18 de septiembre de 2012

15-S. UNA OPORTUNIDAD PERDIDA DE LUCHA DESDE LA CLASE

Por Marat

La lucha de clases se produce dentro de la ciudadanía, porque tan ciudadano es el dueño de Mercadona o los presidentes de Ferrovial o de Repsol como cualquier trabajador explotado, pero no se hace desde el ciudadanismo sino desde las propias clases sociales enfrentadas en sus intereses.

Esto es algo que debiera tener claro cualquier persona de izquierdas y mucho más cualquier sindicalista. No parece ser así en los últimos tiempos ni en los partidos de izquierdas ni, en particular, desde la mayoría de los sindicatos, unos aquejados de “ciudadanitis” por contagio reciente, otros desde hace ya tiempo al ser la referencia sindical de los “indignados”, tan amigos ellos del ciudadanismo trasversal e interclasista.

En cualquier caso que CC CC (Comisiones Ciudadanas) y UGC (Unión General de Ciudadanos), antes CC OO (Comisiones Obreras) y UGT (Unión General de Trabajadores) hayan llegado a infectarse del virus ciudadanista no debe sorprender a nadie. Su reformismo sindical y su actitud hacia la movilización, de perfil blando, pusilánime y avergonzada de la lucha de clases, desde mucho antes de que se iniciara la crisis capitalista. amenazaba con devenir lo que es hoy. Y es lógico que sea así porque la pseudoradicalidad de los ciudadanistas es profundamente reformista. Quien en los momentos de mayor agresión contra la clase trabajadora levanta banderas constituyentes y busca una alianza de clases medias y trabajadoras con un tono reivindicativo vergonzante para la lucha de clases está claro que sólo busca negar y enterrar esta última. El interés de las clases medias no está en el socialismo. No sería en él hegemónica su visión del mundo ni su modelo de vida consumista. Su reivindicación es la vuelta a un Estado del Bienestar ya muerto para siempre en el que dichas clases medias han sido las principales beneficiarias, incluso por encima de los trabajadores porque los partidos que han gobernado lo han hecho poniendo su punto de mira sobre todo en ellas.

Pero a los convocantes de la “Cumbre Social”, como a la mayor parte del sindicalismo actual, eso no les preocupa lo más mínimo. No tienen empacho en defender una alianza estratégica de los trabajadores y las clases medias en las que los primeros serán los convidados de piedra y los segundos los ejecutantes del abrazo del oso en defensa de sus intereses que, cuando se imponen dentro de un bloque social de estas características, redundan en perjuicio de los intereses de la clase trabajadora.

Las aristocracias obreras que dirigen la mayoría sindical tienen una visión del mundo más cercana a las clases medias que a las trabajadoras. De ahí que el proyecto ciudadanista haya encajado tan bien con el reformismo. Por mucho que una parte del ciudadanismo cacaree gritos de apariencia radical, ni su proyecto es el de la destrucción del capitalismo sino otra cosa que, en sus propias palabras, no es ni capitalismo ni socialismo, ni hace nada por levantar la lucha de clases.

El 15-S nos hemos encontrado ante una concentración de trabajadores convocada en clave de ciudadanos y en la que, aunque las banderas de las izquierdas y los sindicatos estaban muy presentes, la convocante era una “Cumbre Social” mucho más ciudadana que sindical.

La gran mayoría de las organizaciones pertenecientes a dicha “Cumbre Social” apenas aportó asistentes extra a la marcha que no hubiesen aportado los sindicatos con un perfil mucho más laboral y de clase. De hecho, podría decirse que gran parte de organizaciones de la mencionada cumbre, representan muy poco orgánicamente, en cuanto a entidad social y en esfuerzo movilizador.

La creencia, no expresa, de las cúpulas sindicales de CCOO y UGT de que desnaturalizar la convocatoria, diluir su carácter de clase y apañar una sopa de letras dentro de una “Cumbre Social” que no refuerza la acción sindical sino que oscurece el perfil obrero de la movilización, creo que no ha funcionado. Podríamos hablar de hasta qué punto se cumplieron las expectativas existentes respecto al impacto y la pretendida masividad de la concentración. La respuesta no está en guiarnos simplemente por las cifras manejadas por la prensa del capital sino en salir fuera del círculo social concienciado más próximo a cada manifestante y recoger de otras personas que no estuvieron en la concentración, y que no son trabajadores especialmente conscientes en cuanto a la lucha social, que ecos les llegó de su convocatoria, si se enteraron o no de la misma y cuál es el poso que ha dejado en su percepción de la acción sindical la convocatoria del pasado sábado.

