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1 de septiembre de 2023

PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS

 

Por Marat

Ya que la iniciativa reivindicativa nace de lo individual tiene todo el sentido que sea abierta a aportaciones ajenas.

No obstante, y dado que parte de necesidades vitales para la clase trabajadora, creo que dichas exigencias no debieran variar significativamente en contenidos. Aunque sí podrían hacerlo en extensión, entendiendo que fuera de un límite no memorizable perderían su eficacia como puntos asumidos y defendidos por amplias capas de trabajadores.

Por otro lado, si las reivindicaciones no fueran socialmente lo bastante comunes, se disolverían en un un espacio de particularidades sin fuerza de presión y movilización.

No nos toca a nosotros definir cómo deben satisfacerse nuestras demandas sino que nuestras reclamaciones sean cumplidas porque son nuestras vidas las que están en juego.

Allá donde sean ignoradas se verá que el capitalismo, y cualquiera de sus gobiernos que las nieguen son nuestros enemigos de clase:

1) Salarios reales actualizados a la inflación tradicional y la subyacente.

2) Control de los despidos colectivos, de los individuales, de los abusos en los contratos indefinidos discontínuos. Incremento del número de inspectores y de sus inspecciones.

3) Pensiones públicas reales actualizadas a la inflación tradicional y la subyacente. Blindaje constitucional de la actualización exclusivamente pública de las mismas. Cierre a cualquier entrada privada en su financiación. No a la mochila austriaca. Límite de edad de jubilación a los 65 años. Ninguna pensión por debajo del Salario Mínimo Interprofesional.

4).Sanidad pública ajena a intromisiones de la privada en ella, Recuperación de las áreas privatizadas para lo público. Fin de la cooperación público-privado. Eliminación de cualquier forma de copago sanitario o farmaceútico. Incremento de la inversión sanitaria en personal y recursos.

5) Legislación que impida las subvenciones a la enseñanza privada en sus distintas formas. Incremento de la inversión en enseñanza pública.

6) Legislación que limite las viviendas turísticas. Fin a la orgía de las agencias de alquiler vacacional como Airbnb y su competencia. Leyes estatales que impidan la gentrificación. Despenalización de la ocupación por familias de viviendas no habitadas. Políticas nacionales de protección del suelo público y que exijan a autonomías y ayuntamientos construcción de vivienda pública. Limitaciones al precio del alquiler a precios no superiores al 25%. Aval estatal para alquiler y compra de vivienda para familias pobres. Prohibición de los lanzamientos por parte de bancos de familias en situaciones de exclusión.

7) Fin de la colaboración de España con el FRONTEX y abandono del Espacio Schengen en cuestiones relacionadas con la inmigración. Convenio del Estado con los barcos de ONGs que recogen a personas en el mar y protocolo con ellos de puertos españoles seguros. Rol de sindicatos, iglesias y ONGs como valedores de sin papeles. Refuerzo de la seguridad laboral del inmigrante por sindicatos. Favorecimiento del asociacionismo inmigrante destinado a la mejora de sus vidas. Mejora y agilización de los procesos de asilo y refugio.

8) Elaboración de una ley contra el fascismo, el odio y el antisemitismo. Ilegalización de las organizaciones fascistas. Expulsión de individuos de las mismas en Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y en el Ejército. Control de estas cuestiones en la seguridad privada.

Todo lo anterior es inútil frente a un hipotético gobierno progre-liberal con derecha autonómica, que es reaccionaria, sin la organización de clase, la presión y la movilización permanente.

No debemos engañarnos. En el momento presente, y los progre-liberales lo saben, lo que podemos arrancarles es muy poco. Ya no hay comunistas. Pero también ellos son débiles. Quitémosles la careta y lo que podamos lograr para nuestra clase.  

Y, al fin y al cabo el comunismo es el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual”. Pongámonos a ello.

