9 de noviembre de 2011

RAJOY EN 1983

Rajoy muestra su ideología en dos artículos de 1983. No se la pierdan. Llamarlo nazi, se queda corto.
Mariano Rajoy Faro de Vigo 8-11-2011 a las 16:27

www.kaosenlared.net/noticia/rajoy-en-1983

Rajoy en 1983 era un franquista ( ¿todavía? ) y un lector de ideólogos del último franquismo como Gonzalo Fernández de la Mora y su libro "La envida igualitaria" según el cual los mejores hombres del país debían ocupar los mejores puestos del país, en un elitismo total, ignorando las críticas de la izquierda, puesto que esas críticas obedecían a su envidia que era también la fuerza que estaba detrás del ansia igualadora de la izquierda.
Es dudoso que los dirigentes del Partido Popular actual hayan "evolucionado" en su pensamiento político, lo más probable es que sigan siendo franquistas y elitistas en secreto, reservando su discurso políticamente correcto y curado de franquismo para las entrevistas oficiales y los mítines televisados.
Todos sabemos que cuando mande Rajoy, obligará a los obreros a producir más, dará más facilidades a los empresarios para despedirlos y volverá al desarrollismo salvaje de los años de Aznar, que es la única solución que entra en su cabeza para salir de esta crisis económica.
Ver los artículos con Rajoy en 1983 aquí:


IGUALDAD HUMANA Y MODELOS DE SOCIEDAD
Mariano Rajoy Brey (*)
(Diputado de AP. en el Parlamento gallego)
Uno de los tópicos más en boga en el momento actual en que el modelo socialista ha sido votado mayoritariamente en nuestra patria es el que predica la igualdad humana. En nombre de la igualdad humana se aprueban cualesquiera normas y sobre las más diversas materias: incompatibilidades, fijación de horarios rígidos, impuestos –cada vez mayores y más progresivos- igualdad de retribuciones…En ellas no se atiende a criterios de eficacia, responsabilidad, capacidad, conocimientos, méritos, iniciativa o habilidad: sólo importa la igualdad. La igualdad humana es el salvoconducto que todo lo permite hacer; es el fin al que se subordinan todos los medios.
Recientemente, Luis Moure Mariño ha publicado un excelente libro sobre la igualdad humana que paradójicamente lleva por título “La desigualdad humana”. Y tal vez por ser un libro “desigual” y no sumarse al coro general, no ha tenido en lo que ahora llaman “medios intelectuales” el eco que merece. Creo que estamos ante uno de los libros más importantes que se han escrito en España en los últimos años. Constituye una prueba irrefutable de la falsedad de la afirmación de que todos los hombres son iguales, de las doctrinas basadas en la misma y por ende de las normas que son consecuencia de ellas.
Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “Leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación. Cuando en la fecundación se funde el espermatozoide masculino y el óvulo femenino, cada uno de ellos aporta al huevo fecundado –punto de arranque de un nuevo ser humano- sus veinticuatro cromosomas que posteriormente, cuando se producen las biparticiones celulares, se dividen en forma matemática de suerte que las células hijas reciben exactamente los mismos cromosomas que tenía la madre: por cada par de cromosomas contenido en las células del cuerpo, uno solo pasará a la célula generatriz, el paterno o el materno, de ahí el mayor o menor parecido del hijo al padre o a la madre. El hombre, después, en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en él se nos han transmitido todas nuestras condiciones, desde las físicas: salud, color de los ojos, pelo, corpulencia…hasta las llamadas psíquicas, como la inteligencia, predisposición para el arte, el estudio o los negocios. Y buena prueba de esa desigualdad originaria es que salvo el supuesto excepcional de los gemelos univitelinos, nunca ha habido dos personas iguales, ni siquiera dos seres que tuviesen la misma figura o la misma voz.
Esta búsqueda de la desigualdad, tiene múltiples manifestaciones: en la afirmación de la propia personalidad, en la forma de vestir, en el ansia de ganar –es ciertamente revelador en este sentido la referencia que Moure Mariño al afán del hombre por vencer en una Olimpiada, por batir marcas, récords…-, en la lucha por el poder, en la disputa por la obtención de premios, honores, condecoraciones, títulos nobiliarios desprovistos de cualquier contrapartida económica…Todo ello constituye demostración matemática de que el hombre no se conforma con su realidad, de que aspira a más, de que busca un mayor bienestar y además un mejor bien ser, de que, en definitiva, lucha por desigualarse.
Por eso, todos los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican la igualdad de riquezas –porque como con tanta razón apunta Moure Mariño, la de inteligencia, carácter o la física no se pueden “Decretar” y establecen para ello normas como las más arriba citadas, cuya filosofía última, aunque se les quiera dar otro revestimento, es la de la imposición de la igualdad, son radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y progreso y por ello, aunque se llamen así mismos “modelos progresistas” constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos, que la imposición de esa igualdad relajaría a cotas mínimas al privar a los más hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores…de esa iniciativa más provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única que hasta la fecha de hoy han logrado imponer.


