterías a punta pala, hay enlaces interesantes para una persona de izquierdas y muchos supuestos izquierdistas acaban difundiendo enlaces de derechas. Un oasis para la mente, vamos. Por eso a las redes sociales les dedico una hora o menos al día. Y aún creo que he de seguir haciendo reducción del tiempo invertido. Para mí sólo sirven para difundir los artículos que publico en mi blog y poco más. 

El pasado martes 13, tras el asesinato -creo que no falleció de muerte natural- de Isabel Carrasco me encontré con dos tipos de comunicaciones en los medios a los que estoy acostumbrado -tv, radio y prensa-.  La que insistía en que había que criminalizar determinados comentarios en redes sociales- me llama la atención poderosamente que siga siendo legal el sitio en twitter (una red alojada en USA) de Al Qaeda. Y la que porfiaba en que no había ninguna razón para vincular el asesinato de Isabel Carrasco con un clima antipolíticos. No estoy de acuerdo con ninguno de ambos planteamientos. 

Pongo por delante que no sabía de la existencia de la víctima hasta su muerte y que lo que he ido conociendo no me la he hecho especialmente simpática. Lo que he leído después sobre ella no me la ha hecho más seductora. En esta vendetta interna del PP, propia de “El Padrino”, o de “La Mamma”, según se mire, no hay elemento edificante alguno al que agarrarse. 

El deseo de criminalizar la libertad de expresión y de opinión en las redes sociales, previsto tanto en la reforma del Código Penal como en la reforma de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, y ya aplicado por obra y gracia de las democráticas gónadas del totalitario Partido Podrido, no es otra cosa que el intento de atajar el agua del embravecido mar con las presas de arena mojada que haría un niño en playa. Sólo que además de no ser el gobierno fascista del PP un niño, esos muros son imposibles. No los detienen las amenazas, ni las leyes, ni las represiones. 

Dicho esto, quiero dejar claro, a quien corresponda que considero estúpido, indecente y ajeno al más mínimo sentido de la empatía humana reírse de que Irene Villa perdiese dos piernas y tres dedos de una mano. Quizá la niña feliz que era Irene Villa a los casi 13 años no sería hoy una mujer llena de resentimiento y que tanto de opone a la paz en Euskadi si no la hubiera mutilado definitivamente un  comando de asesinos de ETA.  Aún así esa niña hizo estudios de Psicología y Humanidades, lo que indica un esfuerzo por comprender, por encima de lo que el odio acumulado la haya hecho destilar. Ese esfuerzo lo he visto también presos de ETA que, con cinismo o con profundo deseo de traspasar emocionalmente el otro lado, tratan de aproximarse a sus víctimas. Es el camino de la paz entre los pueblos que jamas debe debe serlo entre las clases. Y aún dentro de la guerra de clases es de esperar un componente de humanidad que no debe superar salvajismos y bromas al respecto. 

Por lo mismo que me repugnan los chistes sobre la mutilación de Irene Villa, me asquea el silencio mediático del PSOE sobre los GAL y su famosa X, el Batallón Vasco Español y tantos grupos de la época del franquismo y la transición- asesinatos legales de la policia sobre la que hoy se edifica el PP- de los  que practicaron el terrorismo de Estado contra los vascos y contra un sector de las izquierdas de este país. 

En ese deseo de comprender no quiero ignorar mi simpatía hacia una persona como Arnaldo Otegi (Otegui, según se lea). Alguien que cuando se produjo el atentado del 11M en España (yo me expreso desde mi lado) dijo “Ni por los objetivos", ni por el modus operandi" la "masacre" de ayer puede ser responsabilidad de ETA”. No concebía en su mente, como no concebía en la suya Gerry Adams, (Omagh) tal locura. Ni por el modo de proceder de una organización ni por el de actuar de la otra, tamañas demencias cabían en sus cabezas, a pesar de que en el segundo caso fueran los disidentes de la organización los autores de la absurda e inhumana masacre. No puedo evitar ver en uno y en otro a hombres de paz que buscan superar la irracionalidad.  