12 de febrero de 2018

SOBRE EL CUENTO, QUE ALGUNOS COMPRAN COMO CIERTO, DEL MILAGRO ECONÓMICO PORTUGUÉS

Por Marat

Desde que llegó al gobierno el Partido Socialista Portugués (PSP), el 24 de Noviembre de 2015, con el apoyo externo del Partido Comunista Portugués (PCP) y del Bloco de Esquerda (BE), diferentes voceros del reformismo, como antes del fiasco de Syriza sucedió para los progres de Podemos e IU con el pretendido gobierno de la “izquierda radical” griega, parecen querer convencernos de las bondades progresistas de dicho gobierno en materia social, económica y laboral.

Es fácil mantener la ficción de una realidad inventada cuando se conoce muy poco o casi nada sobre ella. Sobre Portugal los españoles conocemos muy poco, mucho menos que los portugueses sobre España, fuera de que en ese país hubo una revolución de los claveles, que la capital está en Lisboa y que hay en él otras ciudades importantes como Oporto. Desafío a muchos de mis lectores a que me digan cómo se llama el Primer Ministro portugués actual sin consultarlo en la wikipedia, gran referente cultural de muchos internautas.

Poco parece importarles el hecho de gobierne ahora en Portugal el mismo PSP que traicionó la revolución del 25 de Abril. Que la historia no nos destroce una esperanza por poco fundamentada que esté ésta.

Las razones que esgrimen quienes consideran progresista al gobierno portugués son básicamente las siguientes:
  • Reducción de la jornada laboral semanal a 35 horas...en la administración pública. Precisamente donde no se producen choques con el capital empresarial.
  • Subida importante de los salarios tanto a funcionarios como en el caso del salario mínimo interprofesional en el sector privado
  • Subida de las pensiones
  • Reducción del desempleo desde el 17,3% registrado en 2013 a un 8,6% en 2017. Pero según un estudio del Observatorio de Crisis y Alternativas del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, el 63,3% de los contratos que se han firmado en el país vecino desde finales de 2013 son a tiempo parcial, temporales, o de obra. Sólo un tercio de los nuevos contratos son indefinidos ¿Les suena esto? Y son los sectores del turismo y la construcción fundamentalmente los que crean empleo, los cuáles concentran los salarios más bajos. ¿Les sigue sonando?
  • Subida de impuestos de dos puntos porcentuales, del 7 al 9%, a las grandes empresas, lo que ha afectado a un número muy reducido de compañías. La subida ha logrado una recaudación de 70 millones de euros.
  • Descenso del IRPF a las familias con bajos salarios, no al tramo más inferior que cobra 7.091 €, en 12 pagas, y aumento del mismo a las rentas medias y altas.
  • Tarifa solidaria en gas y electricidad para las familias de bajos recursos, más libros gratuitos y mejoras en cuanto a la prestación del desempleo a los parados que lleven más de 6 meses cobrándola.
Un dato importante que debe ser tenido en consideración en relación con los éxitos del actual ejecutivo luso es el descenso de la desigualdad económica a niveles previos a la crisis, lo que contrasta con el caso español, en el que a pesar de la supuesta recuperación económica, ha seguido incrementándose esta desigualdad social.

Negar el impacto paliativo de dichas medidas respecto a a los efectos sociales provocados por la crisis capitalista sería estúpido, además de injusto. Hablar de milagro me parece, como poco, absolutamente fuera de la realidad. Voy a explicarme.

La inversión productiva por parte del capital luso no se ha reactivado, ya que no se crean apenas industrias portuguesas de capital propio y la inversión privada propia en I+D+i brilla por su ausencia. La Inversión en Capital Fijo de las empresas (equipos y maquinaria) cayó en el tercer trimestre de 2017 hasta un 16% de su PIB, situándose solo por encima de Grecia y Chipre.


Se asume, como en España, que el país debe vivir del turismo. Así El País del 27 de Febrero de 2017 informaba de cómo en el último año los jubilados extranjeros residentes en Portugal la mayor parte del año (fundamentalmente franceses, alemanes y nórdicos) había crecido un 44%, atraídos por la no tributación de sus pensiones ni en el país de acogida ni en el de origen. Lo curioso es que cuando se publicó la noticia hacía ya año y medio que gobernaba el actual equipo socialista, el cuál mantenía una ley de 2009 del gobierno socialista de José Sócrates que hacía posible este efecto llamada. Yo diría que esta no es una medida muy socialista sino más bien liberal.

