14 de diciembre de 2011

ALEMANIA TIENE 7,3 MILLONES DE TRABAJADORES PRECARIOS

En uno de los países más ricos de Europa, una de cada cuatro relaciones laborales ya está marcada por la precariedad

Rafael Poch. La Vanguardia
Cuando el pasado agosto, el Banco Central Europeo mandó una carta al gobierno español exigiéndole una "devaluación competitiva" de los salarios y la creación de una nueva categoría de empleos con sueldos por debajo del salario mínimo interprofesional, la institución de Francfort no hacía más que exportar la llamada "Agenda 2010" de recortes sociales y laborales llevada a cabo en Alemania desde 2003.
La diferencia es que Alemania tenía un terreno mucho más holgado para recortar, un estado social mucho más fuerte y unos salarios más altos, y que los ajustes se hicieron gradualmente, pues comenzaron en los años noventa, poco después de la desaparición del bloque del Este. Pese a todo, los afectos sociales han sido enormes.

Una estrategia empresarial-exportadora
En la Alemania de hoy, uno de los países más ricos y prósperos de Europa, una de cada cuatro relaciones laborales está marcada por el subempleo y la precariedad. Si en 1995 el subempleo afectaba al 15% de la masa laboral, hoy lo hace casi al 25%: 7,3 millones de personas. Lo que para unos es un avance empresarial para "flexibilizar el mercado laboral", para otros es un eufemismo de degradación y desempleo encubierto.
El gran reajuste alemán apuntaló una estrategia empresarial nacional, basada en el retroceso salarial para incrementar la competitividad exportadora alemana y los beneficios de sus empresas, beneficios que se invirtieron por todo el mundo contribuyendo y financiando, entre otras cosas, burbujas inmobiliaria de Estados Unidos, de Irlanda o España.
Ahora, cuando Mariano Rajoy quiere introducir en España, un país muy diferente y con unos de los menores gastos sociales de Europa, un reajuste calcado del alemán, en cumplimiento del mandato del BCE, la pregunta es si hay alguna "estrategia nacional-empresarial" o si se trata, simplemente, de cumplir órdenes. Sea como sea, uno de los frentes del ajuste es el de los llamados "minijobs", o "mini empleos".

Segundo mercado laboral
Por "minijobs" se entiende en Alemania una de las modalidades del subempleo que está desintegrando el "modelo social alemán", tradicionalmente basado en un estado social generoso y unas relaciones laborales más estables y decentes que en la mayoría de los países europeos.
El "minijob" es una forma de trabajo a tiempo parcial y precario que se liberalizó gradualmente a partir de los años noventa, y sobre todo a partir de 2003 con las llamadas reformas "Hartz", que llevaban el nombre de Peter Hartz, un ejecutivo socialdemócrata de Volkswagen que en 2007 sería condenado judicialmente por implicación en casos de corrupción.
La categoría principal tiene un techo salarial de 400 euros, desde 2003 exenta del límite inicial de 15 horas semanales, y el empleado no paga impuestos. Desde 2006, el empresario paga en contribuciones el 30% de ese salario: un 2% a Hacienda y un 28% al régimen de la seguridad social (15% al fondo de pensiones y 13% al seguro de enfermedad). Es decir que por un trabajador que gana 400 euros, el empresario paga 120 euros al Estado. De esta forma, el empleado sigue precariamente conectado al sistema de seguros sociales, aunque lo que gane no le alcance para vivir o le obligue a cobrar ayuda social. Una enorme variedad de combinaciones añade múltiples matices y desarrollos a este cuadro, con diferentes condiciones según los salarios y las circunstancias.
Con el "mini empleo" el trabajador, "recibe la oportunidad de usar su talento y ampliarlo, de hacer nuevos contactos y de acopiar referencias", y, "cuando el trabajo es en un ámbito desconocido, adquiere más calificación y perspectivas", señala la propaganda de la Agencia Federal de Empleo alemana (BA).

Degradación social alemana, complicación para Europa
Los sindicatos lo ven de otra forma. Consideran que ha sido uno de los elementos clave de la generalización de la precariedad laboral y el subempleo. Si en 1995 el 15% de los empleados entraban en la categoría general de "trabajadores con sueldos bajos", hoy son casi el 25% de los empleados alemanes: 7,3 millones de personas, según el último recuento. Eso quiere decir que una de cada cuatro relaciones laborales está marcada por el sello de la precariedad en Alemania. Aunque tienen los mismos derechos que los trabajadores en régimen normal, los trabajadores de este segundo sector del mercado laboral cobran mucho menos.
La súper competitividad alemana de los últimos años, que tantos desequilibrios ha ocasionado en el resto de la eurozona y sin la cual no se entiende la llamada "crisis del euro", tiene mucho que ver con esa reforma, que fue un regalo del gobierno de socialdemócratas y verdes a las empresas, que el actual gobierno conservador ha continuado. Entre las ventajas mencionadas, una mayor flexibilidad del mercado y menos economía sumergida, así como la máxima de "mejor precario que parado". La discusión de si estas fórmulas son un puente hacia el empleo normal, o por el contrario un eufemismo de desempleo encubierto y desmonte de conquistas sociales, es bastante viva en Alemania.
La generalización de los salarios bajos no ha cambiado en los últimos dos años, que en Alemania han sido de crecimiento. "Los subempleados no se han beneficiado del crecimiento económico", observa la Federación Alemana de Sindicatos (DGB).
"Alemania se ha convertido en el líder europeo en desarrollo de su sector de subempleo precario. Sobre todo en el sector servicios la presencia de subempleados con sueldos bajos es alta, del 80% entre las peluqueras y peluqueros y los taxistas, por encima del 60% en lavanderías y en restaurantes", señala el sindicato.