Mi impresión personal es que la concentración no sólo no fue publicitada adecuadamente, no ya en la calle ni en anuncios de prensa o radio, que no lo fue, sino en los propios centros de trabajo o en las colas del paro.

Las acciones simbólicas realizadas por los sindicatos durante una parte de los viernes de este verano en Madrid tuvieron el efecto que tuvieron: el de llegar a los propios realizadores de la misma y poco más.

Con todo, el de la propaganda no parece el principal factor que ha contribuido a hacer que la concentración y las marchas de las varias mareas de las que se había hablado y que confluyeron en la Plaza de Colón no fueran las esperadas (no entraré en la trampa de los números) por los sindicatos.

La razón principal de esa menor afluencia puede que tenga mucho más que ver con el perfil de manifestación elegido, ciudadanista, y con el planteamiento de “lucha” (entrecomillo intencionadamente) que planteaba como “producto estrella” el manido referéndum sobre las medidas antisociales y anticrisis del Gobierno.

El referéndum no será realizado por el Gobierno Rajoy (no hace falta ser adivino) y aunque lo hiciera en su lugar la llamada “Cumbre Social”, una u otra convocatoria no son sino señuelos destinados a evitar una mayor radicalidad en las luchas sociales. Esto es algo que los propios señores (no les siento mis compañeros) Toxo y Méndez dejaron claro cuando intentaron evasivamente evitar responder con contundencia a las preguntas insistentes de los periodistas sobre la convocatoria o no de Huelga General.

Hace mucho que cada vez más personas de las izquierdas venimos diciendo que CCOO y UGT son bomberos extintores del incendio social que debiera arrasar como respuesta a la brutalidad con la que el capital y su gobierno natural golpean a trabajadores, pensionistas, parados y familias de rentas bajas, en general.

Y esto es algo que los trabajadores con mayor o menor conciencia de clase, pero no antisindicalistas, al contrario que la derechuza mediática, están comprendiendo, no porque otros lo digamos, sino porque lo ven con sus propios ojos.

Creo que mucho de esto es lo que ha sucedido el pasado sábado 15-S, que la gran mayoría de los trabajadores no se han sentido apelados, ni concernidos por la naturaleza pseudosindical de la convocatoria y por la pusilanimidad con la que las direcciones de CCOO y UGT responden a las agresiones que un día sí y otro también recibe nuestra clase, la trabajadora.

El peligro del distanciamiento de CCOO y UGT y del entontecimiento ciudadanista de los partidos de izquierdas respecto a la creciente rabia social es que su patético reformismo continúa potenciando el discurso antisindical y antipolítico, el golpismo ideológico tomacongresos, la reaccionaria “indignación” de las disidencias controladas en su viaje a ninguna parte, al abrir camino, por reacción opuesta, a los demagogos y aventureros, a los que acaban acompañando buena parte de las izquierdas y de las organizaciones sindicales con sus balidos oportunistas.

Si las izquierdas y los sindicatos de clase continúan negándose a encauzar la ira social por el camino de la agudización de la lucha de clases y de un anticapitalismo consecuente y no de opereta, finalmente la explosión social que llegará dejará abierto el camino hacia los fascismos que proliferan y crecen en Europa. La población española no está más vacunada contra esa peste negra. Por el contrario, las pulsiones reaccionarias y antipolíticos en genérico y la tendencia a excluir de la crítica a los capitalistas muestra que esa potencialidad existe entre amplios sectores de nuestra sociedad. De nuevo, la pelota está en el tejado de un sindicalismo desclasado y de unas izquierdas que sea avergüenzan de haber creído alguna vez en el socialismo.

La vía del apaciguamiento de la rabia social sólo producirá la enajenación y el extrañamiento de cada vez más amplias capas de trabajadores respecto a las organizaciones de izquierda y sindicales y abrirá un camino al populismo y la demagogia de muy peligrosa evolución. Cuando las organizaciones de la clase trabajadora no responden con la contundencia necesaria a las agresiones contra la misma, acaban tomando la palabra sus enemigos de clase y de las libertades democráticas.

