29 de enero de 2012

ALEMANIA QUIERE QUE GRECIA LE CEDA EL CONTROL DE SU PRESUPUESTO

Con Grecia al borde del derribo, el tiempo corriendo en su contra y una necesidad de alimentación asistida cada vez más intensa, Alemania está aprovechando la debilidad helena para plantear la intervención del presupuesto de los países incumplidores.

CincoDías.com / Reuters - Madrid / Berlín
Alemania está presionando para que Grecia ceda el control de su política presupuestaria a instituciones europeas, dentro de las negociaciones sobre un segundo paquete de rescate, según ha señalado a Reuters una fuente europea. El Financial Times va más allá. El diario británico ha publicado la propuesta germana y en ella se detalla el salto cualitativo en el control sobre los asuntos internos de un Estado que pretende el país gobernado por Angela Merkel.

"Hay conversaciones internas dentro del eurogrupo y propuestas, una de las cuales viene de Alemania, sobre cómo tratar de forma constructiva los programas de ayuda a países que están fuera del objetivo continuamente, sobre si esto puede simplemente ignorarse o sobre si decimos que ya basta", aseguró la fuente.

Según las propuestas, las instituciones europeas que ya trabajan en Grecia deberían recibir "ciertos poderes de toma de decisiones" sobre política fiscal, añadieron estos medios. "Esto podría hacerse de forma aún más rigurosa a través de expertos externos", señaló.

Las peticiones alemanas de más control sobre la política presupuestaria griega se producen en medio de intensas negociaciones para finalizar un segundo paquete de rescate de 130.000 millones de euros (ampliables a 145.000 millones, según las últimas estimaciones) para Grecia, que ha incumplido en reiteradas ocasiones los objetivos fiscales impuestos por sus prestamistas internacionales.

Grecia necesita llegar a un acuerdo con sus acreedores en los próximos días para desbloquear su próximo paquete de ayuda y evitar una suspensión de pagos caótica.

"Ningún país ha presentado una propuesta semejante en el Eurogrupo", afirmó un miembro del Ministerio griego de Finanzas bajo condición de anonimato, añadiendo que el Gobierno no hará comentarios oficiales a noticias basadas en fuentes no identificadas.

Es probable que esta idea provoque una fuerte reacción en Atenas, con miras a las elecciones previstas para abril. De hecho, la Comisión Europea salió al paso este sábado de estas informaciones y, en un comunicado, aseguró que las responsabilidades ejecutivas deben permanecer en manos del Gobierno griego. "La responsabilidad recae sobre sus espaldas y así debe seguir", señala el comunicado.

Pero son varias las fuentes de la comisión que insisten en que el plan alemán está sobre la mesa y se está discutiendo. "Una de las ideas planteadas es establecer prioridades definidas de forma clara sobre la reducción de déficit a través de guías legalmente vinculantes", indicó un funcionario europeo.

El problema en Grecia, añadió, que es buena parte del proceso de diseñar el presupuesto se realiza de forma descentralizada.

"Unas guías definidas de forma clara, legalmente vinculantes, eso podría llevar a más coherencia y facilitar la toma de decisiones, y eso contribuiría a dar toda una nueva dinámica a los esfuerzos por aplicar el programa", comentó.

"No está claro que las conversaciones sobre cómo ayudar a Grecia a volver al camino correcto sigan en marcha", apuntó la fuente. "Todos estamos intentando conseguir una estabilización duradera en Grecia", añadió. "Ese es el objetivo en el que todos en Europa estamos trabajando ahora mismo".

28 de enero de 2012

AUTORITARISMO EN HUNGRÍA ANTE LA PASIVIDAD DE LA UE

La constitución húngara anula el derecho de huelga y obliga a parados a emplearse en campos de trabajo, pero la UE sólo ha cuestionado lo referente a la competencia del Banco Central.


