7 de diciembre de 2011

LAS FIRMAS DE RATING, A LA ORDEN DE LOS FONDOS DE INVERSIÓN

Siete firmas anglosajonas coinciden en el capital de S&P y Moody's
BlackRock, JPMorgan, Invesco, Berkshire o Morgan Stanley están entre los accionistas

Fernando Martínez – Cinco Días. Madrid - 07/12/2011


Cada vez que un fuego se apaga en la extenuante crisis económica, parece que una agencia de rating acude a reavivar las llamas. Y quien centra ahora todas las miradas es la hermana mayor, la agencia Standard & Poor's, cuyo origen se remonta a las gacetillas que Henry V. Poor empezó a escribir en 1873. Inmediatamente después de que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarzoky, anunciaran el lunes un plan para dotar a la eurozona de la flexibilidad necesaria para combatir la crisis, S&P emitió una agresiva nota en la que puso bajo vigilancia negativa el rating de toda la zona euro, con una probabilidad de "uno entre dos" de que su amenaza se cumpla. El plazo para reaccionar no serán los tres meses habituales, sino tan pronto como este mismo viernes. Máxima presión para la cumbre del día 9 en Bruselas. A río revuelto, ganancia de pescadores y, en el mercado financiero, los principales pescadores son las grandes firmas de inversión, las mismas que están detrás del accionariado de S&P y de Moody's. Hasta siete grandes instituciones comparten intereses en ambas entidades.

El grupo Capital World no solo es el principal accionista de McGraw-Hill (10,26%), la compañía propietaria de S&P, sino que su participación es incluso superior en Moody's -la compañía que John Moody fundó en 1909 tras incurrir él mismo en una suspensión de pagos-, ya que asciende al 12,6%. Otro inversor mutuo ilustre es Vanguard Group, que controla el 4,58% de McGraw-Hill y el 5,02% de Moody's, según datos de Bloomberg. El hedge fund Alliance Berstein también está presente en S&P (1,67%) y en Moody's ( 3,94%). Intech, subsidiaria de Janus Capital, comparte intereses: un 1,30% en S&P y otro 1,89% en Moody's. Con BlackRock Institutional, la famosa gestora de fondos asume el 2,46% de McGraw-Hill y el 2,18% en la segunda hermana. State Street reparte su presencia con un 3,24% en Moody's y un 4,25% en la hermana mayor. Independent Franchiser es el otro gran fondo con un pie en cada entidad: 1,86% para S&P y 2,51% para Moody's.

Más allá de nombres que se repiten, el hecho es que los grandes de la inversión están dentro de las compañías que, con sus calificaciones, condicionan el entusiasmo o el pánico de los mercados. Morgan Stanley, JP Morgan, Berkshire Hathaway -la empresa de Warren Buffett posee el 12,8% de Moody's- Invesco y Mellon BNY son algunos de los inversores de renombre.
El caso de Fitch, la tercera hermana, es diferente. Fundada por John K. Fitch en 1913, esta firma neoyorquina es ahora una subsidiaria del grupo francés Finalac.

Las agencias están sometidas a investigación en EE UU, Francia y también por la autoridad comunitaria ESMA. El comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, afirmó ayer que la opinión de S&P era "una más entre otras". Europa acaba de aprobar una regulación, más blanda que la ambición original, de las firmas de rating. Aunque se ha avanzado, las declaraciones de Barnier suenan quizá demasiado optimistas.


CRONOLOGÍA DE DECISIONES POLÉMICAS DURANTE LA CRISIS
12-03-2008. "El fin está a la vista". S&P pecó de optimismo al anunciar tan prematuramente que la crisis estaba presta a terminar, gracias al supuesto rigor del sector financiero al exponer sus riesgos.
19-01-2009. Adiós a la triple A. S&P tardó solo una semana desde que puso en perspectiva negativa el rating de España, hasta que cumplió su amenaza. Por comparar, hace más de dos años y medio que la perspectiva de Reino Unido es negativa.
15-03-2010. Castigo a la banca. La compañía de rating rebaja la calificación a toda la banca española por el riesgo económico.
23-02-2011. Más capital. Se anticipa el diagnóstico del Gobierno, previsto para marzo, y cifra en 35.000 millones las necesidades de capital de la banca. Cuando el 10 de marzo, el Gobierno las sitúa en 15.000 millones, otra agencia, Moody's, triplica ipso facto sus cálculos de necesidades de capital del sector financiero.
29-04-2011. Portugal. La agencia baja el rating luso a casi bono basura, lo que precipita la caída del país.
05-08-2011. A por EE UU. S&P quita la triple A a EE UU en una decisión llena de polémica. La Casa Blanca advirtió que las estimaciones de déficit tenían un error de dos billones (más de 1,5 veces el PIB de España). S&P restó importancia al error y se mantuvo en sus trece. El presidente del Gobierno, Barack Obama, compareció en público para afirmar que su país "siempre será triple A, diga lo que diga una agencia".
10-11-2011. Francia por error. S&P atribuye a un "error técnico" una supuesta rebaja de calificación de Francia, que sembró el pánico, pues ponía en peligro incluso la máxima calificación del fondo de rescate europeo. Francia anuncia una investigación.
05-12-2011. A por Europa. S&P pone en perspectiva negativa a toda la eurozona tras la reunión Merkel-Sarkozy.
http://www.cincodias.com/articulo/mercados/firmas-rating-orden-fondos-inversion/20111207cdscdimer_3/

6 de diciembre de 2011

LUCIO MAGRI, "FINITO"

Iñaki Urdanibia Gara

En la posguerra italiana el país con forma de bota se hallaba dominado por el catolicismo, su forma política siendo la poderosa democracia cristiana, y por el comunismo del PCI heredero de la lucha de los partisanos contra el fascismo local y contra los invasores germanos. Las generaciones de jóvenes que entonces despertaban al uso de razón política se dividían entre quienes apostaban por la justicia social bajo la óptica de la doctrina social de la Iglesia y quienes depositaban sus esperanzas en una transformación más radical que supusiese cambios en las relaciones sociales y de producción bajo la bandera roja del partido creado por Gramsci y continuado por Togliatti.

