5 de diciembre de 2011

"LA MAYOR BURBUJA DE LA HISTORIA"

NOTA DEL EDITOR DEL BLOG
Reproducimos a continuación la entrevista al economista poskeynesiano Randall Wray sobre la burbuja de las commodities (mercancías valorizadas de tipo básico, generalmente materias primas), provocada en gran medida por la entrada de ingentes cantidades de capital especulativo proveniente de los beneficios generados los fondos de pensiones USA. Estos capitales han comprado índices de contratos futuros de las commodities, apostando a su subida de precios, lo que ha provocado que estos se disparen, provocando así la mayor burbuja especulativa de commodities de la historia.
Hasta aquí nada que objetar al análisis realizado por Randall Wray. El problema de las teorías de los poskeynesianos, neokeynesianos y en general de los seguidores de John Maynard Keynes aparece cuando hacen sus propuestas a futuro.
Wray propone reformas financieras desde las instituciones políticas que impida que las ganancias obtenidas por los especuladores se refugien en el mercado de commodities. Como ésta, existen otras propuestas de tipo neokeynesiano o, cuando menos, regulador tales como leyes que acaben con la opacidad bancaria, eliminación de los paraísos fiscales, reapropiación por parte de los Estados de las entidades de evaluación de riesgos,...
La pregunta es ¿porqué los socialiberales (ex socialdemócratas), buena parte de ellos keynesianos más o menos confesos, más o menos tibios o convencidos, no lo han hecho hasta el momento, porqué el Presidente Obama, asesorado por economistas de dicha corriente no lo ha hecho tampoco, porqué Sarkozy dimitió hace ya bastante tiempo de su voluntad de refundar el capitalismo?
¿Traición a sus propios ideales intervensionistas, que los políticos están comprados por los grandes capitalistas mundiales? ¿No les parece un poco simplista? Puede que cuando la indignación de la gente con la destrucción de las conquistas sociales se intenta elevar a categoría teórica resulte un desahogo para aquella disparar contra el pianista- político pero resulta muy poco explicativa.
Hasta que los keynesianos y sus “tribus” económicas herederas no den respuesta a cuestiones como las siguientes seguiré pensando que sólo son una escuela teórica que se resiste a morir entre un Adam Smith triunfante de nuevo a través de los Hayek, von Mises y otros potros de la cuadra liberal y un Marx que vuelve a emerger con toda su potencia explicativa del capitalismo y sus crisis y con una amenazante promesa para el desorden económico reinante de futura revolución social.
· ¿Acaso limitar la entrada del capital especulativo originario de determinadas fuentes de beneficio en otras concretas impedirá que aquél encuentre nuevas vías de especulación en otros sectores?
· ¿Si se llevase la regulación del capital financiero hasta sus últimas consecuencias no se produciría un colapso del capital circulante mundial, con su consiguiente rebrote de la crisis multiplicado 100 veces sobre toda la economía real?
· Si los Estados se limitan a emitir moneda a través de los bancos centrales pero el mayor montante del capital monetario acaba en manos de los especuladores, ¿cómo impedir que estos sean de nuevo los prestamistas ante la insolvencia de las administraciones públicas que provoca el control de una masa tan enorme de dinero en manos privadas? ¿Y cómo hacer tabla rasa de este hecho para imponer desde los Estados reformas estructurales de tipo financiero sobre los especuladores? ¿De dónde obtener el poder conativo necesario para imponerse sobre un capital absolutamente desembridado y desregulado?
· ¿Pueden los Estados actuales, con sus constituciones garantes de la “libertad” para la actividad económica privada imponer restricciones a esta suficientemente profundas y radicales para ser eficaces sin cuestionar la base del propio capitalismo en que se basan las actuales democracias burguesas?
Sinceramente, la psicosis de la fase actual de desvertebración capitalista es tal y tan poderosa que se hacen profundamente oportunas las frases con las que Pérez Galdós cierra la última entrega de sus “Episodios Nacionales”
“Alarmante es la palabra revolución. Pero, si no inventáis otra menos aterradora, no tendréis más remedio que usarla los que no queráis morir de la honda caquexia que invade el cansado cuerpo de tu Nación. Declaraos revolucionarios, díscolos, si os parece mejor esta palabra; contumaces en la rebeldía. En la situación a que llegaréis andando los años, el ideal revolucionario, la actitud indómita si queréis, constituirán el único síntoma de vida. Siga el lenguaje de los bobos llamando paz a lo que en realidad es consunción y acabamiento...”