La inversión pública fue en Portugal en 2016 del 1,5%, situándose como el último país de la UE (España solo le superó en 4 décimas, 1,9%) en este ratio, siendo la media de la zona el 2,7%. Si el conjunto del gasto público era en 2014 del 51,8%, con el gobierno de Costa se redujo hasta el 45,1% en 2016. En diciembre de 2017 el gobierno socialista portugués había gastado 4.400 millones de euros en rescatar a la banca; evidentemente mucho menor que el gasto realizado por el gobierno español del PP, más de 77.000 millones, de los que se han recuperado menos de 5.000 millones. No obstante, conviene considerar el diferente tamaño de la banca lusa y española. Los ajustes impuestos por La Troika sí que fueron obedecidos, no solo en España. Ninguna rebelión del gobierno de izquierda luso, como tampoco lo hizo Syriza. En diciembre de 2017 Portugal ya había reembolsado el 76% del rescate financiero del FMI. Si los recortes sociales durante el gobierno progresista luso han sido suaves y se han mejorado los ratios sociales, lo cierto es que Portugal los ha asumido en su tejido productivo nacional propio, en sus inversiones públicas, salvo las ligadas a la atracción de capital extranjero (construcción de polígonos industriales y logísticos en zonas fronterizas con Galicia, pero también con Andalucía, Castilla-León y Extremadura, y en nudos de comunicaciones y en proximidades a zonas portuarias, fundamentalmente en la zona norte).

En este sentido, las principales medidas expansivas del gobierno progresista portugués no se han diferenciado sustantivamente de las realizadas por los gobiernos conservadores y de centro de la República de Irlanda tras el rescate de su economía y los duros años de ajuste: atracción de capital extranjero, suelo empresarial casi gratuito, bajada drástica de impuestos de sociedades... El caso de la atracción masiva de empresas gallegas a hacia polígonos industriales al otro lado de la raya es paradigmático en este sentido, aunque se ha extendido también al capital europeo y norteamericano (atraídos por los bajos salarios comparativos portugueses frente a los de los países de origen, a pesar de varias subidas de los mismos) e incluso chinos. La práctica, de tipo liberal, es pan para hoy y hambre para mañana, como nos han enseñado las políticas de deslocalización industrial y de servicios a nivel mundial, sus capacidades de presión a medio plazo sobre los gobiernos, la evolución de los salarios a posteriori en casos de contracción de la demanda y la reversabilidad de los asentamientos de capital extranjero. Pero la clave no está en lo salarial, de momento, sino en la “flexibilidad” de las relaciones contractuales. Recuérdese el carácter de empleo a tiempo parcial, temporal o de obra del 63,3% de los contratos firmados en Portugal desde 2013.

La diferencia sustancial de Portugal con Irlanda es que, mientras Irlanda priorizó asentamientos de empresas tecnológicas (con alto nivel de I+D), fundamentalmente las ligadas a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), éste no es el caso de Portugal, que aportan alto valor añadido y que pueden llegar a redundar en la potenciación, a medio plazo, en un desarrollo económico propio...siempre que existan políticas gubernamentales que impulsen esta estrategia.