La Huelga General a cuya convocatoria se resisten CCOO y UGT, con trampantojos como el Referéndum citado, acabará por llevarse a cabo, lo quieran o no sus aburguesadas cúpulas, porque la clase trabajadora necesita esa respuesta. Pero no puede ser ya un suma y sigue respecto a las dos Huelgas anteriores; un día de huelga y largos períodos de desmovilización.

Es necesaria una larga lucha sostenida en el tiempo, que intercale huelgas generales y parciales, movilizaciones y múltiples formas de protesta que hagan insostenible la situación y la gobernabilidad al actual Ejecutivo y que demuestren al capital la voluntad de resistir y combatir sus agresiones contra nuestra clase.

De igual modo, es necesario dotar a la Huelga General de una estrategia que se plantee qué hacer el día después de la misma. Ello significa que la huelga requiere dotarse de un carácter político, tener un objetivo clara y radicalmente anticapitalista y, sólo desde ahí, adquirir implicaciones de huelga contra el gobierno del PP porque, si la consigna se agota en un “fuera el gobierno del PP”, sin cuestionarse las subordinaciones de las instituciones a los dictados de La Troika y el capital, nos encontraríamos ante el riesgo de un regreso del PSOE al gobierno con una política sólo ligeramente menos agresiva que la del PP pero no por ello social ni en absoluto progresiva.

Y también, y ya ineludiblemente, es imprescindible superar el marco nacional y contemplar la perspectiva de la actual situación del capitalismo europeo que, con velocidades variables, ataca ya a gran parte de las economías europeas, sobre todo las del Sur de la UE, y destruye, una a una, todas las conquistas sociales de los trabajadores.

A pesar del ultrarreformismo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y de la mayor parte de sus organizaciones asociadas, se está haciendo cada vez más urgente una respuesta unitaria y general –que la diferente situación económica del Norte frente al Sur de Europa está frenando- de los trabajadores y sus sindicatos y esa respuesta pasa por el camino de la EuroHuelga o de la Huelga General Europea.

Por último haré una mención expresa a INICIATIVA DE CLASE, grupo al que pertenezco. Sabíamos bien cuál era el sentido de la concentración del pasado 15-S y lo que podíamos esperar de sus convocantes –tibieza máxima, contundencia mínima-. Aún así decidimos acudir, no desde luego por los convocantes, sino por los asistentes, en su gran mayoría trabajadores, a los que queríamos dirigirnos con un tipo de propuestas muy distintas (https://dl.dropbox.com/u/106320433/Manifiesto%5B1%5D.pdf ), llegando a ellos en la medida de nuestras aún débiles fuerzas y posibilidades que creemos potencialmente crecientes, dado el descontento social y la crítica cada vez más amplia entre los sectores conscientes de los trabajadores a la pusilánime línea sindical y de los partidos de izquierdas.

7 de septiembre de 2012

¿QUÉ ES INICIATIVA DE CLASE?

Iniciativa de Clase
(VERSIÓN EN GALLEGO (documento en PDF).Tras darnos a conocer a través de nuestro Documento Fundacional y Manifiesto (http://o-ellos-o-nosotros.blogspot.com.es/2012/09/documento-fundacional-y-manifiesto-de.html), hemos detectado que nuestro grupo ha generado expectativas positivas y algunas dudas e interrogantes.

Creemos necesario despejar estas últimas explicando lo que es INICIATIVA DE CLASE.

Quizá resulte más esclarecedor empezar explicando lo que no somos:

- No somos un partido político. INICIATIVA DE CLASE es un grupo de militantes de izquierdas pero no es un partido. Creemos que los partidos cumplen su función y muchos de nosotros militamos o estamos muy próximos a alguna de las organizaciones políticas de izquierdas existentes. No tiene sentido para nosotros crear otro partido más que, lejos contribuir al fortalecimiento de las organizaciones de izquierdas, sería un nuevo elemento de división, justo cuando tanta necesidad hay de su unidad de acción en la lucha contra el capitalismo.

- No somos una plataforma, ni un frente, ni una coordinadora de organizaciones políticas. La formación de nuestro grupo no viene impulsada por decisiones de los “comités centrales” de distintos partidos. No creemos que una INICIATIVA político-social requiera necesariamente recibir un mandato orgánico previo para ponerse en marcha.