FARO DE VIGO, 4 de marzo de 1983
LA ENVIDIA IGUALITARIA
Mariano Rajoy Brey
Presidente de la Diputación de Pontevedra

Hace algunos meses “FARO DE VIGO” tuvo la gentiliza de acceder a la publicación de un artículo en el que comentábamos un libro a nuestro juicio apasionante. “”La desigualdad humana” de Luís Moure-Mariño. Hoy pretendemos descubrir otro libro no menos magistral que analiza con profusión de detalles y argumentos aquella afirmación y el consiguiente problema de la igualdad-desigualdad humana, pero que añade a este estudio el de otro tema no menos importante e íntimamente unido al primero, cual es el de la envidia, uno de los más graves y perniciosos de los pecados capitales. El libro lleva por título “La envidia igualitaria”. Su autor Gonzalo Fernández de la Mora. De entre sus pocas más de doscientas páginas, cuya lectura recomendamos a todos aquellos que quieran ampliar sus conocimientos sobre el hombre, destacaremos tres aspectos concretos y por encima de todo un mensaje general.
La primera parte de “La envidia igualitaria” tiene como objetivo básico, ampliamente logrado por cierto, el recopilar los escritos históricos sobre la envida. En ella se sintetizan los diversos estudios y opiniones que a lo largo de los tiempos ha provocado el pecado de la envidia. Desde los griegos hasta los contemporáneos pasando por los latinos, Sagrada Escritura, la patriótica, los medievales, los renacentistas, barrocos y modernos, todos los grandes pensadores han denunciado la malignidad de ese sentimiento.
En el segundo apartado del libro, Gonzalo Fernández de la Mora analiza de manera exhaustiva y profunda el problema de la envida –a la que define como “malestar que se siente ante una felicidad ajena, deseada, inalcanzable e inasimilable”-, de su utilización política (vaguedades como “la eliminación de las desigualdades excesivas”, “supresión de privilegios”, “redistribución”, “que paguen los que tienen más…” son utilizadas frecuentemente por los demagogos para así conseguir sus objetivos políticos), las defensas ante la misma (la huida, la simulación y la cortesía son medios de que tiene que valerse el “envidiado” para evitar el provocar el sentimiento), y la manera de superarla que es la autoperfección y la emulación.
Por último, el autor dedica unas brillantes páginas a demostrar el error en que incurren quienes a veces conscientemente y utilizando el sentimiento de la envida y otras sin valorar el alcance de sus aseveraciones, sostienen la opinión de que todos los hombres son iguales y en consecuencia tratan de suprimir las desigualdades: El hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, color de la piel… y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político (“no hay sociedad sin jerarquía”), tampoco la de la autoridad (¿sería posible equiparar la autoridad de todos los miembros de un mismo gremio, por ejemplo, de todos los pintores o los cirujanos?), o la de la actividad (es difícil imaginar un ejército en el que todos fueran generales; o una universidad en la que todos fueran rectores), o la del premio, o la de oportunidades (las circunstancias, temporales, geográficas y familiares colocan inevitablemente a los individuos en situaciones más o menos favorables, nadie tiene la misma oportunidad mental, ni histórica, ni nacional: no es igual nacer en EE.UU. que en U.R.S.S.); ni siquiera la económica: “allí donde se ha implantado una cierta igualdad pecuniaria –mediante la nacionalización de los medios de producción, la abolición de la herencia, la supresión de las rentas del capital y la equiparación de casi todos los salarios- se han radicalizado las inevitables desigualdades de poder, creadores de desigualdades económicas quizá no monetarias, pero espectaculares. Aunque la cuenta corriente de Stalin no fuera superior a la del más mísero music, nadie podría afirmar la igualdad económica de ambos. Para imponer tal igualdad habría que eliminar el poder político, lo que es imposible”.
Pero si importantes son todas y cada una de estas ideas, individualmente consideradas, a todas ellas trasciende el mensaje, o la pretensión final del autor sobre la que entiendo todos los ciudadanos y particularmente los que asumen mayores responsabilidades en la sociedad, debemos reflexionar. Demostrada de forma indiscutible que la naturaleza, que es jerárquica, engendra a todos los hombres desiguales, no tratemos de explotar la envidia y el resentimiento para asentar sobre tan negativas pulsiones la dictadura igualitaria. La experiencia ha demostrado d de modo irrefragable que la gestión estatal es menos eficaz que la privada. ¿Qué sentido tienen pues las nacionalizaciones? Principalmente el de desposeer –vid. RUMASA-, o sea, el de satisfacer la envidia igualitaria. También es un hecho que la inversión particular es mucho más rentable no subsidiaria. Entonces ¿Por qué se insiste en incrementar la participación estatal en la economía? En gran medida, para despersonalizar la propiedad, o sea, para satisfacer la envidia igualitaria. Es evidente que la mayor parte del gasto público no crea capital social, sino que se destina al consumo. ¿Por qué, entonces, arrebatar con una fiscalidad creciente a la inversión privada fracciones cada vez mayores de sus ahorros? También para que no haya ricos para satisfacer la envidia igualitaria. Lo justo es cada ciudadano tribute en proporción a sus rentas. Esto supuesto, ¿por qué, mediante la imposición progresiva, se hace pagar a unos hasta un porcentaje diez veces superior al de otros por la misma cantidad de ingresos? Para penalizar la superior capacidad, o sea, para satisfacer la envidia igualitaria. Lo equitativo es que las remuneraciones sean proporcionales a los rendimientos. En tal caso ¿por qué se insiste en aproximar los salarios? Para que nadie gane más que otro y, de este modo, satisfacer la envidia igualitaria. El supremo incentivo para estimular la productividad son las primas de producción. ¿Por qué, entonces, se exige que los incrementos salariales sean lineales? Para castigar al más laborioso y preparado, con lo que se satisface la envidia igualitaria. Y así sucesivamente. Juan Ramón Jiménez lo denunció en su verso famoso “Lo quería matar porque era distinto”; y el poeta romántico Young dio en la diana cuando afirmó “todos nacemos originales y casi todos morimos copias”. Al revés de lo que propugnaban Rousseau y Marx la gran tarea del humanismo moderno es lograr que la persona sea libre por ella misma y que el Estado no la obligue a ser un plagio. Y no es bueno cultivar el odio sino el respeto al mejor, no el rebajamiento de los superiores, sino la autorrealización propia. La igualdad implica siempre despotismo y la desigualdad es el fruto de la libertad. La aprobación por nuestras Cortes Generales de algunas leyes como la última de la Función Pública constituye un claro ejemplo de igualdad impuesta pues pretende equiparar a quien por capacidad, trabajo y méritos son claramente desiguales y sólo va a servir para satisfacer ese gran mal que constituye la envidia igualitaria. Frente a ella sólo es posible la emulación jerárquica: hagamos caso de la sentencia de Saint-Exupery “Si difiero de ti, en lugar de lesionarte te aumento”.

