12 de enero de 2023

EEUU, ALEMANIA, BRASIL...¿SEGUIMOS TOLERANDO AL FASCISMO?

Por Marat

La democracia liberal (burguesa) está herida de muerte, por su flanco derecho y por su ala izquierda.

Por la derecha por la involución ideológica de gran parte de la misma, su complicidad reflejada incluso en sus gobiernos de coalición con organizaciones fascistas y la similitud programática, en muchos casos nacionales con determinados postulados de la extrema derecha, como las posturas antiinmigración.

De la izquierda, a la que cabe denominar como “los progresistas”, solo queda fracaso.

La social-liberal fue la que apostó tras el fin del modelo de Estado intervencionista, por la globalización, la deslocalización de empresas y los recortes de lo público y las coberturas sociales. Su gran preocupación se concentró en lo que llaman las clases medias.

La otra izquierda, la “radical”, es la izquierda postKumbayá, la que está transitando entré su amor al último bosquimano y su maravilloso descubrimiento de que la clase trabajadora aún existe.

Unos están siendo abandonados por segmentos de las llamadas clases medias, patrimoniales y profesionales que se descomponen o temen deshacerse hacia lo que Marx denominó como lumpemproletariado (quédense con la definición que hace Marx en El 18 Brumario porque indica con claridad lo que son determinadas clases sociales cuando se fragmentan) en brazos de la peor derecha.

Otros sin saber cómo reconquistar a la clase trabajadora ignoran aún si el camino a seguir es el de radicalizar los derechos derivados de la Revolución Francesa o la de Octubre, ignorantes de que una es heredera de la que la otra no realizó y de que su único destino lógico es asumir ambas y no limitarse a ser una socialdemocracia 2.0.

En este instante preciso, solo de un breve tiempo de oportunidad, lo que puede unir a las izquierdas pasa por actuar frente al fascismo de forma clara y decidida.

Básicamente:

  • Decreto Ley Antifascista

    • Ilegalización de las organizaciones, grupos y partidos fascistas

    • Depuración y cárcel de los elementos fascistas de la policía, el ejército, la judicatura, el empresariado, las iglesias, el funcionariado, los miembros del legislativo y del aparato mediático.

    • Identificación, persecución y represión a los trolls fascistas en redes sociales.

    • Cierre de webs, blogs y foros de debate fascistas.

    • Actuación destinada hacia las grandes redes sociales consistente en la exigencia de cierre de todo tipo de propaganda ultraderechista/fascista, so pena de que dichas redes sean bloqueadas en los países democráticos.

  • Creación de órganos específicos de unidades policiales y de inteligencia formados por elementos democráticos de amplio espectro ideológico destinados a cumplir los objetivos anteriores.

  • Apoyo, promoción y fortalecimiento de las redes democráticas antifascistas.

  • Políticas sociales que amplíen la base democrática popular de la llamada democracia liberal: ampliar las ayudas a los segmentos más depauperados de la clase media patrimonial (pequeño comercio, PyMes, pequeños agricultores,…)

  • Lucha ideológica destinada a los segmentos señalados.

  • Impedir desahucios a la clase trabajadora.

  • Ampliar los medios sanitarios hospitalarios

  • Ofrecer salidas de supervivencia a los jóvenes y viejos sin opción laboral: NO MÁS MENTIRAS FORMATIVAS Y DE EMPLEO.

  • Evitar que el cambio de modelo productivo hacia la descorbanización lo pague la clase trabajadora. En patinete o en bicicleta que vayan los empresarios, no los trabajadores

Solo con la mitad de represión al fascismo y con el 50% de las medidas sociales se salvaría la democracia liberal, lo cuál es importante para la clase trabajadora porque allá donde se impone el fascismo es dicha clase la víctima de su triunfo.

De la izquierda , la que siempre falla, porque la derecha no engaña, me queda ver lo que hará.

Las cosas no están como para una revolución proletaria….de momento.

Pero el mundo se va a poner peor que una revuelta fasciobolsonaroevangélica. Y quizá mientras piensan los burgueses en el tiempo que les queda arranquemos algo para nuestra clase.