Por lo demás, sería de agradecer que el señor Wray dejase de jugar a aprendiz de alquimista, mezclando su jerga neokeynseiana con el pensamiento o con categorías marxistas. El experimento no funciona. Otros antes que él, como Robert K. Merton, con su estructural-funcionalismo, lo intentaron antes con el único fin de colar un clon conservador del que pudieran picotear quienes deseasen castrar la fuerza revolucionaria de la teoría de la praxis. De todos ellos se burla Marx desde su tumba en Highgate cuando la Historia vuelve a darle la razón. No hay un camino intermedio entre el socialismo y el capitalismo. Sólo es “capitalismo de rostro humano” y ese ya se ha ido para no volver.





“LA MAYOR BURBUJA DE LA HISTORIA”
Javier Lewkowicz. Página 12

La entrada masiva de los fondos de pensión estadounidenses es el factor central que impulsa los precios de los commodities al alza. Esa es la explicación que el economista heterodoxo Randall Wray ofrece para analizar lo que llama “la mayor burbuja en la historia”. Wray es profesor de la Universidad de Missouri-Kansas City, en los Estados Unidos, e investigador del prestigioso Levy Institute. Discípulo de Hyman Minsky, se enrola en la corriente poskeynesiana que recupera buena parte de la tradición de Keynes y la articula con conceptos marxistas y sraffianos. Wray se especializó en teoría monetaria, mercados financieros y macroeconomía. Dialogó con Cash acerca de la magnitud de la actual tendencia a la suba de los commodities y sus causas, entre las cuales sobresale la entrada de los fondos de pensión. Analizó el impacto de China y pidió aplicar una “reforma estructural que elimine a la clase rentista”.

¿Cómo describe el fenómeno de la suba generalizada en el precio de los commodities?
–Para resumirlo, desde 2004 a 2008 experimentamos la mayor burbuja de commodities de la historia. Si se observan los 25 commodities más comercializados, los precios se han duplicado en el curso de ese período. Para los ocho productos más intercambiados, la suba fue mucho más espectacular. De acuerdo a un análisis del estratega de mercado Frank Veneroso, durante el siglo XX sólo hubo 13 episodios en los cuales el precio de un commodity en particular creció un 500 por ciento o más. Pero en 2004-2008, hubo ocho commodities cuyos precios mostraron ese desempeño: fuel-oil (suba de 1313 por ciento), níquel (1273 por ciento), petróleo crudo (1205), plomo (870), cobre (606), zinc (616), estaño (510) y trigo (500 por ciento).

También subieron mucho otros commodities.
–Sí. Muchos otros commodities agrícolas, vinculados a la energía y metalíferos también tuvieron muy importantes aumentos de precios, aunque por debajo de los ratios anteriores. Para los 25 commodities que usualmente se incluyen en los índices, la suba de precio promedio desde 2003 ha sido 203 por ciento. El Congreso de los Estados Unidos comenzó a investigar esa burbuja y los inversionistas, preocupados, retiraron una porción significativa de sus fondos especulativos, lo que produjo que la burbuja en 2008 colapsara. Sin embargo, cuando el Congreso pasó a ocuparse de la crisis, el techo de deuda de los Estados Unidos y otras cuestiones, los especuladores volvieron.

¿En qué medida la suba actual contrasta con la tendencia histórica a la baja de precios en términos relativos de los bienes primarios?
–En un paper de abril de 2011, el experto Jeremy Grantham analizó la burbuja de los commodities durante última década, trabajo que Veneroso amplió en un trabajo reciente. Toman los 33 commodities más comercializados, desde oro y petróleo hasta caucho, semillas de lino, yute, madera contrachapada y fosfato diamónico. Durante los últimos 110 años, el índice de precios compuesto por esos 33 bienes ha declinado a una tasa anual de 1,2 por ciento. A pesar de que la demanda de esos 33 commodities ha crecido mucho a lo largo del siglo, nuevas técnicas de producción, sumadas a una exploración satisfactoria, derivaron en una tendencia de precios declinante. El movimiento actual de precios es una desviación asombrosa de la tendencia general. Es un boom sin precedentes. Nada ni siquiera cercano a esto ha sucedido antes, en ningún mercado, incluyendo la burbuja tecnológica y la de las hipotecas.

¿Por qué sostiene que la operatoria de los fondos de pensión explica el movimiento de los precios?
–Los especuladores han estado siempre presentes en los mercados de futuros de los commodities. Usualmente los vendedores de commodities quieren asegurarse un precio alto, y los compradores quieren protegerse de las fluctuaciones de mercado asegurándose un precio bajo. Entonces los mercados de futuros se desarrollan para juntar a ambas partes, permitiendo que cada lado se cubra. Los especuladores llenan el espacio entre la parte vendedora y la compradora. Pero el tema es que los especuladores normales nunca son apostadores hacia un solo lado, algunos piensan que el precio va a subir y otros que va a bajar. El fenómeno inusual que se verificó en el curso de este boom de precios ha sido la entrada de fondos de un monto descomunal que tomaron una apuesta única: que los precios subieran.