FARO DE VIGO, 24 de julio de 1984

12 comentarios :

  1. Vaya perlas! Gracias por ponerlas al alcance del público. ¿No tienes copias escaneadas?

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  2. Nunca he deseado más que la gente cambie, porque si sigue pensando lo mismo, vamos a tener un problema los próximos años (hasta las elecciones anticipadas de marzo de 2014, je, je, je…

    Difundo este post. Un saludo.

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  3. Parece que te leen Marat, te han copiado varios medios al día siguiente.

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  4. A Rajoy le sobra el cromosoma 24, y el 25, y el 26, y el...

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  5. Encontré el PDF

    http://www.cadenaser.com/static//especiales/documentos/Rajoy_farodeVigo.pdf

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  6. Mi interpretación personal sobre este asunto, es que hay que hubicarlo en el contexto histórico de cuando lo escribió; pocos años después de la transcisión en donde la izquierda castigada y marginada de la era franquista, hacía uso del victimismo historico, para ganar adeptos con la ideología populista que la caracteriza. Así que con ideales tan opuesto, era dificil no mantenerse imparcial y no caer en argumento mas cerca del nacional socialismo nazi que de otra mas humana e igualitaría, porque una cosa es como son las cosas, y otra como deberían de ser, por ejemplo, sostener que en el mundo en el que vivimos son necesarios los ejercitos para mantener la paz, es un hecho, ya que posiblimente un pais sin ejercito sería envadido por otro rapidamente, pero otra cosa es, idealizar e ideogilizar la guerra y la violencia como único y verdadero camino para mantener la paz. Por el mismo orden de cosas, la estructura social romana, no podía entenderse sin, esclavos y amos, o vencedores y vencidos, ya que el pilar de su sociedad radicaba en la desigualdad humana que tanto predicaba este señor, y no por eso, hemos desarroyado sociedades mas igualitarias. La mayor desiguldad al nacer, es la del sexo, y no por eso, no hay que buscar la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. Los ideologos de corte razista también esgirmen argumento de la desigualdad palpable como color de piel, complexió, rasgos y faciones, o tendencias y cultura, para mantener y apoyar la segregación racial. Si repasas el articulo dice cosas como: nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación.
    o cosas como:
    La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas
    o cuando cita a un escritor:
    El hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, color de la piel… y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político (“no hay sociedad sin jerarquía”),