Los pobres viven menos
La esperanza media de vida para los pobres ha caído dos años en los últimos diez, señala un informe publicado ayer por el Saarbrücker Zeitung. Hace diez años los alemanes con ingresos más bajos tenían una esperanza de vida de 77,5 años, en 2010 esa expectativa ha caído a 75,5 años. El declive ha sido más drástico en el territorio de la antigua Alemania del Este donde la gente con ingresos más bajos ha pasado de una esperanza media de vida de casi 78 años a 74,1. Esta estadística sugiere que la justificación habitual para alargar la edad de jubilación –una mayor esperanza de vida- sólo es aplicable para el sector de ingresos medios o altos.

13 de diciembre de 2011

CARTA ABIERTA DE UN CIUDADANO ALEMÁN Y RESPUESTA DE UN CIUDADANO GRIEGO

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Rechazo las tendencias chauvinistas nacionales que están configurándose en Europa ante una crisis capitalista cuya gestión por parte de quienes hoy conforman el dúo dinámico de la UE, Merkel y Sarkozy, provocará fuertes tensiones entre los pueblos y, lo más grave, entre los trabajadores de unos y otros países. Pero lo que este artículo refleja es lo que sucede cuando dentro del capitalismo se producen las contradicciones entre los intereses nacionales de quienes componen una zona geoeconómica en declive. Se va creando un clima europeo que recuerda a los años previos a la I G.M. Y las izquierdas, dimitidas de su identidad, haciendo el papel de un Hamlet con alzheimer

ESTE ES UN EXTRACTO DE LA CARTA, FIRMADA POR WALTER WUELLENWEBER, QUE APARECIÓ EN LA PUBLICACIÓN ALEMANA STERN

El Viejo Topo 287/ diciembre 2011

carta abierta de un ciudadano alemán
Queridos griegos
Después de que Alemania haya tenido que salvar a los Bancos, ahora debe salvar también a Grecia. Los griegos, que primero han hecho alquimias con el Euro, ahora en vez de hacer economías, hacen huelgas.



Queridos griegos: desde 1981 pertenecemos a la misma familia. Nosotros, los alemanes, hemos aportado más nadie al Fondo común, cerca de 200 mil millones de euros, mientras que Grecia ha recibido cerca de 100 mil millones, o sea, la mayor suma “per per” que ningún otro pueblo de la UE ha recibido.
Hasta ahora, jamás ningún pueblo había ayudado a otro voluntariamente hasta tal grado y durante tanto tiempo.
Sinceramente, sois los amigos más caros que tenemos. El caso es que no solo os engañáis a vosotros mismos, sino que también nos habéis engañado a nosotros. En esencia, nunca habéis demostrado ser merecedores de nuestro Euro.
Desde vuestra incorporación a la moneda única, nunca habéis logrado cumplir con los criterios de estabilidad.
Dentro de la UE sois el pueblo que gasta las mayores sumas en bienes de consumo. Como sois vosotros los que descubristeis la Democracia, debéis saber que se gobierna gracias a la voluntad del pueblo, en quien finalmente radica la responsabilidad. No digáis entonces, que solo los políticos son responsables del desastre. Nadie os obligó a evadir impuestos durante años, a oponeros a cada iniciativa política coherente tendente a reducir el gasto público y nadie os obligó a elegir los gobernantes que habéis tenido.
Los griegos sois quienes nos han mostrado el camino de la Democracia, de la Filosofía y los primeros conocimientos de una Economía Nacional. Pero ahora han seguido un camino equivocado. Y habéis llegado a su final.
Cordialmente,
Walter Wuellenweber




ESTA ES LA RESPUESTA, PUBLICADA EN LA PORTADA DEL PERIÓDICO ATENIENSE ATHENS PLUS
respuesta de un ciudadano griego