Por todo lo dicho repruebo y rechazo cualquier manifestación o apología que haga de la violencia gratuita y sin beneficio para nadie ni para causa alguna una bandera. 

Quienes suelen leerme saben que creo que la violencia revolucionaria es el camino inevitable para acabar con el sistema capitalista. No tengo gusto alguno por ella sino la convicción de que la historia nos demuestra que ninguna nueva sociedad nace sin ser derribada la anterior y que esto no se logra ni con flores ni con besos. Lo que considero un proceso necesario e inevitable nada tiene que ver con quienes se regocijan y entusiasman con dolores o muertes ajenas. Creo, con Marx, que la violencia es la partera- inevitable- de la historia y ello no me impide tratar de humanizar los conflictos humanos y ver en el otro, humano, a un semejante, más allá de a dónde nos  conduzca el río desbordado de la historia. 

No entiendo al bobo gratuito que se alegra de que hayan matado en una vendetta interna a la dirigente de un partido, por muy odiosa que fuera, y lo era, y rechazo firmemente a quienes pretenden criminalizar los exabruptos de quienes tal cosa expresan. Los primeros son idiotas, y bastante tienen con cargar con su estupidez, pero los segundos son fascistas y han de ser combatidos con mucha más decisión que los primeros porque el día en que los insensibles no puedan expresarse habrá empezado el camino de la represión para todos los que no nos movemos, como imbéciles, entre el negro y el blanco, entre el sí y el no, entre esa mentira que llaman oposición libertad/seguridad. 

A ver payasete, bocazas de la red, tontolpijo. ¿a  ti no te han dicho que en boca cerrada no entran moscas? ¿No crees que tus odios  primarios, vomitados a través de la estupidez que se te ocurre en el momento, no nos benefician al resto en nada? ¿Acaso no ves que comprometes al trabajo arduo y callado del resto de los compañeros?

Lo que haya que hacer se hará, cuando toque, sin mentalidad de criminal, dirigiendo la furia donde un revolucionario debe proyectarla y no a tu desahogo particular de egoísta que sólo busca quedarse a gusto después de soltar su boutade. 

Creo que sí que se ha abierto la veda del político. Y no creo que haga falta que ponga ejemplos porque están en la mente de todos. Del PP y del PSOE pronto va a pasar la caza al resto. Curiosamente no la del empresario que ha dividido nuestros salarios a la mitad, ni la del que llama parásitos a los jóvenes desempleados, ni la del empresario de una panificadora que tira el brazo cercenado por la máquina de un trabajador ilegal a un contenedor, o la del empresario que pide trabajo gratuito a cambio de comida y cama o la del que lanza 50 euros al aire y espera que todos los candidatos al puesto de trabajo tomen ese juego como parte del proceso de selección. Ahí no hay agresividad en la red, o fuera de ella, que sea peligrosa para el sistema pero sí mucho chupapollas obligado o entusiasta a tal ejercicio. 

Olvidar esta cuestión, que los criminales son, ante todo, nuestros queridos empresarios, dispuestos a beneficiarse a partir de nuestra sangre, y dirigir sólo la furia sobre los políticos es el camino del fascismo, aquel que acaba con nuestro derecho a existir y que encumbra a quienes nos han convertido en esclavos atados al puesto de trabajo que les enriquece.  

Ser idiota al poner tan fácil la represión no puede justificar jamás que ésta se produzca porque la cólera nace de una razón de ser.

A la vez me asquea que un canalla del PSOE – José Martínez Olmos, portavoz de este Partido en la Comisión de Sanidad del Congreso- exprese ya con claridad meridiana su voluntad de  regular «la catarata de comentarios indignos que muchas personas desalmadas han vertido».  

Lo dije en privado en su día y lo repito en público ahora: con el tema de la legislación represiva del PP respecto a las libertades el PSOE sólo quería hacerse la foto cuando se trasladó una representación de la protesta social al Congreso para entrevistarse con grupos parlamentarios. Ahora se han quitado la careta.    

