9 de abril de 2014

ALCALDE FASCISTA: ASÍ TERMINA EL EX CAPO DE REPORTEROS SIN FRONTERAS

El fascista Robert Ménard se autovota en las elecciones
municipales francesas
Jean-Gy Allard. Contrainjerencia

Pretendió representar la libertad de prensa durante todos estos años desde que creo Reporteros Sin Fronteras (RSF) donde se consagró en atacar a Cuba y a los países progresistas. Negaba rotundamente ser un agente norteamericano y de las grandes corporaciones a pesar de las numerosas pruebas demostrándolo. Robert Ménard ahora se quitó definitivamente la máscara al hacerse elegir alcalde de la ciudad francesa de Béziers con el respaldo absoluto del Frente nacional, el partido de la extrema derecha gala. 

RSF, fachada de la NED norteamericana, de la CIA y de varios gigantes franceses de las comunicaciones, sigue citada como referencia en materia de libertad de expresión por varios órganos de prensa internacional que se niegan a reconocer la complicidad criminal de RSF con Washington en sus operaciones de desinformación.

Los vínculos de Ménard con órganos de inteligencia norteamericanos, cuando reinaba literalmente como secretario general de su organización, alcanzaron niveles de grosería sorprendentes. Mientras desencadenaba campañas de prensa contra Cuba, con una histeria inalcanzada previamente, se permitía viajar a Miami y a celebrar ruidosamente sus ataques a la isla con los elementos de la mafia cubanoamericana más identificados a la CIA.

“Las campañas de información que realizamos para los turistas que van a Cuba son concebidas por nuestra agencia, Saatchi & Saatchi”, se jactaba Ménard sin precisar que Saatchi & Saatchi es subsidiaria de Publicis, la primera agencia publicitaria de Francia, la tercera en el mundo, que realiza millonarias campañas para la US Army, Bacardí y hasta el Mossad israelí (servicios de espionaje hebreos).

El sitio Web norteamericano Counterpunch (*), publicó en agosto de 2007 un artículo de  los investigadores Diana Barahona y Jeb Sprague,donde se mostraba la alianza entre RSF y el Departamento de Estado a través de contratos con  la Nacional Endowment for Democracy (NED)  y el Internacional Republican Institute (IRI), dos de los intermediarios usados desde la administración de Ronald Reagan para desviar fondos públicos hacia organizaciones extranjeras.

Desde años Ménard asoció RSF a esa gran mafia de los jerarcas de la prensa continental llamada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), una vieja criatura de la CIA cuya sede en Miami lleva el nombre de su “refundador” el agente Jules Dubois, miembro ilustre de la inteligencia norteamericana.

En las horas del fracasado golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez, en abril de 2002, la representante de RSF, María José Pérez Schael, hizo la apología de los golpistas en la prensa local y en el 2004, RSF hizo campaña contra la “Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión de la República Bolivariana de Venezuela”, en clara defensa de los intereses de los grandes medios comerciales, en particular los del magnate Gustavo Cisneros.

En 2008, después de 23 años, el aparentemente  inamovible  fundador de Reporteros sin Fronteras (RSF), Robert Ménard, anunció sorpresivamente  que dejaba su cargo como secretario general de la controvertida organización.  El defensor supremo de la Libertad de Prensa aceptaba firmar un millonario contrato con el Emir de Qatar… país que denunciaba hasta entonces como un verdadero infierno para los comunicadores.
Ni un año duraron sus amores con el emirato. El que predicaba el odio a Cuba y Venezuela con subsidios del Departamento de Estado, reapareció en París en junio de 2009, reencarnado en defensor de los derechos de la extrema derecha.

En otros tiempos, Robert Ménard estudió en un colegio católico y soñó con hacerse sacerdote. Luego fue sucesivamente militante  trotskista y anarquista.

Ahora se exhibía con movimientos de extrema derecha y en abril de 2011 publicó “Viva Le Pen”, un alegato a favor del ultraderechista Frente Nacional (FN), caracterizado por su discurso antiinmigrantes y las salidas antisemitas, de su fundador, Jean-Marie Le Pen, padre de la actual jefa del partido.

La revista francesa Le Nouvel Observateur, en un retrato del recorrido de Ménard hasta su elección en Biziers, señala el curioso hecho que el autodesignado militante de la libertad de prensa se asoció a Omar Harfouch, “un turbulente playboy líbano ucraniano”, supuestamente amigo de Muamar el Gadafi, que sostuvo a RSF hasta consagrarse a otra causa… el Concurso Miss Europa.

La importante publicación francesa también subraya que Ménard en el 2001 prefirió ignorar al periodista Sami Al-Haj, detenido por las tropas norteamericanas en Afganistán y encarcelado en el campo de concentración y de tortura de Guantánamo. Hizo caso del colega solo en 2006 cuando no hubo otra alternativa.

En el caso del asesinato de los periodistas, Tars Protsyuk de Reuters y José Couso de la televisión española, Ménard llegó a afirmar que fue por casualidad que un tanque estadounidense abrió el fuego contra el hotel de Bagdad donde se encontraban.

Camaleón que ante todo privilegia su cuenta bancaria, Ménard revela una vez más la verdadera naturaleza de su “combate” por la libertad. ¿Entenderán algún día las agencias de prensa que se refieren a RSF como indiscutible fuente de información en materia de comunicaciones, el trabajo sucio de esta otra herramienta CIA de desinformación?