Los procesos de gentrificación (elitización residencial) y turistificación que expulsan a los trabajadores y sectores populares de las grandes ciudades de Portugal, encabezados de forma galopante por Lisboa, se han acelerado con el gobierno de izquierda luso. La propia Municipalidad de Lisboa (Ayuntamiento), en manos del PSP-BE, es un elemento impulsor del fenómeno al actuar “más como un mero agente inmobiliario que como un gestor de barrios, vendiendo parte del patrimonio inmobiliario y guardando el resto sin usar para futuras ventas.” Las políticas de Estado del gobierno progresista, destinadas a paliar los efectos de sustitución de viviendas de clases populares por rehabilitaciones de edificios destinadas a clases medias y altas o para estudiantes anglosajones, de la concentración de comercio de lujo de grandes franquicias internacionales y de tiendas para turistas, son parches con más intención propagandística que real. Esto es algo que se inserta en una lógica concreta, que no es otra que la de atraer inversión extranjera y proyectar una imagen “moderna” e internacional de Portugal, al precio que sea. Ya saben..."No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato." Deng Xiao Ping, gran destructor del socialismo chino. En cualquier caso, no parece que expulsar a los jóvenes, los trabajadores y las clases populares del centro de las grandes ciudades portuguesas hacia los suburbios haga mucho por reducir la desigualdad. En esto, de Bairro Alto a la Alfama, pasando por Mouraria o Santa Catarina, las políticas del PSP no se diferencian de las de Lavapiés o Malasaña con Ahora Madrid o de Chueca con el PP en el pasado. Eso sí, en Lisboa y en Madrid, con mucha bici municipal y con mucha participación empoderadora ciudadana, que es el modo de pasarle la patata caliente a los vecinos para que sean ellos los que se parten la cara con plataformas como Airbnb o con la mafia inmobiliaria, mientras se pacta con ella o, en el mejor de los casos, se mira municipalmente para otro lado. Y el PP o el PSP, en sus respectivos gobiernos del Estado, se frotan las manos, vendiendo a parcelas sus  países a la inversión extranjera.

En paralelo a estos procesos de elitización residencial y turistificación de los centros de las grandes ciudades portuguesas, vemos cómo el mercado inmobiliario de lujo se expande espectacularmente en el país vecino, no solo en Lisboa, el Algarve y Oporto sino desde Sintra hasta la ría de Aveiro, la zona de Albufeira, Volamoura o Comporta. Grandes villas de lujos, complejos residenciales, casas de vacaciones, resorts conforman un entramado de residencial para ricos y grandes fortunas en las que los precios del metro cuadrado pueden oscilar entre los 2.000 y los 14.000 €. Mientras tanto, las clases populares son expulsadas cada vez más lejos de sus anteriores asentamientos por la brutal subida de los precios destinados a vivienda hacia suburbios con deficientes equipamientos y medios de transporte.


Si hasta no hace mucho tiempo Gibraltar y Andorra (éste ultimo ha dejado de serlo) eran los paraísos fiscales conocidos que teníamos más cerca de España, Portugal lo es de un modo discreto desde hace más de 20 años, por ejemplo en la isla de Madeira, aunque ésta queda algo lejos del continente. Más de 100 millonarios españoles emplean sociedades fantasma para gestionar sus territorios en esta zona. Muchas de esas sociedades carecen de empleados y no tienen gastos de explotación. Durante muchos años el impuesto de sociedades era el 0%, aunque actualmente ha io evolucionando hacia tipos impositivos del 1 al 5% tras una inspección llevada a cabo por la UE entre los años 2000 y 2002. En cualquier caso, muy por encima de los tipos impositivos medios de cualquier país. Esto se mantiene con el actual gobierno socialista luso.

Desde 2009 Portugal ofrece a los residentes no habituales el pago de un tipo único impositivo del 20% sobre todos sus ingresos obtenidos en el país. Según las autoridades monetarias portuguesas esto tiene el siguiente objetivo: «Mediante la aplicación de un régimen tributario ventajoso sobre el impuesto de las rentas de las personas físicas (IRPF) se pretende fomentar un nuevo espíritu de competitividad en Portugal, con el que se estimule la economía y el tejido empresarial, atrayendo a profesionales no residentes cualificados en actividades de valor añadido, inversores con elevados rendimientos o un patrimonio o poder adquisitivo elevados»

Aunque no estemos hablando de un paraíso fiscal puro, lo cierto es que hoy Portugal reúne un régimen fiscal para extranjeros, fortunas y empresas que tiene ciertas características de tal. No parece que el mantenimiento de estas políticas impositivas sea muy socialista, aunque quizá sí de izquierda, tal y como va actuando la izquierda desde hace decenios, al menos en el mundo capitalista más desarrollado.

Hay una diferencia evidente entre las políticas sociales del gobierno socialista portugués y del último gobierno del PSOE y los dos posteriores del PP que debe ser señalada.