    Osea; Elitista, clasista, sexista y hasta puede ser racista.
    Estos es llanamente sin decirlo expresamente, que una clase alta, ya sea por posición social, abolengo o capacidades intelectuales minoritaría tiene derecho a regir el destino de la una mayoría obrera, pobre e incapacitada intelectualmente, y todo ello apoyandose en el argumento que la igualdad salarial y social que propopía la izquierda mas reflactaria, impide el desaroyo humano, ya que no premia el esfuerzo, las capacidades o el sacrificio (cosa totalmente cierta en los regímenes comunistas)
    Osea y para terminar:
    Tan solo hablar y reflexionar sobre este tema en los terminos en los que lo hizo el señor Rajoy por aquellos tiempo, demuestran, según mi parecer, lo poco evolucionado que estaba, en terminos de igualdad e equidad humano.

    Un abrazo.

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    1. Yo de ti, empezaría por leer más y escribir menos. Leer, no solo ayuda con las faltas de ortografía, sino que además, ayuda a pensar y a saber qué escribir después.
      Un Saludo.

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  7. Se me han saltado las lágrimas leyendo este texto, sobre todo el primero. Me ha producido terror. Yo estudio sociología, y lo primero que nos enseñaron es a rechazar por activa y por pasiva la palabra "NATURAL". El objetivo es conocer la diversidad humana sin naturalizar ningún estado de cosas, que legitime un statu guo y eluda la investigación (o la esperanza). Los antropólogos desistieron en su intento de encontrar la ESENCIA humana natural. Dado que pudieron constatar la gran diversidad humana y las diferencias culturales a lo largo y ancho de este planeta, no pudieron encontrar "principios claros subyacentes" que fueran absolutos en nuestra especie. Más bien prevalecían las formas de organizar el lenguaje y la cultura.
    Me ha dado PENA el texto de Rajoy, PORQUE CON MIS 21 AÑITOS CREO QUE TENGO MUCHO QUE EXPLICARLE, MUCHOS MÁS TEXTOS QUE RECOMENDARLE, QUE LA BASURA BIOLOGICISTA, POCO RIGUROSA, PANFLETISTA QUE AL PARECER EL HA LEÍDO.
    Lo primero que le diría es que cientos de científicos sociales (no biólogos, la biología para los animales por fa) han hablado de que una cosa es la DIFERENCIACIÓN SOCIAL, y otra muy distinta es la DESIGUALDAD SOCIAL. La primera, viene dada por las vicisitudes de esos genes que juegan a combinarse. como bien nos explica Rajoy con la bata blanca. Pero lo segundo, la desigualdad social, es un PRODUCTO CULTURAL, ya que presenta muy diversas formas y GRADOS en distintas civilizaciones.
    SIMPLEMENTE PONER "DIFERENTE" DONDE ÉL PONE "DESIGUAL", Y EL TEXTO, INCLUSO, PODRÍA TENER SENTIDO. pero es un error conceptual y epistemológico grave,

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    1. Bueno, el Sr. Rajoy no es que no esté informado o a falta de leer tal o cual articulo clarificador. No necesita nada de eso. El está en los estamentos del Poder capitalistas, que es la clase dominante en nuestra sociedad. Y existe un axioma universal que afirma que la ideología dominante en una sociedad es la creada por su clase dominante Ello quiere decir los valores, éticos-morales-políticos-económicos-estéticos…..absolutamente todos, son creados y difundidos por la clase dominante, y que es por estas tierras de occidente, el salvaje capitalismo neoliberal. A la hora de definir sus valores, la lógica y la rigurosa aplicación de la “verdad” la “justicia” la “libertad” etc. les suele resbalar como diría un castizo. Este maravilloso sistema capitalista ,podríamos decir ,que solo tiene un VALOR que lo condiciona todo, y es el “valor del lucro”, LA GANANCIA, Lo que hace que sus baremos “lógicos-éticos” estén condicionados por el beneficio, Todo su mudo es; productores, producto, mercado , ganacia ,o perdida etc.
      El crear falsas ideologías, o el lavar el cerebro al ciudadano es puro marketing, recomendaciones de sus asesores de mercado.