(*) http://www.counterpunch.org/2006/08/01/reporters-without-borders-and-washington-s-coups/

8 de abril de 2014

BROTES VERDES EN ESPAÑA: LA MOROSIDAD DEL COMERCIO SUBE UN 50% EN 2013 Y SE SITÚA EN EL 15,2%

L. Miyar. El economista

La calidad de la cartera crediticia del sector servicios ha seguido con su deterioro durante el año pasado, para alcanzar un ratio de mora superior al 22%. Aunque buena parte de este porcentaje se debe a la situación del inmobiliario, lo que tira de la morosidad es la evolución de otras actividades, como comercio y hostelería.

Así, durante 201 la ratio de mora de las entidades de crédito por los préstamos concedidos al comercio ha escalado un 50%, para situarse a final de año en el 15,23%, mientras doce meses antes era del 10,72%. En dos años, el comercio ha duplicado su ratio de mora, ya que en el año 2011 terminó en el 7,2 por ciento.

Los créditos con impagos en el comercio alcanzaban a final de 2011 los 5.461 millones de euros y los 7.840 millones en 2012, según los datos del Banco de España, y crecieron hasta 10.438 millones a cierre del pasado año.

Además, la ratio de mora también se ve afectada por el menor tamaño de la cartera crediticia. Así, los préstamos al sector del comercio, la tercera actividad con más volumen tras el inmobiliario y otros servicios, alcanzaban en diciembre de 2013 los 68.531 millones de euros, lo que supone una disminución del 6,24% en relación a al ejercicio anterior.

Esta disminución de los créditos es la segunda más moderada, tras el sector de otros servicios, cuya cartera crediticia sólo cayó el 2,62% en el año pasado.
Otro actividad muy castigada por la crisis, la hostelería, refleja esas dificultades en la evolución de su morosidad. Tras el inmobiliario, es la rama que mayor ratio de créditos dudosos presenta, y sigue con su tendencia alcista.

Durante el año pasado, la ratio de mora subió un 38 por ciento, para situarse en el 23,23 por ciento, lo que significa que de cada cuatro créditos concedidos a la hostelería uno ya ha entrado en morosidad.

La cartera de morosos ha pasado de los 5.987 millones de euros en 2012 a los 7.094 millones del año pasado. Como en el caso del comercio, el menguante volumen de la cartera de créditos también es responsable de parte del crecimiento de la ratio de morosos. En el caso de la hostelería, el stock de créditos bancarios ha disminuido un 8,59 por ciento en un año, al pasar de 33.406 millones de euros a 30.537 millones.

Se multiplica por cuatro
La morosidad de la hostelería, que empezó a crecer en 2008 con el inicio de la crisis, se ha multiplicado casi por cuatro desde finales de 2010. Este sector, uno de los que más acusa la bajada del consumo de las familias, al igual que el comercio, tenía hace tres años una mora del 5,24%.

Dentro de servicios, la actividad más deteriorada es el inmobiliario. Los bancos achican la cartera crediticia expuesta a este sector y, por otra parte, la entrada de morosos, tras la bajada por el traspaso a la Sareb, vuelve a crecer.

Así, el volumen de créditos al inmobiliario baja a ritmos cercanos al 21%. Si a finales de 2012 las entidades de crédito tenían 220.000 millones de euros en sus balances, a cierre del año pasado esta cifra había disminuido a 174.400 millones.

Respecto a la morosidad, tras una leve mejora a finales de 2012, los últimos datos disponibles, los correspondientes al último trimestre de 2013, muestran que ha repuntado hasta 37,99%, el más alto de toda la crisis.

La razón no sólo se encuentra en ese menor tamaño de la cartera, sino también en que la entrada neta de morosos vuelve a crecer.

Tras el traspaso de préstamos deteriorados a la Sareb por parte de las entidades rescatadas, el volumen de morosos bajó desde sus máximos de 84.097 millones, en el tercer trimestre de 2012, a 59.562 millones en el primer trimestre de 2013. Sin embargo, el deterioro de lo que queda en los balances continúa, bien porque hay más créditos que incurren en impagos, bien por las nuevas normas sobre refinanciaciones, que endurecen las clasificaciones de los préstamos. Así, tras tres trimestres de subidas, a cierre del año pasado, el saldo de morosos en inmobiliario se situó en 66.265 millones, una subida del 11,25 por ciento en sólo nueve meses.

Fuera de servicios, la construcción tiene una evolución paralela al inmobiliario. Su ratio de mora es muy similar, del 35,29%, y la cartera de créditos desciende en un 21,4% en el último año.

Al igual que en el inmobiliario, tras un descenso en la entrada neta de morosos durante el cuarto trimestre de 2012 y primero de 2013, ha vuelto a subir. Así, a final de año, los bancos tienen en balance 20.316 millones en créditos dudosos de la construcción, lo que supone un aumento del 17,8% respecto a nueve meses atrás.
El resto de la industria, sin tener en cuenta la construcción, presenta unas ratios de morosidad más moderados, si bien siguen subiendo y triplican el de hace tres años. A cierre del pasado ejercicio, la ratio se situó en el 13,75 por ciento, mientras en 2012 se encontraba en el 9,43 por ciento.

En total, la banca tiene en balance una cartera crediticia de 658.703 millones de euros concedida a las actividades productivas, un 13,48 por ciento menos que en 2012, de los cuales 143.512 millones corresponden a créditos dudosos. Es decir, la ratio de morosidad se sitúa en el 21,78 por ciento.