Carmela Negrete. Diagonal

“La nueva constitución supone una vuelta al pasado. Va a ir cambiando paulatinamente la vida de Hungría hasta convertirla en un Estado totalitario”, aseguraba el periodista húngaro-austriaco Paul Lendvai en la televisión franco-alemana ARTE. De un día para otro, el gobierno húngaro despidió a 228 jueces de los mas altos tribunales y los sustituyó por otros, más acordes a “los nuevos tiempos”. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, del partido de extrema derecha Unión Cívica Húngara (Fidesz) prometió durante la campaña electoral cambiarlo todo de raíz para sacar a Hungría de la crisis. En la segunda vuelta de las elecciones, en mayo de 2010, un 70% de los votos fueron favorables a esta formación política (en la primera obtuvo un 53%).
Poco después de llegar al poder Orbán propuso la creación de una constitución que ha sido muy criticada y finalmente aprobada en enero. En ella no se menciona la palabra “república”, pero Dios aparece en numerosas ocasiones, entre menciones sobre la historia y el destino grandioso de Hungría.

La nueva carta magna prohíbe el aborto y reconoce como únicas familias posibles las heterosexuales casadas. También pone en cuestión la independencia del Tribunal Constitucional, que ya no podrá regular en materias como los presupuestos o la deuda, algo que ha enfrentado al Gobierno de Orbán con la UE. Además, prolonga el mandato de jueces y fiscales, en algunos casos hasta nueve años, como medio para asegurar a Fidesz una continuidad en el poder en el caso de perder las siguientes elecciones. A raíz de este cambio en la carta magna, otras leyes han sido rápidamente modificadas provocando el abaratamiento del despido, bajadas de salarios y pensiones, la criminalización de la indigencia o la anulación del derecho a huelga. Hasta 16 nuevas leyes fueron aprobadas la última semana del año sin debates ni preguntas parlamentarias.

Hacia el trabajo esclavo
Una de las nuevas reglas más llamativas es la obligatoriedad del trabajo para los parados de larga duración, entre los cuales hay un alto porcentaje de rom (ciudadanos de etnia gitana), dentro de campos de trabajo cerrados y vigilados, como cuenta el periódico del sindicato anarquista alemán FAU, Direkteaktion (Acción Directa) en su número de enero.

El discurso del partido en el poder supone una amenaza no sólo para los gitanos, sino también para los 100.000 judíos que viven en Hungría. El gobierno declaró la “guerra a los bancos”, queriendo escenificar una fuerza de prueba nacional frente a las intervenciones extranjeras. Entre las fuerzas financieras que se mencionan aparecen “los judíos” como corresponsables del desastre financiero global.

Aunque el primer ministro se empeñe en ensalzar la gloria nacional, crece el sentimiento de insatisfacción en el país. En diciembre y enero tuvieron lugar manifestaciones de miles de ciudadanos que, ante las puertas del parlamento, exigían la revocación de la nueva carta magna.
Hasta ahora no ha habido repulsa pública al carácter autoritario de la nueva constitución desde la Unión Europea, que ha asegurado que comprobará si se ajusta a las leyes europeas o supone algún tipo de lesión de los acuerdos. La Comisión se preocupa por otros asuntos más prácticos que la libertad, y le dio un ultimátum para que redujese el déficit. Orbán lo arregló eliminando 6.300 plazas de funcionarios a partir del 18 de enero.

Libertades suspendidas
Carl Rowlands, en un artículo reciente en New Left Project, explica que Hungría no es una anomalía en una Unión Europea que ha visto como la democracia quedaba suspendida en Grecia o en Italia. “Los cambios en Hungría son indefendibles, pero si damos un paso atrás y miramos al Reino Unido, podemos ver movimientos similares en progreso, menos obvios, más meditados y larvados”, explica Rowlands, quien destaca cómo el auge de la coalición Fidesz se ha basado en una “nueva” clase capitalista doméstica establecida en los ‘90 durante la transición desde el comunismo, formada principalmente por constructores y rentistas.