- No somos competidores de las organizaciones políticas de izquierdas. A quienes desde algunos partidos de izquierda nos miran con recelo les decimos: antes de sacar conclusiones pregunta. Y añadimos: el papel de vanguardia política no se adquiere por derecho de nacimiento sino por práctica política. Y esta práctica no puede ser la de reivindicar un reconocimiento de ese carácter de vanguardia sin ganárselo y sin que sean los propios trabajadores quienes la atribuyen. En cualquier caso, no se nos mire como advenedizos o intrusos en un terreno que nos esté vedado porque no pretendemos ocupar el que les corresponde a los partidos, sino complemento aliado y refuerzo a su papel político.

Pero del mismo modo afirmamos que, si las izquierdas y los sindicatos de clase hubieran jugado en el pasado el papel pedagógico que les corresponde en la formación de la conciencia de clase de los trabajadores, hoy no estaríamos en la situación que estamos e INICIATIVA DE CLASE seguramente no habría surgido porque hubiera sido innecesario que lo hiciera.

Ahora intentaremos reflejar lo que sí somos:
- Somos un conjunto de militantes de las más diversas corrientes marxistas, que convergen en la necesidad de levantar la voz de la clase trabajadora; voz que durante estos cinco años de crisis capitalista ha venido siendo negada por buena parte de esos movimientos indignados que conforman una disidencia controlada y por buena parte de las izquierdas que han aceptado acrítica y oportunistamente un discurso político hegemónico y representativo de las clases medias, para las que la lucha contra las medidas antisociales significa la demanda de que la situación económica vuelva a la casilla de salida previa a la crisis.

- Somos un foco puesto sobre nuestra clase, la trabajadora, a la cual se ha negado visibilidad social y política durante todo este periodo.

- Somos un tirón de orejas al sindicalismo de clase mayoritario que viene respondiendo a las agresiones de los capitalistas y de sus gobiernos de gestión de la crisis contra los trabajadores de modo dubitativo, insuficientemente contundente, acomplejado por la reacción cavernaria de la derecha, con arrancadas y frenazos en la lucha y mirando por el retrovisor a un modelo sindical de concertación ya muerto.

- Somos un pie puesto en pared contra la práctica sindical, política y de los “ciudadanos indignados” de rechazar las propuestas más radicales en defensa de los intereses de la clase trabajadora y de rehuir una salida revolucionaria y de proyecto socialista al marasmo en el que nos ha metido el capital. Nos negamos a que se siga practicando una política de compromiso interclasista con los estratos medios de la sociedad y un programa de mínimos que sobre todo son mínimos para los derechos de la clase trabajadora. Nos negamos a sacrificar nuestros objetivos como clase en interés de los de las clases medias y de la recuperación de su estatus social y de consumo; algo que, por otra parte, no sucederá porque no hay salida a esta crisis desde dentro del capitalismo. Nos negamos a parecer sensatos y moderados para no asustar a las clases partidarias de un mero retoque cosmético e institucional del sistema político. Para nosotros no hay democracia política sin democracia económica y eso se llama sociedad socialista. Si lejano es el horizonte antes es necesario levantar la bandera para iniciar con ella en alto el camino.

- En lo orgánico no encontramos otro nombre para definirnos que el de grupo sociopolítico. Términos como plataforma, coordinadora, frente,...no nos definen. Conceptos como colectivo, asociación,... no expresan lo que pretendemos ser. La acción política no se agota en los partidos ni en las instituciones, aunque los primeros nos parezcan sujetos esenciales de un sistema democrático, y nuestra ambición es la de operar como un altavoz que reivindique a la clase trabajadora y su papel central en las transformaciones sociales y como un resorte que presione sobre las izquierdas y el movimiento sindical para provocar su giro a la izquierda en un sentido de clase.

- Somos un proyecto en construcción cuya estrategia de acción, propuestas, claves de intervención social e iniciativas concretas se irán desarrollando de forma abierta con todos aquellos que se nos vayan sumando y en una dialéctica permanente entre teoría práctica.

Posiblemente estas aclaraciones susciten al lector nuevos interrogantes. Esperamos con su colaboración ir despejándolos en el enunciado y en la acción política.


Correo electrónico: iniciativadeclase2@gmail.com

Creado evento en facebook: http://www.facebook.com/#!/events/196339510499564/

Recogida de firmas Iniciativa de Clase. A l@s Trabajador@s y sus Organizaciones: http://www.peticionpublica.es/?pi=P2012N28669