Mientras Zapatero finalizó su gobierno con recortes y ataques a las pensiones (elevando los años para poder jubilarse) y unas reformas laborales absolutamente antiobreras y Rajoy apretó las tuercas del gasto público y las contrarreformas hasta lo inimaginable, el gobierno de Costa no ha repercutido directamente sobre la clase trabajadora las medidas de austeridad en la misma medida, si bien la reducción del gasto público y de la inversión pública algún efecto negativo han tenido que tener necesariamente. En cualquier caso, los recortes sociales fueron realizadas anteriormente por el gobierno conservador de Passos Coelho.

Hasta ahí los éxitos comparativos del gobierno socialista portugués con su predecesor y con el español.

Las debilidades del gobierno luso actual son harina de otro costal.

La primera de ellas es el no haber aprovechado la crisis para potenciar un desarrollo económico propio, tanto de sus servicios como de su industria, acometiendo una modernización de su infraestructura económica y un fuerte incremento del I+D+i.

La segunda es que sus éxitos no son tanto consecuencia de sus medidas sociales, posibles por estar experimentando un repunte de la acumulación capitalista mundial a partir de 2015, por mucho que la economía del país vecino haya confiado en parte su recuperación en la demanda interna, como de las medidas estabilizadoras de los bancos centrales europeo y norteamericano que han favorecido un repunte de la acumulación capitalista mundial a partir de 2015.

Ello ha facilitado tanto la ingente inversión extranjera que ha experimentado Portugal como sus exportaciones.

Por otro lado, el rescate portugués ha sido muchísimo menos doloroso que el griego, no solo por su diferente situación sino porque, una vez domesticado el gobierno de Syriza, no era necesario aplicar por parte del capitalismo internacional y sus instituciones de La Troika escarmiento posterior similar en otros países de la UE a supuestas veleidades izquierdistas (el doble juego de Tsipras, rebelde en casa, lacayuno en el exterior indicaba la tetralidad política de la llamada izquierda radical griega). Costa y su gobierno son “pragmáticos” (liberales en la macroeconomía, levemente socialdemócratas en sus políticas sociales).

La fortísima entrada de capital extranjero, el boom inmobiliario para residentes extranjeros de rentas altas y muy altas, las bajas políticas impositivas al capital nacional y foráneo van a tener a medio plazo un impacto sobre la situación de las clases populares.

No abundaré aquí en cómo la expulsión de las clases populares de los centros históricos de las ciudades portuguesas influirán en sus condiciones económicas y de vida pero sí creo necesario señalar el modo en el que la dependencia brutal del capital extranjero que se está instalando en la economía lusa y las bajas políticas impositivas sobre las empresas impactarán sobre la clase trabajadora de dicho país.

Por un lado, la recaudación fiscal se resentirá, afectando de lleno al gasto público, que ya se ha visto notablemente reducido.

Por otro lado, la dependencia del capital extranjero acabará por impactar negativamente más temprano que tarde sobre los salarios y la calidad del empleo , ya muy deteriorada, incluso más que la española. El chantaje de las empresas extranjeras sobre las políticas gubernamentales en estos dos ratios sociales no se hará esperar, amenazando con nuevas deslocalizaciones en cuanto se planteen subidas salariales o los hoy dormidos sindicatos portugueses amarrados ahora, como los españoles, al pacto social, presionen por la mejora de la estabilidad del empleo.

Nada diré del tamaño de la deuda portuguesa (un 271% del PIB la privada y un 130% la pública) porque la deuda mundial afecta a casi todas las principales economías del mundo y, por mucho que se empeñen los neoliberales, es evidente que la deuda mundial es impagable y que la economía global actúa como un zombie que desconoce este problema.

La economía portuguesa, como la española, vive en gran medida de la aparente bonanza del capitalismo mundial que, sin embargo, no ha encontrado nuevos segmentos de mercado que generen un auténtico crecimiento y que se ha limitado a poco más que una acumulación por desposesión. Cuando los vientos de la crisis amenacen con una nueva fase de contracción de una economía mundial que, recordemos, lleva en crisis desde 1973, y cuyas fases expansivas se hacen cada vez más cortas, veremos a dos países desmantelados, Portugal y España, con economías nacionales propias absolutamente raquíticas, sin sectores emergentes con suficiente valor añadido en I+D+i y escasamente competitivos y con fuerte huida de los capitales extranjeros hacia lugares en los que la inversión les resulte más estimulante.