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    2. Es más… Habla de oídas, o cuanto menos, presumiendo de saber de algo en lo que es un auténtico analfaburro.
      1)No tenemos 24 parejas de cromosomas en cada célula, sino 23 parejas. 24 parejas tienen los chimpancés: quizá una confesión de su naturaleza inhumana.
      2)Es mentira que los cromosomas pasen, enteros, del padre o la madre, al hijo. En la meiosis, necesaria para formar los gametos (espermatozoides u óvulos), que consta de dos mitosis seguidas con una reducción del número de cromosomas (de parejas a cromosomas “solteros”) a la mitad en la primera, hay antes de la primera división celular una recombinación genética entre ambos cromosomas de cada pareja, de tal forma que los genes del padre se cruzan con los de la madre antes de formar los propios óvulos o espermatozoides.
      De hecho, la frecuencia de recombinación y su coincidencia entre distintos genes se usa como medida de la distancia que hay entre los genes, y así se facilita (o facilitaba) su búsqueda… Así de claro.
      3)El coeficiente intelectual no sólo no se hereda, sino que es quizá de las cosas menos dependientes de la herencia. Por ejemplo: una deficiencia de hierro en la etapa embrionaria/fetal y/o en los primeros meses después del nacimiento, aunque luego se tome hierro suficiente o incluso de sobra durante el resto de la vida, produce sí o sí un bajo coeficiente intelectual, ya que el hierro es tan vital para el desarrollo y funcionamiento del cerebro que, por poner un dato, más de la mitad del hierro no sanguíneo (que no es del plasma ni tampoco de la hemoglobina de los glóbulos rojos) se encuentra en el cerebro.
      4)Usa una clarísima falacia dialéctica consistente en enumerar verdades y/o verdades a medias y, entre medias, colar una mentira como si fuera otro axioma: “La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político”. La igualdad biológica no es posible, pero la igualdad social y política es sólo, y digo sólo, fruto de una combinación de la situación biológica y, sobre todo, las trabas/oportunidades que te brinde la sociedad en la que vives.
      5)Le podría contestar con el concepto de Ubuntu. Sí sí, del que toma el nombre ese sistema informático… Dicen que un antropólogo en África dijo, en una especie de experimento social, a unos niños de la tribu, que quien ganara la carrera se llevaba el canasto de frutas; pues bien: cuando dio la señal de salida… Los niños se cogieron de la mano y recorrieron juntos el camino hasta el canasto, para acto seguido compartir las frutas entre todos. Él, sorprendido, les preguntó que por qué no habían competido si uno podía llevárselo todo, y le respondieron: “Ubuntu… ¿Cómo iba a ser uno de nosotros feliz, si todos los demás están tristes?” El hombre se quedó “de piedra”.
      La palabra “Ubuntu” viene de una expresión popular, “umuntu, nigumuntu nagamuntu”, que viene a significar “una persona es persona a causa de los demás”.
      http://es.wikipedia.org/wiki/Ubuntu_(filosof%C3%ADa)
      http://iniciativadebate.org/2012/04/10/ubuntu-esto-es-civilizacion
      Eso es ser civilizados. Ahí se demuestra que los civilizados son ellos y los salvajes “nosotros”, sobre todo especímenes fascistas como este cristonazi llamado Rajoy.

      P. D.: Los dos artículos de periódico del nazi Rajoy que salen en este artículo los conocía desde 2004 ó 2005, no recuerdo bien. Por entonces se llamaba la página “www.aznar.net”, y luego pasó a llamarse www.losgenoveses.net: vienen ambos artículos, los originales, en PDF.
      Llevaba yo varios años avisando… Esto pasa por no hacer caso de la evidencia y votar a tu verdugo: que te corta la cabeza.

      Salud y que sobrevivamos a este cuatrienio negro de transición tipo Hitler.

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  8. Buen artículo y comentario el escrito por Rafa pone las cosas en su sitio y enseña al que quiere o puede informarse de las mentiras dichas por pasiva y activa de los "padres de la patria". Estamos en una vuelta al pasado, no es una crisis, nos llevan directos a los años 40, vivir para ver, con 78 años emito este juicio, desearía equivocarme, salud

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