6 de mayo de 2022

POR QUÉ EL FASCISMO TRIUNFARÁ

Por Marat

No es la primera vez que me acusan de derrotista. No será la última.

Sospecho que habrá quien me señale como profeta o justificador del fascismo. No me siento con ganas de justificarme. Creo que éste llegará...por precipitado de todo lo que le abrió la puerta, el liberalismo económico, y de todo lo que debió combatirlo e hizo justamente lo contrario, favorecerlo, la izquierda.

El fascismo actual ya no viste uniformes negros, grises o azules. Sólo pegan palizas cachorros del mismo de los que él reniega oficialmente. Pero eso no se ve en los medios de comunicación.

La mal llamada memoria histórica es una ficción. Quienes  podían sostenerla desde la experiencia del pasado ya han muerto. Hoy hablar de torturas, cámaras de gas, fusilamientos y cárceles es de mal gusto. 

Cuando habla de la inmigración como problema plantea la cuestión en los barrios de falsa clase media venida a menos, y de descomposición obrera donde quienes necesitan del Estado “benefactor” se enfrentan por los restos de la beneficiencia contra los que se buscan la vida conociendo todos los trucos de cómo hacerlo.

No es culpa del extranjero crear redes naturales de solidaridad. Es lo mejor de la naturaleza humana. Así aprenden los débiles a apoyarse y a encontrar su puerta de entrada al sistema; ese que les niegael derecho  a la supervivencia que proclama en sus leyes superiores.

Eso es algo que hemos perdido los de aquí. Nos va más ir a nuestra bola y, si al amigo (ya no hay vecinos) le va mal, que le den por el culo.

Hay una lógica del todos contra todos. Y una ira, mal dirigida que, si es contra el más débil, es criminal porque desprecia su condición y la causa que le hace ser lo que es, y que si es contra el fuerte sólo lo hace contra el estado de la situación y no contra lo que está detrás.

La inteligencia del fascismo está en dar respuestas simples para mentes torturadas con poca exigencia argumental. La irá no quiere saber de razones y motivos sino de culpables y horcas.

El fascismo de hoy ya no parecece una amenaza. Se habla de él como si no lo fuera, se  les normaliza y presenta como personajes que forman parte del menú de cada día.

Cuando el Huffington Post y Wyoming hacen coñas de quienes frivolizan el dolor, la muerte y los asesinatos políticos blanquean al fascismo por la vía blanda de ridicularizarlo cuando con ellos ya no toca broma alguna sino limpiar de ratas el sitio.

Ni Hitler, ni Mussolini, ni Franco, ni Putin son cómicos. Sólo los monstruos correspondientes a las sociedades que les hicieron posibles.

Enfrente tenemos a una izquierda que defiende un Estado del Bienestar que ya no existe. Una parte de esa izquierda fue artífice de su voladura.

La otra parte de esa izquierda ya no intenta asaltar el Estado capitalista (sólo los imbéciles de izquierda y derecha hacen como si creyesen tal cosa). Se conforman con mantener la ficción de Estado redistribuidor que ya no es ni siquiera benefactor.

La ira ante un futuro cada vez más precario, inseguro y de fin de la democracia de consumo, que se inició con la indignación de las clases medias, ya está llegando a las trabajadoras. Es reaccionaria. Abrazará el fascismo porque la izquierda no va a dirigirla sino a tratar de pararla mediante parches.

Si en el pasado el comunismo fue la esperanza de la humanidad quienes hoy usurpan su memoria son un fraude, sea como socialdemocracia bastarda o como el estalinismo más casposo.

Enfrente, una larga noche de oscuridad y repliegue.

La esperanza sólo podrá sostenerse sobre lo pequeño de cada acto solidario

3 de mayo de 2022

PEGASUS, CUANDO EL CIBERDELINCUENTE SE HACE EMPRESA

 Por Marat

Si algo me gusta del capitalismo moderno es su capacidad de convertir la iniciativa privada del emprendedor criminal por cuenta ajena de internet en gran corporación empresarial, legal o permitida, como la prostitución o la marihuana según los casos, en el país que le dé cobijo o la ilegalidad a la que el terrorismo de Estado o empresarial recurre a conveniencia.

Vivimos tiempos gaseosos del capitalismo. Éste ya no se sujeta sobre la producción del valor a partir del trabajo que transforma la mercancía en producto.

Desde que pasamos a una sociedad de servicios algo se convirtió en la posibilidad del beneficio capitalista mediante lo inmaterial.

Operamos bancariamente por la red, compramos por internet, descubrimos las nuevas sensaciones que nos permite la digitalización.

Desde que tenemos internet descubrimos que podían jodernos con virus y ser espiados. Salvo a empresas, personalidades y particularidades a las que pudieran pillar en un renuncio o nos fastidiaran alguna función del ordenador todo iba bien. Al fin y al cabo, le habíamos dado a la red las páginas porno visitadas.

En realidad eso nos importa una mierda. El número de anormales que cuentan su vida en twitter, facebook o instagram es infinito. La privacidad carece de valor. Lo que hoy marca la pauta dominante es el exhibicionismo público. El más obsceno en mostrarse se convierte en influencer.

La diferencia está ahora en que si espían a tu gobierno o a los partidos de tu país, lo que tú creas sobre la importancia de tu voto es sólo tu fantasía.