La crisis capitalista, y las aparentes salidas a la misma han confirmado, que tanto Portugal como España son países enormemente dependientes de las economías centrales europeas y del papel que éstas les han conferido dentro del reparto de cada país en la estructura económica de la UE como entidades de destino turístico, con economías apenas apuntaladas por un inestable sector de la construcción, al socaire de las burbujas especulativas inmobiliarias.

No es objeto de este artículo señalar el qué hacer frente a situaciones como las descritas. Lo he hecho en un importante número de artículos. A muchos de ustedes no les gusta. Tienen prisa por los cambios, pocas ganas de hacer otra cosa que delegar sus necesidades, mediante el voto, en opciones políticas que les hacen creer que sin corrupción (cuando ésta es especialmente consustancial a la fase actual de acumulación capitalista), con voluntad parlamentaria, mucha fe en cada nuevo pastor político y redes sociales que hagan de muro de las lamentaciones, la clase trabajadora y las populares saldrán del lío en el que estamos. Pueden ustedes continuar no aceptando que, mientras exista el capitalismo, el sufrimiento social continuará, alternado con decrecientes períodos de cierta bonanza personal, paulatinamente menguante cada vez para más seres humanos. A mí tampoco me gusta la fe de ustedes en los milagros, sean económicos o de Fátima.

11 de diciembre de 2017

VUELVEN LA HEROÍNA Y LOS CAMELLOS A NUESTROS BARRIOS. ES HORA DE PELEAR POR LA VIDA

Por Marat

El 21 de Noviembre pasado los medios de comunicación informaban, en medio de un ruido mediático centrado en “otras cuestiones”, de una noticia que mereció un tratamiento más destacado y una mayor acogida social de los obtenidos: la aprehensión del mayor alijo de heroína de esta droga en España por la policía. 331 kilos de enorme pureza que llegó al puerto de Barcelona, con destino a los narcopisos de Barcelona y Madrid.

Quien tuviera los oídos abiertos al mundo y a lo que en él sucede de verdad, y no a lo que nos dicen quienes marcan la agenda de nuestras vidas que hemos de escuchar, llevábamos algún tiempo oyendo que la heroína estaba empezando a asomar de nuevo en los barrios obreros, que era mucho más pura y barata que en el pasado, que una generación nueva, de nuestros jóvenes, se asomaba otra vez a la locura, que pronto no sería ya el caballo llamado muerte de los viejos yonkis en extinción sino que tendría nuevo un nuevo reemplazo de esclavos.

A los 23 años, hace ahora casi 33, mientras me quedaba solo cerrando bares con un amigo, celebrando los últimos estertores de su cumpleaños, vi los ojos parados de la muerte de una chaval que no superaría los 25 al ayudar a sacar su cadáver del water de un pub que ya no existe en la Plaza de Malasaña (Madrid).

Un mes antes perdí a otro amigo, de esos que conoces un día en el bar de la facultad y que al verano siguiente vuelve en los huesos, habiendo sido antes un gordito simpático ligón y, al preguntarle por su delgadez, te dice que por la dieta del cucurucho. Pero su atonía muscular, sus ojeras y su desinterés por todo me indicaban otra cosa. Ese curso ya no volvió tras las vacaciones de semana santa. Supe luego que había muerto y también de qué.

Casi 15 años después perdí a otro amigo más, alguien a quien había conocido como alumno de un curso que dí sobre investigación social y técnicas cualitativas. Simplemente desapareció tras haber vuelto, supuestamente, a su tierra, Gandía. La policía le dio por muerto. No pude parar su proceso de destrucción por más que lo intenté.

En mi barrió vi algunos matados hace unos 10 años. No podía evitar un sentimiento de asco y pena a partes iguales.

Me olvidé de todo después de eso.