¿Cómo?
–Prefiero no entrar en tecnicismos, pero estos fondos no compran directamente commodities ni tampoco contratos futuros. En lugar de ello, compran índices de contratos futuros. Es una apuesta pura que indexa los precios. El experto en esta materia, Mike Masters, los llama “especuladores de índices” y alrededor del 85 por ciento del dinero de ese negocio viene del sistema estadounidense de fondos de pensión. Estos fondos han acumulado una riqueza financiera que equivale al 75 por ciento del PIB de los Estados Unidos, así que son enormes. Si dirigen, digamos, sólo el 5 por ciento de la inversión hacia los índices de commodities, hacen subir los precios. Y por complejas razones, es el índice de precios el que determina los precios spot, el valor al que el commodity se vende en este momento. De manera que son estos especuladores los que empujan hacia arriba los precios de los commodities del mundo real.

Usted afirma que los fondos de pensión recurrieron a los commodities porque esos bienes no estaban correlacionados con otros productos financieros, lo que permite reducir el riesgo. Sin embargo, después de este proceso que describe, la vinculación entre los distintos mercados se ha vuelto más estrecha
–Distintos estudios han demostrado que los commodities y otros activos financieros no estaban correlacionados antes de 1999, por eso los fondos de pensión fueron advertidos que ante un crac de mercado podrían diversificar el riesgo si invertían en commodities. El problema es que la falta de correlación existió sólo porque a los fondos de pensión no les era permitido entrar en los mercados de commodities. Eso cambió cuando Estados Unidos aplicó la desregulación en 1999. Una vez que los fondos de pensión comenzaron a entrar en esos mercados, a través de contratos de futuro e índices, la correlación aumentó y llegó al 100 por ciento. Esta es la explicación: a medida que el mercado de activos financieros (los stocks) crece, los fondos de pensión tienen mayor riqueza financiera para invertir y entonces se mueven hacia commodities, lo que empuja sus precios. Entonces, más fondos invierten en stocks y commodities. Pero digamos que los precios de los stocks caen, los especuladores deben vender otros activos, incluyendo commodities, para cubrir desfasajes financieros en sus balances, lo que lleva a que caigan los precios de los commodities. En la crisis financiera global desatada en 2008 observamos que todos los activos tienen una correlación que se acerca a la unidad.

Si los fondos de pensión están detrás de la suba de precios, ¿un cambio en la regulación financiera podría hacer que los precios caigan?
–Absolutamente. Los fondos de pensión representan el 85 por ciento de la especulación con índices. Si se los forzara a salir de esas inversiones, el principal impulso para la suba se iría. En el otoño de 2008, cuando los fondos de pensión sacaron un tercio de su dinero de los índices, el precio del petróleo cayó desde 150 dólares hasta 50 dólares el barril. Estoy seguro de que la especulación con los índices no es el único factor detrás del alza de los precios de los commodities, ya que una parte se explica por cuellos de botella del mundo real. De forma que no digo que todos los precios de los commodities caerían en una proporción de dos tercios. Pero el boom se terminaría.

Una explicación común es que la demanda de commodities creció fuertemente impulsada por China e India. Al menos en el caso de los alimentos, con una oferta relativamente fija y Estados Unidos que demanda biodiésel, los precios suben.
–Hay algo de eso, pero son los precios de 33 commodities los que gozan del boom, no sólo alimentos. Además, la noción de que la oferta de alimentos está fija es errónea. La mayor causa de hambre en el mundo es el acceso injusto a la comida; no la falta de capacidad para producirlo. Buena parte del mundo sólo necesita una redistribución de la tierra para incrementar la oferta de alimentos. Además, Canadá y Estados Unidos podrían incrementar enormemente su producción si la demanda efectiva fuera suficiente. Sin embargo, no defiendo la política de los Estados Unidos de subsidio a la producción de maíz y soja para producir biodiésel o carne barata. Son prácticas altamente ineficientes.

Algunos economistas explican el boom de commodities a partir de la muy baja tasa de interés de la Reserva Federal. ¿Esa hipótesis es contradictoria con la suya?
–Yo sigo a Keynes en el pedido de la eutanasia del rentista a través de una política de baja tasa de interés. El problema es que hay muchísimo dinero buscando altas tasas de retorno, en relación con las oportunidades de inversión del mundo real. La solución no es aumentar la tasa de interés de referencia, hay que borrar a la clase rentista y reducir el monto del dinero en los fondos de inversión. Este es un gran desafío, pero Hyman Minsky dijo que nos habíamos movido hacia la fase del capitalismo dominada por el dinero, una forma altamente inestable que deriva en una inequidad excesiva que es inconsistente con la democracia. La solución no es tratar de salvar a los inversores sino deshacerse de ellos a través de reformas fundamentales

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