Los chicos de Amaral, que llevaban tiempo sin vender, y que tienen una web que es pura mercadería, han invitado a la caza y hostiaje del político en ese adelanto de disco que ellos llamaron “ratonera” -tampoco hablan de empresarios. Les dan de comer la casa de discos y las empresas de comunicación, pasando por tantos otros- Creo que no es algo que cualquier demócrata deba agradecerles. 

El populismo y el fascismo han dado en carne y no van a parar hasta llegar al hueso. No les falta motivo, aunque sí toda la razón. La rabia social tiene causas -paro masivo, pobreza, corrupción,injusticia, desigualdad, desesperación..., aunque el desesperado de verdad no tiene conexión a Internet ni móvil desde el que expresar su ira- que no pueden ser negadas ni criminalizadas porque, si se les pone mordaza, hablarán arrancándosela y ese sí que será un acto justificado. 

LA PATRONAL GANÓ LA BATALLA SALARIAL

Manuel Medina. La Haine

La batalla del gobierno y sus patrones, los empresarios, ha sido dura, pero finalmente lo están consiguiendo. En el curso de los últimos años han estado forcejeando perseverantemente para lograr arrastrar hacia abajo el listón salarial. Periódicamente, controlaban a través de encuestas el nivel de oposición que los asalariados ofrecían a la hora de aceptar la precarización laboral. Pero los resultados obtenidos en estas encuestas no solo les permitían detectar esta resistencia, sino también construir sofisticadas campañas publicitarias para persuadir a los trabajadores de que en situaciones de crisis como la actual sería inaceptable aspirar a salarios "decentes". "Mejor poco que nada", fue el lema difundido a través de sus medios de comunicación.

La campaña no fue dirigida exclusivamente a los que ya habían perdido su puesto de trabajo, sino también a aquellos otros a los que se amenazaba con la posibilidad de perderlo. Había que implantar un nuevo y falso "sentido común" en la mentalidad de la gente a través del cual el asalariado pudiera llegar a convencerse de que la mejor forma de salvar parte de lo conseguido era entregarse en cuerpo y alma a la voluntad de su enemigo de clase.

UNA "LABOR" CONCERTADA
La verdad es que la patronal no ha hecho sola su trabajo. Además de con los apoyos de sus representantes en el Ejecutivo gubernamental, los grandes empresarios han contado con la contribución inestimable de los intermediarios de las dos centrales sindicales amarillas, CCOO y UGT. El papel que ambas han jugado en la quiebra de la resistencia de los asalariados no ha sido irrelevante. En lugar de poner en pie de lucha a los que lo iban a perder casi todo si renunciaban a defender lo suyo, han llamado a los trabajadores a concertar acuerdos de recortes salariales con los patrones, haciendo pender sobre ellos la amenaza de los ERES .
Pero las razones que los dos "sindicatos" han tenido a la hora de desempeñar su obsceno papel de defensa de los intereses patronales no han sido únicamente las originadas por su largo proceso de degradación ideológica, aunque éste haya tenido una notoria influencia. Tras la felonía sindical de las dos grandes centrales ha estado también el lucrativo negocio de los ERE, sobre el que solo hemos empezado a conocer los aspectos más superficiales.

Vienen estas breves reflexiones a propósito de la última encuesta del CIS [Centro de Investigaciones Sociológicas], que pone al descubierto la magnitud de los cambios que se han operado en el mapa salarial español. Según el estudio sociológico realizado por esta institución oficial, el 48% de los españoles - la mitad de los encuestados - están viviendo con unos ingresos inferiores a los 900 euros. El 14,1% cobra entre 601 y 900 euros al mes. El 12,7% tiene unos ingresos que se encuentran entre los 301 y los 600. El éxito de la patronal y del gobierno en su disputa con los trabajadores para lograr quebrar su resistencia a aceptar salarios misérrimos, o su negativa a reducir aquellos que percibían, es evidente. Difícilmente podía haber habido un resultado diferente con una clase obrera desorganizada y sometida a la influencia de formaciones sindicales que cada día se asemejan más a los sindicatos norteamericanos de la década de los cincuenta que a organizaciones de clase.