Pero hacia finales de noviembre de este año distintos medios echaron su ojos sobre el barrio de Tetuán (Madrid) y su pretendida degradación. Hace unos 4 años trabajé durante unos meses en una zona que estaba alrededor de las calles que quedan desde la plaza de Castilla hacia Bravo Murillo, a la altura del metro de Tetuán. Noté que ante los atracos habituales, el puterió envejecido, la basura que inundaba las calles y la degradación general del barrio no había apenas intervención policial ni acción municipal que intentase dignificar la zona. A solo unas manzanas de Plaza de Castilla, a tan poca distancia de la milla de oro del capitalismo patrio e internacional.

Soy un hombre lento, que diría J.M. Coetzee. Me doy cuenta de las cosas siempre muy pasadas éstas, a veces semanas. Pensé para mí luego: alguien quiere hablar ahora de la degradación de un barrio que lleva mucho tiempo degradado. Y me vino a la cabeza El Raval, ese barrio al que siempre iba cuando viajaba a Barcelona hace años. Putas, yonkis, mezquitas fundamentalistas semilegales, sijs pacifistas, peluquerías del tercer y cuarto mundo, locutorios y tiendas de móviles para inmigrantes pobres, lavanderías, basuras en las calles, buena y mala gente, bares magníficos llenos de gente canalla y pantagruélicos bocadillos de butifarra. Un mundo imperfecto, un mundo del deshecho humano y de lo mejor que nuestra especie da, un mundo mejorable y dignificable. Lo convirtieron en un barrio al que querían llenar de centros culturales que no respondían a las necesidades sociales del barrio, en un lugar lleno de oficinas de la generalitat y el ayuntamiento, en un barrio con nuevos edificios, tras destruir los viejos, para la clase media y media alta. La pelea aún continúa. Hay quienes resisten defendiendo lo mejor del viejo barrio, luchando porque éste sea mejorado pero sin expulsar a las clases populares que lo han habitado históricamente. Contra la gentrificación.

Nunca he hecho apología de la pobreza ni de lo cutre. Creo que nos merecemos aquello por lo que peleamos, no por nacer, sino por defenderlo. Creo que hay una diferencia enorme entre defender los derechos conquistados por los explotados y hacer por ampliarlos y derrotar a nuestros enemigos de clase y pensar que los “Derechos Humanos” deben garantizarnos nada. Las cosas no vienen de cuna sino de lucha.

Dicho esto, tengo mis sospechas de que el capital, es decir, los bancos, los especuladores inmobiliarios, los constructores, determinados políticos, nos estén echando encima a la miseria asesina de los vendedores de droga en nuestros barrios con el fin de reconvertirlos en espacios para la mal llamada clase media, una vez que expulsaron a los jóvenes hace 20 años de Madrid a los pueblos del sur.

Hace pocos días supimos que la zona de Puente de Vallecas se había llenado de basura en narcopisos. Los vecinos se están organizando contra esos menuderos de la muerte. Es lo que toca y lo que hay que hacer.

Ya han entrado también en barrios como Villaverde, Latina, Usera, Carabanchel. No ha sucedido ahora. Hace tiempo de eso pero los medios de comunicación ya hablan de ello. Hay evidentes intereses en utilizar esta cuestión para fines inconfesables, económicos y políticos. Les importa un carajo la vida de las víctimas que van a caer bajo la dictadura mortal de la aguja o el chino. Madres y padres necesitan organizarse antes de que se oculte el problema humano. Todos ellos barrios de nuestra clase, la trabajadora. Podemos verlo de muchas maneras. Yo lo veo de un modo básico: van a por nosotros. Y dicho esto, creo que es el momento de organizarse.

Como pelearon las madres gallegas en su día, con Carmen Avendaño y Erguete al frente de la lucha de entonces. Es el momento de aprender de ellas. De darnos cuenta de que esos canallas asesinos van por nuestros hijos y de hacer frente a esa inmundicia. Reivindiquemos la vida, la sonrisa y la esperanza de un mundo en el que podamos ser.

En este blog no os pediré vuestro acuerdo con mi línea política pero será un lugar que expresará las voces de vuestra protesta contra los asesinos de vuestros hijos cuando queráis que lo haga. Del mismo modo os pido que en vuestra lucha no se mezclen sectas religiosas ni políticas. Mantened vuestra independencia. Será vuestra credibilidad