Querido Walter
Me llamo Georgios Psomás. Soy funcionario público y no “empleado público”, como despectivamente, como insulto, se refieren a nosotros mis compatriotas y tus compatriotas… Mi sueldo es de 1.000 euros. ¿Por mes, eh? No vayas a pensar que son por día, como te quieren hacer creer en tu país. Desde 1981, tienes razón, pertenecemos a la misma familia.
Solo que nosotros os hemos concedido en exclusiva un montón de privilegios, como ser los principales proveedores del pueblo griego de tecnología, armas, infraestructura (dos autopistas y dos grandes aeropuertos internacionales), telecomunicaciones, productos de consumo, vehículos, etc. Si me olvido de algo perdóname. Te señalo que dentro de la UE somos los mayores importadores de productos de consumo elaborados en las fábricas alemanas.
La verdad es que no hacemos responsables solo a nuestros políticos por el desastre de Grecia. Han contribuido mucho algunas grandes empresas alemanas, las que pagaron enormes sobornos a nuestros políticos para asegurarse los contratos, para vendernos de todo, incluso unos cuantos submarinos viejos que, puestos en el mar, han quedado tumbados de costado.
Sé que no te impresiona lo que escribo. Ten paciencia, espera, lee toda la carta y si no llego a convencerte, te autorizo a que me eches de la Eurozona, ese lugar de la VERDAD, de la PROSPERIDAD, de la JUSTICIA y de lo CORRECTO.

Estimado Walter:
Ha pasado más de medio siglo desde que la 2ª Guerra Mundial terminó, es decir, más de cincuenta años, desde la época en que Alemania debería haber saldado sus obligaciones económicas con Grecia.
Estas deudas, QUE SOLO ALEMANIA hasta ahora se resiste a saldar con Grecia (Bulgaria y Rumanía han cumplido en pagar las indemnizaciones estipuladas), consisten en :
1. Una deuda de 80 millones de marcos de la época por indemnizaciones, que quedó impagada desde la Primera Guerra Mundial
2. Deudas por diferencias de clearing, en el período de entreguerras, que ascienden hoy a 593.873.000 dólares USA.
3. Los préstamos obligados que contrajo el III Reich a nombre de Grecia durante la ocupación alemana, que ascendieron a 3.500 millones de dólares durante todo el período de ocupación.
4. Las reparaciones que debe Alemania a Grecia por las confiscaciones, persecuciones, ejecuciones y destrucciones de pueblos enteros, rutas, puentes, líneas ferroviarias, puertos, que produjo el III Reich, y que según lo dictaminado por los tribunales aliados, asciende a 7.100 millones de dólares, de los cuales Grecia no ha vio un billete aún.
5. Las inmensurables reparaciones de Alemania por la muerte de 1.125.960 griegos (38.960 ejecutados, 12.000 muertos como daño colateral, 70.000 muertos en combate, 105.000 muertos en los campos de concentración en Alemania, 600.000 muertos de hambre, etc. etc.)
6. La tremenda e inmensurable ofensa moral ocasionada al pueblo griego y a los ideales humanísticos de la cultura griega.
Sé, amigo Walter, que no te debe gustar nada lo que te escribo. Lo lamento. Pero más me molesta lo que Alemania quiere hacer conmigo y con mis compatriotas. Amigo Walter: en Grecia operan 130 empresas alemanas, entre las cuales se incluyen todos los colosos de la industria de tu país, que tienen ganancias anuales de 6,5 mil millones de euros. Muy pronto Walter, si la cosa sigue así, no podré comprar más productos alemanes, porque cada vez tengo menos dinero. Yo y mis compatriotas crecimos siempre con privaciones, pero resistiremos, no te preocupes. Podemos vivir sin BMW, sin Mercedes, sin Opel, sin Skoda. Dejaremos de comprar productos de Lidl, de Praktiker, de IKEA. Pero vosotros, Walter, ¿cómo os las arreglaréis con los desempleados que dejará esta situación, que quizás os obligue a disminuir vuestro standard de vida, vuestros lujosos automóviles, vuestras vacaciones en el exterior, vuestras excursiones sexuales a Tailandia?
Vosotros (alemanes, suecos, holandeses, y restantes “compatriotas” de la Eurozona) pretendéis que nos vayamos de Europa, de la Eurozona y no sé de dónde más. Creo firmemente que debemos hacerlo, para salvarnos de una Unión que no es más que una banda de especuladores financieros, un equipo en el cual jugamos si consumimos los productos que nos ofrecéis: préstamos, bienes industriales, bienes de consumo, obras faraónicas, etc.
Y finalmente Walter, debemos “arreglar” otro tema importante, ya que tú también eres deudor de Grecia: ¡¡¡EXIGIMOS QUE NOS DEVUELVAN LA CIVILIZACIÓN QUE NOS ROBARON!!! Queremos que vuelvan a Grecia las inmortales obras de nuestros antepasados, que tenéis en los museos de Berlín, de Munich, de París, de Roma y de Londres. ¡¡Y EXIJO QUE SEA AHORA!! Ya que si me muero de hambre, me quiero morir al lado de las obras de mis antepasados.
Cordialmente
Georgios Psomás