¿DESAPARICIÓN DE LAS "CLASES MEDIAS"?
Hay otro aspecto del informe del CIS que ofrece interesantes datos sobre los que reflexionar. Durante los últimos decenios, los sociólogos del sistema han estado perseverantemente empeñados en hacer desaparecer el peso de la clase trabajadora. Estaban convencidos de que si lograban aplicar unos nuevos criterios de clasificación social, en función de la cuantía de los salarios percibidos, el mapa de la división de clases en las sociedades modernas variaría sustancialmente, y la preponderancia numérica de los trabajadores disminuiría.

Se trataba de una simple operación cosmética: los asalariados mejor remunerados pasaban a engrosar las filas de lo ellos denominan "clases medias". Hasta entonces, se había entendido que las clases medias estaban constituidas por pequeños comerciantes, pequeños empresarios o propietarios rurales con posesiones limitadas.

Pero la "nueva estructuración" artificiosa que se inventaron los ingenieros del sistema iba a provocar efectos mágicos en el seno de no pocas sociedades occidentales. Entre los asalariados mejor remunerados empezó a cundir la sensación de pertenencia a una "nueva clase social" en ascenso, que tendía a imitar las formas, costumbres y valores de las élites realmente poderosas.

Sin embargo, la treta de los teóricos empeñados en ofrecer una cara más amable al sistema capitalista era tan solo un espejismo que tenía las patas muy cortas, como ahora la crisis ha terminado poner en evidencia. Y es que la clave para pertenecer a una clase social u otra no reside, como estos sociólogos pretenden, en la cuantía de las percepciones mensuales, sino en la relación que los individuos tienen con la propiedad de los medios de producción. Si a cambio del trabajo desempeñado recibes un salario, serás siempre un asalariado de cuyos emolumentos el patrón se encargará de arrancar las plusvalías que engordarán sus beneficios. Las ilusiones que no pocos trabajadores asalariados sustentaron durante años - generalmente administrativos, profesionales, técnicos... - de haber abandonado las filas del proletariado no fueron suficientes para que estas se convirtieran en realidad. La arrasadora fuerza del tsunami de la crisis ha servido para poner a cada uno en su lugar de la pirámide social. Otra cosa es que los sujetos afectados por semejante conmoción hayan sido capaces de asumirlo.

El hecho de que en los últimos decenios se produjeran unas condiciones muy específicas en el desarrollo del capitalismo y en la correlación de fuerzas en el planeta capaces de enmascarar aspectos de esa realidad, no implicó que ésta desapareciera. La clave de la bóveda que mantiene en pie el edificio del capitalismo reside en la apropiación de las plusvalías resultantes del proceso de trabajo por parte de los propietarios de los medios de producción. Si tal apropiación no se diera la existencia del sistema capitalista carecería de sentido.

LO QUE DICEN LOS DATOS DEL CIS AL RESPECTO
Los datos que ofrece la encuesta del CIS constatan que el 49,4% de los hogares españoles viven con unos ingresos netos inferiores a 1.800 euros mensuales. Que un 15,2% de las familias ganan entre 1.201 y 1.800 euros al mes. Que las percepciones salariales del 14,2 % están comprendidas entre 901 y 1.200 euros. Las familias que ingresan más de 3.000 euros netos mensuales - en una media teórica de dos salarios de 1.500 euros- alcanzan tan solo el 4,8%.

Nos encontramos, pues, ante unos porcentajes reveladores que nos obligan a preguntarnos: ¿Dónde han quedado aquellas "clases medias" sobre las que los partidos de la socialdemocracia vergonzante y los sindicatos amarillos lanzaron sus reclamos de conciliación de las clases sociales?