Luigi Magri (Ferrara, 1932-Zurich, 2011) perteneció a la juventud de la que hablo y en un principio se inclinó por actuar desde las filas cristianas en pos de un mayor reparto de la riqueza social; al poco, no satisfaciéndole tal militancia optó por unirse al PCI en cuyas filas ingresó en 1958 para abandonar, más bien ser expulsado de, dicha obediencia diez años después, al tratar de desarrollar una fracción dentro del partido tras haber llegado al convencimiento de que los pretendidos comunistas mantenían unas posturas reformistas ad abusum, destacando sus tendencias a conseguir el añorado «compromiso histórico» con las fuerzas políticas derechistas, y muy en concreto con la democracia cristiana -pacto luego plasmado por Enrico Berlinguer-; tales derivas hicieron que Magri, junto a Rosana Rossanda y otros, creara una revista que respondía a una política más decididamente de izquierdas: «Il Manifesto», publicación que respondía a la organización política que en torno a ella se aglutinaba; más tarde dicha revista se convirtió en diario respondiendo a la influencia creciente del grupo. Tal implantación a lo largo de los años setenta alcanzó cierto arraigo entre los sectores más conscientes de la izquierda, y hasta traspasó las fronteras italianas para cobrar relevancia en la nueva izquierda europea y mundial.
De Pirineos abajo, la influencia de Magri y su colegas se tradujo en un aluvión de traducciones que aparecieron en los cuadernos de Anagrama, también en la colección naranja de la editorial de Herralde y en algunas otras editoriales, y se conocieron sus intervenciones en revistas como «Zona Abierta» o «Cuadernos del Ruedo Ibérico». Alzando la bandera, ya agitada por Karl Marx, de que la liberación de la clase obrera sería obra de ella misma, Magri encabezó la lucha contra la burocratización sindical y partidista para ir a la base y desde allá organizar a los obreros desde las mismas fábricas, tomando posicionamientos cercanos al consejismo de los Panneckoek u otras encarnaciones similares de la izquierda comunista; esta tendencia se vio más reforzada aún tras las tropelías soviéticas con sus países vecinos y sus comportamientos aberrantes en su interior.
En estos últimos años, tras haber fundado el Partito di Unità Proletaria per il comunismo a mediados de los setenta y colaborado posteriormente, tras la fusión de esta organización con el PCI, en la refundación comunista, Partito della Refundazione comunista, y más tarde todavía participando activamente en la constitución de un Movimento dei Comunisti Unitari, organización que trataba de sustituir al PCI que se había autodisuelto en 1991. Este último intento también fue abandonado por él ante su desacuerdo a la hora de integrarse en el recién creado Democratici de Siniestra, permaneciendo él al mando del diario por él creado a finales de los sesenta.
Hace un par de años vio la luz su última obra, que aquí editó un año después «El Viejo Topo»: «El sastre de Ulm. El comunismo del siglo XX. Hechos y reflexiones», obra que en cierto sentido puede considerarse su testamento político y en la que se hacía una historia real e hipotética del comunismo en su país y por extensión en el resto de países europeos, en la que destacaba las desviaciones, traiciones que -según su tenaz visión- hicieron que las promesas de igualdad, fraternidad y futuro luminoso para la humanidad se vieran truncadas absorbidas por una visión pragmática y conciliadora con el statu quo, propia de la claudicante socialdemocracia. La decepción política le llevó a la desesperanza, que aumentó sobremanera con la desaparición de su compañera Mara a causa del cáncer; todo esto le hizo sombrear en una honda depresión que le empujó a viajar a Suiza para, aprovechando la legislación helvética, suicidarse con asistencia de médicos amigos; dos veces lo había organizado echándose atrás a última hora, y a la tercera fue la vencida: este día 28 pasado puso fin a sus combativos días.
Lucio Magri, comunista herético donde los hubiese, huyó de ortodoxias acríticas e intentó hasta el último suspiro organizar a la izquierda manteniendo verdaderas posturas de izquierda... siempre en busca de un «nuevo inicio» que retomase la rebeldía y el coraje de aquellos communards que tomaron el cielo por asalto. Lucio Magri no intentó volar en sentido estricto como el personaje de Bertold Brecht que daba título al libro aludido, ese sastre de Ulm que intentó volar y se escacharró contra el suelo, el italiano en su lucidez trató de volar, soñando en un mundo mejor, pero al constatar su fracaso o al menos al perder el principio-esperanza (pace Bloch) en la creación del instrumento que lo facilitase, él mismo «levantó la mano contra sí mismo», que diría Jean Améry.

http://www.gara.net/paperezkoa/20111206/307974/es/lucio-magri-finito